Los primeros seis meses de negociaciones del Brexit fueron la parte fácil. Los 27 países restantes de la Unión Europea se sorprendieron al desafiar años de diferencias y presentar un frente unido ante la retirada británica. El resultado fue que la UE se mantuvo firme en lo relativo a negar al Reino Unido la oportunidad de analizar su futura relación comercial hasta haber convencido a la primera ministra británica, Theresa May, de asumir compromisos antes, lo que comprende un plan de pago de 39.000 millones de libras (US$52.000 millones).
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Los gobernantes de la UE reunidos en Bruselas se disponen a acordar formalmente el viernes que May ha aceptado sus condiciones, y ya hay indicios de que la unidad de la UE ha alcanzado su punto más alto. Los diplomáticos advierten que la próxima etapa podría ser menos ordenada al empezar a analizarse qué tipo de relación tendrán el Reino Unido y la UE después del Brexit.
"No dudo de que la verdadera prueba de nuestra unidad será la segunda etapa de conversaciones por el Brexit", dijo el presidente de la UE, Donald Tusk, que preside las cumbres, haciéndose eco de una advertencia anterior de la canciller alemana Angela Merkel, quien dijo que la próxima etapa será "incomparablemente mucho más difícil".
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Servicios financieros
Será crucial que la UE se mantenga firme en relación con el Brexit, dijo esta semana un alto diplomático del bloque. La prueba llegará cuando las negociaciones empiecen a abordar diferentes áreas de posible cooperación entre el Reino Unido y la UE, tales como aviación, servicios financieros y comercio de productos, algo a lo cual los países dan muy diferentes grados de importancia. Puede convertirse en un caos, agregó el diplomático.
A pesar de lo que parecen pensar algunos miembros del gobierno británico, esa falta de unidad no necesariamente favorecería al Reino Unido, dado que para llegar a un acuerdo hace falta que haya consenso en la UE.
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May hizo una presentación ante los gobernantes de la UE durante una cena el jueves y se la aplaudió por los esfuerzos realizados hasta ahora. Pero los presentes tampoco dejaron dudas sobre las tareas que quedan por delante.
Maratón
"La segunda etapa es mucho más difícil que la primera, y la primera fue muy difícil", dijo el viernes a la prensa el presidente de la Comisión de la UE, Jean-Claude Juncker. El canciller de Austria, Christian Kern, comparó la cuenta regresiva para el Brexit con un maratón, "y acabamos de terminar el primer kilómetro".
La UE sigue diciendo que tiene que saber qué quiere el Reino Unido antes de que las cosas puedan avanzar. Sobre la base de lo que entiende de las líneas rojas del gobierno británico, como impedir que los ciudadanos europeos tengan derecho ilimitado a vivir y trabajar en el Reino Unido, la UE ha indicado que está dispuesta a ofrecer un acuerdo de libre comercio como el que tiene con Canadá, que eliminó casi todos los aranceles sobre productos y redujo alguna barreras no arancelarias, pero que no concede los derechos "de pasaporte" que permitirían a los bancos no pertenecientes a la UE proporcionar servicios en el bloque.
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El Reino Unido ha dado indicios de que no es suficiente. Quiere un acuerdo de libre comercio que comprenda servicios financieros y posiblemente mayor reconocimiento mutuo de estándares técnicos en áreas como agricultura, automóviles y productos farmacéuticos. El secretario del Brexit, David Davis, dijo el domingo que el Reino Unido buscaba un acuerdo cuya mejor descripción sería "Canadá más más más".
Algunos países de la UE ya han deslizado que estarían dispuestos a explorar esa relación. Otros transmiten mensajes mucho menos generosos.