SI EN 2015 y 2016 los ojos estaban puestos en la caída del precio del cobre y en la reducción de costos; en 2017, en los efectos de la huelga de 44 días de la principal productora de cobre del mundo Escondida; este año las 25 negociaciones colectivas que deberá enfrentar la gran minería se llevarán la atención.
Con un precio del metal rojo superando la barrera de los US$3 la libra, se le ha abierto el apetito a los sindicatos, que esperan mejorar sus condiciones laborales luego de un período de postergación de cuantiosos acuerdos producto del fin del boom minero.
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Y los últimos cierres de procesos han marcado un nuevo hito. Esta semana, el sindicato de Lomas Bayas logró sortear la huelga legal luego de acordar un nuevo contrato colectivo con un reajuste del 2% en sus sueldos y un bono de unos $6,5 millones. Anteriormente, Minera Centinela del grupo Antofagasta Mineras sorprendió al mercado al cerrar un acuerdo colectivo con tres sindicatos -que suman unos 1.500 trabajadores- con un bono por término de negociación de $14 millones brutos y un reajuste de 2%, entre otros beneficios. El convenio colectivo estará vigente hasta el 2020.
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"Este entendimiento nos permitirá focalizarnos durante los próximos tres años en optimizar nuestras operaciones, lo que permitirá el desarrollo del distrito minero, algo que sin duda será positivo para todos", comentó al cerrar el acuerdo Andrés Hevia, Gerente General de Minera Centinela.
Incluso la Empresa Nacional de Minería (Enami) cerró a fines de la semana pasada un acuerdo con 118 trabajadores de Paipote, un trato que consideraba $3 millones por concepto de bonos, un reajuste real sobre IPC de 1%, incremento en la asignación de vacaciones y un préstamo blando de $1,5 millones, entre varios otros beneficios. Esto, pese a registrar una serie de años con pérdidas.
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Con todo lo anterior, uno de los actores que ha mirado de cerca el cierre de dichos procesos es Codelco, que durante el período de "vacas flacas" aplicó una dura política de austeridad, rebajando hasta en 40% los bonos de término de conflicto y sin aplicar reajuste real. Esto, a cambio de contratos de más corta duración.
Pero ahora el panorama es distinto, el cobre se cotiza cerca de los US$3,20 la libra y hay perspectivas de que dicho precio incluso mejore. Esto, pesará en un momento en que la estatal debe enfrentar 18 negociaciones colectivas este año, entre ellas con el sindicato de trabajadores de El Teniente.
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Sin embargo, desde la administración han dado una señal a los sindicatos, asegurando que si bien efectivamente hay un nuevo escenario de precios, el mejoramiento de las condiciones laborales debe ir acompañada de una mejor productividad. "Si hay productividad generada hay una buena razón para compartir. Si no la hay, de dónde vamos a sacar. Nosotros vamos a actuar con prudencia, racionalidad y vamos a estar muy conscientes sobre lo que acabo de decir y creemos que nuestro directorio lo entiende de igual forma", indicó Pizarro en una entrevista con PULSO en noviembre pasado.
No obstante, el propio representante de la estatal comentó en una entrevista a La Tercera que el proceso de Centinela "marca un punto de referencia, no sé si un referente". Y agregó: "No conozco las circunstancias por las cuales Centinela (Antofagasta Minerals) hizo lo que hizo. Pero que nos mete ruido, sin duda que nos mete un tremendo ruido. Será un proceso interesante, vamos a ser muy cautos, pero muy conscientes de que las condiciones también ahora son distintas", dijo.
La estatal no es la única que ha estado monitoreando los procesos, las mineras privadas también los miran con atención. Uno de estos casos es la suiza Glencore, que en su última conferencia telefónica con inversionistas indicó que hay un "riesgo elevado" de que los múltiples procesos sindicales que se esperan para el próximo año terminen en un desacuerdo entre las partes y, con ello, en huelgas en la minería del cobre. Esta multinacional está presente a través de la segunda minera privada a nivel nacional, Collahuasi, y controla la mina de cobre Lomas Bayas.