El Imacec de noviembre fue sorpresivo: arrojó un crecimiento de 3,2%, versus el 2,5% esperado por el mercado. Sin embargo, los signos de reactivación que muestra la economía desde el último trimestre de 2017 aún no se ven reflejados en la morosidad de las microempresas, es decir, aquellas firmas que tienen una deuda menor a $13,4 millones.
Esto, considerando que según cifras de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, la morosidad de la cartera comercial de las microempresas alcanzó el 4,47% del total de la deuda en noviembre de 2017, su nivel más alto desde mayo del año pasado (4,68%).
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Pese a que la morosidad de las microempresas aumentó, las firmas medianas (aquellas que tienen una deuda desde $107 millones hasta $483 millones) han mostrado el desempeño contrario: la deuda comercial mayor o igual a 90 días encadena seis meses consecutivos a la baja, retrocediendo desde el 5,16% que marcaron en mayo del año pasado, a los 4,84% que registraron en noviembre de 2017, lo que significa una baja de 0,32 puntos porcentuales (pp).
¿Por qué las microempresas y las firmas medianas marcan una tendencia contraria? "Las microempresas son las que tienen menor capacidad de reacción, menor capacidad de trabajo, son los últimos en subirse al carro de la reactivación. Les cuesta más recuperarse cuando ya repuntó la economía porque no tienen capital propio, viven del día a día, a diferencia de las empresas más grandes", comenta Alejandro Alarcón, economista de la Universidad de Chile y ex gerente general de la Asociación de Bancos.
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Alarcón advierte que pese a que es esperable que en los próximos meses las microempresas disminuyan la morosidad, "el daño que tuvieron debido a la desaceleración de la economía es muy grande, así que hay que ver qué va a pasar con las pymes y evaluar el daño estructural", detalla.
Justamente esta semana se dio a conocer que la economía chilena creció 1,6% en 2017, donde fue sólo el último trimestre el que mostró una aceleración de la actividad. "Una empresa mediana tiene capital de trabajo ahorrado, que le permite seguir cumpliendo con sus obligaciones cuando la economía tiene un bajo crecimiento por un corto período, pero son las empresas pequeñas las que sufren en este caso, porque tienen que endeudarse a tasas altas para seguir funcionando, les cuesta más caro que a las empresas grandes y medianas", explica el economista Raphael Bergoeing, también ex superintendente de Bancos.
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Aunque la morosidad de las pequeñas empresas (aquellas con deudas desde $13,4 millones hasta $107 millones) también disminuyó entre mayo (6,02%) y noviembre (5,3%), la de las grandes (deuda desde $483 millones a $5.366 millones) y mega (con deuda superior a $5.366 millones) empresas aumentó en esos seis meses.
Esto, considerando que en el quinto mes del año pasado las grandes empresas registraban una morosidad de 2,96%, mientras que en noviembre la cifra ascendía a 2,98%. Por su parte, las mega empresas en mayo marcaron una deuda igual o mayor a 90 días de 0,32%, versus la morosidad de 0,42% de noviembre. Pese a lo anterior, tanto las grandes como las mega empresas consiguieron disminuir su morosidad en noviembre (ver gráfico).
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En ese sentido, Mariela Urbina, de la agencia de clasificación ICR, comenta que las variaciones que registraron las micro, pequeñas, medianas, grandes y mega empresas entre mayo y noviembre "no son muy significativas y más aún si los créditos de medianas empresas presentaron una baja en el mismo periodo del año 2016". Esto, tomando en cuenta que en noviembre de 2016 las medianas empresas registraron una morosidad de 4,74%, versus el 5,37% de mayo.