El proceso de elecciones municipales 2016 se ha realizado lejos de los estándares que cualquier votante quisiera presenciar. No sólo por las nuevas reglas de financiamiento y propaganda electoral -que han ido en contra del conocimiento de los candidatos nuevos y sus propuestas- sino también por los cuestionables hechos que se han producido con el padrón electoral. La discusión se ha centrado entre la disputa del Servel y el Registro Civil tratando ambos de achacarse responsabilidades respecto de la fidelidad del padrón y los errores por cambios de lugares de sufragio de votantes. Incluso hasta hoy persisten dudas respecto del número de afectados, que han pasado de 500 mil a 17 mil sin explicaciones respecto de veracidad de las cifras. A la luz de estos desaciertos el Gobierno accedió a presentar un proyecto de ley corta que le dará atribuciones al Servel para garantizar la participación de los votantes afectados, permitiéndoles que ellos elijan dónde sufragar, bajo el riesgo evidente de controversias respecto de número de votos y resultados. A escasos días de la elección es urgente que el Servel logre poner fin a esta polémica y garantice que el proceso del domingo se desarrolle con total normalidad. Pero fuera de esta necesidad, el Gobierno debe delimitar las responsabilidades de todas estas controversias, y dar garantías para que errores de esta gravedad no se cometerán en las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2017. P