Los mercados se agriaron el día después del dramático tapering (reducción del programa de alivio cuantitativo, o QE) de la Reserva Federal de EEUU de sus compras de activos de US$85 mil millones a US$75 mil millones al mes, a medida que el dólar subió y los vulnerables mercados emergentes estuvieron bajo presión.

El taper anunció una nueva era de fortaleza del dólar, con la moneda de EEUU 0,6% más alta contra una canasta de monedas, a medida que los bonos del Tesoro subieron y el real brasileño y  la lira turca se vendieron.

Los movimientos del mercado marcarían problemas en el futuro, tanto para la Fed como para los mercados emergentes, con una moneda más fuerte arrastrando el crecimiento de EEUU y el renovado riesgo de la salida de capitales de las economías más débiles cuando el tapering continúe en 2014.

"A las divisas de los mercados emergentes no les gusta la idea de un tapering por parte de la Fed", dijo Marc Chandler, jefe de estrategia cambiaria en Brown Brothers Harriman. A pesar de la idea de que los inversionistas globales ya habían reasignado sus carteras desde que una reducción de compras empezó a ser una opción en mayo, "el comportamiento del precio sugiere lo contrario", dijo.

Cuando las tasas de interés de EEUU eran bajas y caían, grandes cantidades de capital fluyeron hacia los mercados emergentes en busca de mayores rendimientos, pero a medida que EEUU se recupere, ese proceso podría revertir.

En su conferencia de prensa, el presidente de la Fed, Ben Bernanke, sugirió que el plan predeterminado de la Fed es disminuir US$10 mil millones por reunión si la economía sigue mejorando, dada la confianza de los mercados de que la política de EEUU ha llegado a un punto de inflexión.

El real brasileño cayó 1,2%, mientras que el won coreano cayó 0,9% y la lira turca se acercó a un mínimo histórico frente al dólar a raíz de la decisión de reducción.

Las monedas de las llamadas 'cinco frágiles' economías de mercados emergentes -Brasil, Indonesia, Turquía, India y Sudáfrica- son consideradas como las más vulnerables.

Turquía depende de la entrada de capitales de corto plazo para financiar más del 80% de su obstinadamente elevado déficit de cuenta corriente, haciéndolo vulnerable a una salida de capital especulativo, pese a que cuenta con un pequeño déficit fiscal y baja deuda pública.

El rendimiento de bonos del Tesoro a 10 años subió a 2,95%, poco menos de su máximo de 3% este año, con el rendimiento de los bonos a cinco años aumentando más fuertemente por 14 puntos base, hasta 1,66%. Eso sugiere que los mercados se están replanteando su respuesta inicial al taper y lo consideran como un movimiento mucho más duro.

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