Admitir obsolescencia de pensamiento en los negocios y disponer de una actitud proactiva hacia cambios radicales son dos de los aspectos que en Chile se han enfatizado y hay que lamentar que aún no encuentran eco positivo generalizado.

Cierto que el milenario dicho que reza "donde pone el ojo pone la bala" probablemente es el fiel reflejo de que las empresas familiares poseían (pasado) bastante visión de negocios. Y cierto también que sus éxitos se continúan construyendo a pulso. La incógnita es desmitificar las causas de por qué mayoritariamente se las percibe débiles en su gestión, obviamente con sentido propositivo.

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La percepción se origina al evaluar sus posiciones estratégicas de futuro dejando en evidencia características, que si bien no son negativas, constituyen un fuerte llamado a internalizar que la complejidad para competir nos exige un salto grande y discreto en los modelos de negocios. Por ahora en esta columna, solo cuatro elementos estratégicos debieran ser de urgente preocupación, a saber: sus roles de mercado, las nuevas estructuras de estos, la revolucionaria inteligencia artificial y la canibalización de Chile. Sobre todo si el contexto país mejorará.

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Se observa una orientación empresarial que privilegia el empuje comercial tendiendo esencialmente a copar mercados mediante liquidaciones y descuentos. Esto, bajo una mirada de conjunto, tiene como consecuencia la canibalización. Pensemos que el contrato de consumo evolucionó hacia la sindicalización de clientes a través de las RS, ellos conspiran, y así se creó una nueva estructura de poder. No tengo duda alguna que el escenario conllevará al empobrecimiento patrimonial en los plazos medios. Sí, solo ha cambiado el discurso de declaraciones, no el fondo, y por ende vivimos una época de frustraciones casi permanentes. Aún cuando mejore la macro es muy probable que las empresas que profesen el pasado lleguen a término.

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Entonces es obvio que debemos volcarnos a sofisticar nuestras estrategias, primero preguntándonos cuál es la razón de existir como empresa y qué papel jugamos ante las comunidades de clientes; o sea nuestro "Rol de Mercado". Y al plantearnos el rol se generan otras dos interdependencias estratégicas de carácter crítico: por una parte las nuevas estructuras de los mercados representadas por la generación del "facilismo" (generación Z), la masificación del estrato social medio con enormes aspiraciones y el envejecimiento de nuestra población; pero por otra parte, la irreversible y creciente irrupción de tecnologías en todos los ámbitos alteran los hábitos de vida. Estos tres elementos constituyen los factores más determinantes para perdurar. Cuando se afirma que "las compañías más exitosas del futuro aún no nacen", es equivalente a decir "un mal presagio para las actuales".

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Concluyendo, es inevitable transitar hacia la inteligencia estratégica, la que solo se logra con un cambio radical de actitud.

*Director de Empresas Familiares, senior Fellow & Mentor Family Firm Institute - Boston