Hace algunos días la Presidenta Michelle Bachelet manifestó en una entrevista en la revista Capital que en las elecciones municipales hubo un castigo a la Nueva Mayoría, pero que descartaba que el país haya virado hacia la derecha. Postuló que más bien hay desafección con la política en general y no sólo con la Nueva Mayoría. Un castigo para toda la clase política.
Su diagnóstico en esta oportunidad parece el correcto. La abstención fue tan elevada que es imposible concluir que hubo un giro a la derecha del país. Efectivamente, de manera porcentual se nota un avance del bloque opositor, pero en términos absolutos no es concluyente. Una de las pocas cosas claras es que hubo un castigo generalizado.
En lo que la mandataria yerra es en mantener su postura respecto de la política pública llevada a cabo en este Gobierno. Insiste en que los beneficios de sus medidas se verán en el largo plazo e ignora las certezas del presente, como lo fue la “gran encuesta” municipal y el descontento de la población por el mal diagnóstico, mal diseño y mala implementación de los ejes estructurales del programa con el que ella resultó elegida.
De esta manera, transcurridos varios días desde que se conocieron los resultados de las elecciones municipales, la Presidenta Bachelet no ofrece un cambio de rumbo.