Existe un acuerdo casi transversal en reducir la jornada laboral para aumentar los tiempos de descanso y la calidad de vida. Aunque todavía existen dudas con los alcances del proyecto en cuanto a su gradualidad y flexibilidad. Son algunos aspectos que surgen a la hora de analizar el proyecto de ley que reduce la jornada laboral de 45 a 40 horas.

Mientras se agregan iniciativas de reconocimiento a empresas que ya comenzaron con la reducción horaria (ver recuadro) y una mesa técnica para hacer modificaciones, todo en el marco de aumentar la calidad de vida y los tiempos familiares.

Una de las preocupaciones que se tiene con la aprobación de este proyecto de ley es lo que sucederá con la productividad. El Informe Nacional de Productividad 2021 indica que con pandemia se está produciendo 4,6% más, y el empleo no se ha recuperado completamente, es 5,2% menos. Sin embargo, este período estuvo marcado por los fuertes estímulos fiscales y monetarios y el trabajo a distancia, que llegó para quedarse.

Para Marcelo Albornoz, abogado de Albornoz y Cía., exsubsecretario de Justicia en el gobierno de Michelle Bachelet y director nacional del Trabajo en la administración de Ricardo Lagos, la iniciativa debe tener un tiempo para estudiarla y hacerle las modificaciones que aseguren una modernización del sistema de jornada y hacer las mediciones de manera mensualizada como en el resto del mundo. “Tenemos que aprovechar la oportunidad de hacer todos los cambios que apunten, derechamente flexibilidad y gradualidad, porque si tenemos los elementos, vamos a tener un mejor tránsito y mejores índices de productividad”.

Según datos de la Ocde, en 2020 Chile fue el quinto país con mayor cantidad de horas trabajadas en promedio en un año, alcanzando las 1.825 anuales, mientras que el promedio de todos los países que integran la organización es de 1.687.

Para el director del Trabajo del gobierno de Sebastián Piñera, Mauricio Peñaloza, la mirada del proyecto y su implementación debe ser integral, donde no basta con cambiar un número en el Código del Trabajo. “El proyecto tiene que tener una mirada mucho más profunda relacionada con los impactos que tendría para los distintos sectores, como por ejemplo el turismo o las pymes, que no tienen los horarios como el resto. Esto requiere un análisis integral de los conceptos productividad, adaptabilidad y gradualidad para las diversas industrias y realidades. No es una cifra nada más, que por solo cambiarla vamos a solucionar el tema de la calidad de vida y la productividad, la cual debe ser gradual”.

Zarko Luksic, abogado del estudio AMLV con vasta experiencia en temas laborales como subsecretario del Trabajo en el gobierno de Bachelet y luego encargado de los tribunales laborales durante su mandato, señala que la flexibilidad en la jornada laboral es necesaria, pero se debe compatibilizar con la productividad. “Estamos ante la oportunidad de una ecuación virtuosa, ser capaces de estructurar una jornada que permitan descanso y eso va a significar romper con la rigidez que existe hoy día, que son los 5- 6 días a la semana de trabajo y de descanso 12 horas, permitiendo juntar horas y descansar más días, como, por ejemplo, trabajar 4 días y descansar 3″.

Para Albornoz, el proyecto es “técnica, política y económicamente posible en la medida que se hagan cambios estructurales al sistema, sin perder el objetivo de vista, trabajar menos y descansar más, entonces no nos compliquemos en el cómo. Ahora hay que seducir al sector empresarial entregando herramientas que aumenten la producción, demos incentivos a las empresas, mayores flexibilidades. Porque lo que no puede pasar es que este proyecto signifique desempleo o precarización”.

Los expertos ven positivamente la formación de mesas técnicas para mejorar la propuesta donde puedan exponer los puntos en cuestión, hablar de las diversidades laborales, de las jornadas excepcionales y sistemas de distribución.

En este sentido, Luksic valora la voluntad de diálogo. “Celebro que este gobierno esté aplicando las medidas que aplicaba la Concertación en la búsqueda de acuerdos entre las fuerzas políticas”, enfatizó.

Desde la Sofofa concuerdan con el fondo, la idea de poder mejorar el equilibrio de la vida personal con la vida laboral, como señaló Rodrigo Mujica, director de Políticas Públicas, “es una aspiración legítima contar con tiempo de calidad para pasar con las familias, dedicar tiempo libre a actividades recreativas o de ocio”.

Sin embargo, Mujica ve con preocupación la implementación, porque va a depender de las condiciones de las empresas para adoptar esta reducción, sobre todo las de menor tamaño, que puede tener un impacto muy negativo más aún con el complejo escenario económico global que se ha visto afectado por inflación y una elevada incertidumbre: “Es fundamental que la reducción de la jornada vaya de la mano con elementos para incrementar la productividad de los trabajadores, que incorpore crecientes grados de adaptabilidad, que considere las distintas realidades y que sea gradual en su implementación para que no genere impactos contraproducentes en empleos y salarios”.

Los trabajadores

Ya el 2005 durante el gobierno de Lagos, se logró una reducción de la jornada laboral de 48 a 45 horas, de manera gradual. El escenario pospandemia ha dejado tierra fértil en cuanto a flexibilidad y horas de trabajo, teniendo empresas que ya han implementado la medida

Eric Campos, secretario general de la CUT, valora a las empresas que ya han incorporado esta medida y que el gobierno ponga el tema en su cuenta pública, señalando que hay bastante consenso en las 40 horas, pero que hay que hacerle algunos alcances, “que es posible mejorar la productividad a partir de precisar los procesos productivos, aumentar la eficiencia, pero la rebaja de jornada no puede ser a cambio de una baja de salario ni de ninguna condición de las actuales 45 horas. No fue condición de la rebaja anterior, no tendría por qué ser ahora”.

El representante de los trabajadores enfatiza que desde el gremio hay observaciones y preguntas y dado que el ministerio convocó a un comité técnico, ve un espacio de modificaciones y mejoras. Además, señaló que “no hay negociación con respecto a los salarios ni la carga de trabajo, la reducción de horas se presenta como una oportunidad de nuevos empleos y mayores ganancias para todos, trabajadores y empresarios.

El sello 40 horas

El sello 40 horas es la iniciativa lanzada por el gobierno que reconoce a aquellas empresas que se adelanten a la normativa, que ya han apostado por una reducción de su jornada laboral, como una acción concreta de fomento al trabajo decente.

El Ministerio del Trabajo habilitó en su página web un formulario de inscripción para obtener la certificación, cumpliendo una serie de requisitos como tener contratado, conforme a la normativa del Código del Trabajo, a lo menos el 80% de los trabajadores y trabajadoras con una jornada que no superen 40 horas ni menos de 30 horas semanales, estar al día en el pago de las obligaciones previsionales de sus trabajadoras y trabajadores y no haber sido condenada por vulneración a los derechos fundamentales previstos en el párrafo 6° del Capítulo II del Título I del Libro V del Código del Trabajo.

El sello tiene la duración de un año y las empresas certificadas cuentan con el patrocinio del Ministerio del Trabajo.