Prominentes conservadores se están quejando de que la campaña de Romney podría no tener lo que se necesita para derrotar a Obama, y no están teniendo vergüenza de decirlo.
Primero fue Rupert Murdoch, quien el fin de semana golpeó a la tuitósfera al ofrecer su consejo a Mitt Romney, el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos: “Me reuní con Romney la semana pasada. Aunque los pro de Obama serán difíciles de superar a menos que deje de lado a los viejos amigos en su equipo y contrate a gente profesional”, twiteó el director de News Corp.
Luego fue el turno de, Jack Welch, el ex director ejecutivo de General Electric. “Espero que Mitt Romney esté escuchando el consejo de Murdoch acerca de su equipo de campaña... al jugar en estas ligas no hay espacio para principiantes”.
Algunos conservadores se han enfurecido con una decisión aparentemente táctica de la campaña de Romney esta semana de romper filas con los republicanos en el Capitolio acerca de cómo responder a la decisión de la reforma de Salud de la Corte Suprema.
Eric Fehrnstrom, asesor de Romney, dijo en TV que una tarifa en el contexto de la reforma de salud de Obama era una “multa”, no un “impuesto”. La distinción tiene implicancias para los republicanos que tratan de golpear a la Casa Blanca por establecer un impuesto sobre la clase media. Esta línea de ataque emergió de la decisión de la semana pasada que mostró que la reforma de salud era constitucional porque el cobro era un impuesto y no una multa.
“Después de la decisión [de la Corte Suprema] el jueves pasado, muchos de nosotros nos consolamos con el hecho de que Obama tendría que defender su registro de impuestos”, dijo Ben Howe, un bloguero conservador en RedState.com. “[La campaña de Romney] parece haber destruido el único rayo de optimismo que habíamos sido capaces de sacar de esa tragedia judicial”.
Eric Bolling, presentador de Fox, se exasperó de la misma manera, diciendo sobre Fehrnstrom: “Haznos un favor a todos - tómate unas vacaciones y vuelve el 7 de noviembre después de la elección, porque es un impuesto”.
En marzo, Fehrnstrom sin darse cuenta recalcó acusaciones de que su candidato era un “camaleón” profesional, al decir que su candidato podría cambiar sobre temas de política en el período previo a las elecciones de noviembre como una pizarra mágica.
Un portavoz de Romney dijo: “El gobernador Romney respeta a Rupert Murdoch y también respeta a su equipo y tiene confianza en ellos”.
Mientras un estratega republicano le dijo a Financial Times que estos cambios eran “cíclicos” y esperados en la política, otros expertos de Washington están silenciosamente expresando su preocupación por el estado de la carrera hasta el momento.
El equipo de Romney ha demostrado ser excelente en la recaudación de fondos y no ha tenido traspiés demasiado importantes. Pero la campaña no ha logrado hasta el momento ofrecer una respuesta convincente a los despiadados ataques de la campaña de Obama sobre el expediente de Romney como empresario.
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