Mohan Munasinghe es un economista y físico de Sri Lanka que en 2007 ganó Premio Nobel de la Paz, galardón que compartió con el ex vicepresidente de EEUU, Al Gore. Este mes estuvo de visita en nuestro país, para participar del seminario “Progreso económico y glaciares: ¿Es posible conjugar ambas esferas?”, donde expuso sus visiones sobre desarrollo sustentable y cambio climático.

El experto,  profesor de Desarrollo Sostenible en la Universidad de Manchester, sostiene que el crecimiento o desarrollo de cualquier país es sustentable si reconoce el balance del triángulo de desarrollo sostenible, que incluye el componente económico, “porque hay que tener dinero para sobrevivir, el componente social, porque hay que tener inclusión y participación de la sociedad y, por último, el factor medioambiental, que es que tenemos que proteger la naturaleza”.

¿Qué opina del desarrollo sustentable en Chile?
Antes que nada , debo aclarar que no soy un especialista en Chile. Ahora, si tomamos a Chile como un modelo, no estoy familiarizado con avances recientes de políticas. Pero históricamente este país ha utilizado sus recursos minerales, particularmente el cobre, o sea el capital natural, para construir el capital económico. Si ha contribuido al capital social, no estoy tan seguro, porque el capital refleja cómo la sociedad está unida en conjunto. Es muy claro que el capital medioambiental ha sido utilizado para construir la infraestructura del capital económico.

¿Cómo funciona el triángulo de desarrollo sostenible?
Para que las tres dimensiones contribuyan a la sustentabilidad, deben estar balanceadas. La minería es un ejemplo clásico, en donde has llegado a un punto en que se hace necesario un nuevo equilibrio y hay preguntas. Los ambientalistas alertan que hay glaciares que hay que proteger y los usuarios del agua están preocupados también de este proceso más adelante. Por lo que hay problemas sociales.

Esto no quiere decir en el caso específico de la minería, que hay que dejarla, porque ayudó al notable progreso de Chile en los últimos 20-30 años. Pero a menos que se encuentre un nuevo balance, los problemas ambientales y las posibles confrontaciones sociales, pueden carcomer la sustentabilidad del desarrollo económico, que ha necesitado tanto esfuerzo.

Es decir, que ¿se debe considerar ese balance en el trayecto de crecimiento de un país como Chile?
Absolutamente. Si me preguntas por políticas agrícolas o energéticas, simplemente lo miraría como un proceso de transición. La dependencia de la minería introduce algunas vulnerabilidades incluso en la economía, porque hay fluctuaciones en los precios del cobre. Mientras más sectores están desarrollados, y así se reduce la proporción de la minería del PIB, entonces más estable y sustentable se hace la economía, desde un punto de vista solamente económico. También hay beneficios de aspectos ambientales y sociales.

¿Qué puede decir sobre los efectos del impuesto al carbono?
Volviendo al triángulo de desarrollo sustentable, ciertamente las emisiones de carbono tienen costos ambientales muy serios en el futuro, por lo tanto el impuesto al carbono es un impuesto a la contaminación, una teoría que desarrolló hace tiempo el economista francés Bigou. Algunos dicen que este impuesto puede ser perjudicial económicamente, porque se suman costos, pero esa es una ilusión falsa. Si los usuarios de energía emiten carbono, alguien más pagará el precio, porque habrá problemas como que la producción agrícola disminuye o que la temperatura aumenta. Estas se llaman externalidades ambientales. Así, la idea del impuesto a la contaminación es reducir la carga de otros costos que hay en la economía. También hay una dimensión social, porque cuando se pone un impuesto al CO2 se reducen las emisiones y como el cambio climático afectará a los pobres más que a nadie, entonces los protegerá mejor. Sin embargo, el impuesto al CO2 significa que se grava la energía, entonces si son muy altos, los pobres no podrán pagar esa energía.

¿Qué se debe priorizar?
Claramente lo que hay que hacer es gravar el carbono para los de mayores ingresos. Pero para los pobres, para sus necesidades energéticas básicas, hay que darles subsidios energéticos en el primer bloque.

¿Qué opina del debate de la descentralización?
Estoy trabajando con el programa de ciudades sustentables y uno de los elementos es esa paradoja, porque las ciudades son formas eficientes de organizar el espacio para que viva mucha gente, pero por otro lado, está el concepto de la huella de carbono, porque las ciudades son muy concentradas y utilizan mucho espacio alrededor suyo. Es algo cultural. La urbanización sigue y el mundo se hace cada vez más orientado hacia las ciudades. Por lo tanto, no podemos parar esto.

¿Cómo hacemos las ciudades más sustentables?
Parece ser que las ciudades más pequeñas, que están distribuidas a lo largo del país, son mejores que una gran metrópolis. Son mejores en sustentabilidad en general, social, económica y ambientalmente. El argumento económico es que mientras más grande sea la aglomeración, se necesitarán economías de escala, aunque las condiciones sociales y ambientales balancean eso. En ciudades grandes, las condiciones ambientales no serán tan buenas, porque  es probable que haya más contaminación, ni tampoco las condiciones sociales, porque habrá más muchedumbre.

¿De qué depende un cambio a un desarrollo más sustentable?
Me gustaría decir que todas estas son soluciones técnicas. Al final, todo depende de los humanos. Por ejemplo,si miras al mundo hoy en día, la huella de carbono del ser humano ecológicamente, es 1,5 veces la capacidad del planeta. Entonces, ya estamos utilizando 50% más de recursos humanos de lo que deberíamos. De ese consumo, 80% lo hace el 20% de los más ricos del mundo. Entonces, los más ricos consumen más que un planeta y aún así, le prometemos a los pobres que sacaremos 2.000 millones de la pobreza. Es claramente una contradicción. Si no hay recursos suficientes para alimentar a los ricos, cómo alimentaremos a los pobres. Hay que hallar un camino sustentable, para manejar el sobre consumo de los ricos, pero también sacar a los pobres de la pobreza de forma sustentable, no como en EEUU, donde hay sobre consumo. Lo que quiero decir, es que es un modelo para todo el mundo. Estamos enfrentando límites, por las economías guiadas por el consumo. Todos los días de tu vida, desde que naces, te bombardean con avisos que te hacen creen que si consumes eres más feliz y mejor.

¿La solución, entonces, es cultural, social o política?
Es cultural. Es el capital social. Las culturas cambian despacio con el tiempo. Si creemos que el crecimiento del PIB y la expansión de las bolsas es lo que nos hace felices, estamos acabados. No todo es consumo.