2 millones de trabajadores se desempeñan en ocupaciones con factibilidad de mantenerse en el tiempo a través del teletrabajo
De acuerdo a un estudio realizado por el Observatorio Laboral Metropolitano, el 26% de los ocupados puede mantener sus funciones vía remota. Con estas cifras, Chile se ubica como uno de los países con menor factibilidad de esta modalidad de trabajo entre los países de la Ocde.
El teletrabajo fue una de las medidas que implementaron varias empresas para poder seguir funcionando en medio de la pandemia. Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en el período más álgido de la pandemia esta modalidad llegó en junio a representar el 28,9% de los trabajadores. Esa tendencia a medida que la economía se comenzó a desconfinar fue bajando hasta 20,8% en noviembre.
Esta modalidad se concentra en los trabajadores de los sectores de enseñanza (75,4%), suministro de electricidad y gas (56,7%), información y comunicaciones (46,7%) y actividades financieras y de seguros (42,4%).
Pero ¿cuáles son las ocupaciones que tienen una mayor factibilidad de seguir funcionando de manera remota? Esa respuesta la entrega el estudio “Factibilidad y determinantes del teletrabajo a nivel de ocupaciones en Chile”, realizado por el Observatorio Laboral de la Región Metropolitana - iniciativa del Sence de la RM y ejecutado por el Centro de Políticas Públicas de la UC y la OTIC Sofofa- donde señala que el 25,6% de los ocupados totales se desempeña en labores que se pueden mantener de manera remota, lo que representa casi 2 millones de personas.
Con estas cifras, Chile se ubica como uno de los países con menor factibilidad de esta modalidad de trabajo entre los países de la Ocde.
Según el documento, si bien esta proporción es menor a la de países industrializados, en el contexto actual, la mayor irrupción de tecnologías en los contextos laborales, y la implementación forzada del teletrabajo o trabajo remoto, producto del Covid-19, podría aumentar y acelerar la adopción de modalidades de teletrabajo en distintas industrias o contextos.
De acuerdo a los resultados de este estudio, casi la mitad de los ocupados que pueden teletrabajar cuenta con estudios superiores y es cinco veces más probable ejercer una ocupación con factibilidad de teletrabajar para quienes tienen estudios superiores en comparación a quienes tienen educación media completa.
Asimismo, los empleados altamente calificados que ejercen en puestos de trabajo directivos, profesionales o científicos, o del área de la gestión, ocupaciones con mayor factibilidad de teletrabajo, coinciden con aquellas que alcanzan mayor autonomía en sus labores, las que se realizan principalmente mediante uso de tecnologías de información y comunicación, y que por ende, tienen menos requerimientos de realizar trabajos que requieran un formato presencial.
Además, el informe muestra que las personas que se desempeñan en ocupaciones teletrabajables ganan más de 2 veces que los que no pueden teletrabajar, lo que pone en desventaja a quienes se desempeñan en puestos de trabajo que requieren de contextos y tareas imposibles de realizar en forma remota. Así también, los resultados muestran que los trabajadores pertenecientes el quintil de mayores ingresos, tienen casi 3 veces más posibilidades de realizar teletrabajo.
Ángeles Morandé, coordinadora del Observatorio Laboral Metropolitano, afirma que las principales trabas o limitaciones que existen para extender el teletrabajo son “el escaso equipamiento tecnológico del hogar para trabajar, culturas de trabajo que no estén orientadas a resultados y la pérdida de control sobre los trabajadores”.
También menciona como factor que limiten esa opción la menor participación en la economía en sectores con mayor factibilidad de teletrabajo y la mayor presencia de empleos informales o precarios.
Por ocupación
El informe desglosa las ocupaciones que tienen una mayor factibilidad de realizar trabajo a distancia: el sector financiero es el que encabeza la lista con un 80%, le sigue actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler (60%). Más atrás se ubica la administración pública, con un 50%, servicios sociales y personales con un 40% y comercio un 30%. Este último sector, además, tiene un potencial importante de teletrabajo, pues sus trabajadores son mayoritariamente personal con mayor calificación, profesionales o técnicos, que realizan tareas que no requieren necesariamente presencia física permanente.
Por otra parte, en actividades como la industria manufacturera, la construcción, u otros sectores como la agricultura o el turismo se observa que la mayoría de los ocupados desempeña ocupaciones no teletrabajables.
Verónica Garrido, directora del Sence Metropolitano, comenta que “el teletrabajo llegó para quedarse y significará una adaptación de las oficinas, de los trabajos semipresenciales y de lo esporádico que será la presencia de las personas en los lugares físicos versus su presencia en el hogar u otros espacios remotos. Todavía hay un mundo por descubrir”.
Dentro del análisis se menciona que las mujeres tienen casi dos veces más probabilidad de ejercer una ocupación de teletrabajo y más de la mitad de las personas que se desempeñan en ocupaciones teletrabajables en Chile son mujeres.
“El teletrabajo se puede ver como una oportunidad de inclusión laboral de mujeres que pueden desempeñarse desde el hogar y requieren más flexibilidad, así como de otros grupos como adultos mayores o personas con dificultades de movilidad”, dice Morandé, no obstante, añade que “lo importante es que esta posibilidad no signifique que las labores domésticas o de cuidado tengan que recaer únicamente sobre las mujeres, pues ese cambio cultural de mayor corresponsabilidad en el trabajo doméstico debe ser anterior y transversal en la sociedad”.
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