Poco a poco la población va adquiriendo la sensación de que la pandemia va quedando atrás, sea por irresponsabilidad o hastío está claro, según la OMS, que esto no es así y que tendremos que convivir con el virus largo tiempo, con todo, la sensación está y tanto la gente de la calle, así como las autoridades ya están levantando los ojos más allá de cuarentenas y mascarillas.
Muchas y variadas cosas hemos visto en el mundo durante este periodo de crisis, sin embargo, algunas de ellas no han pasado desapercibidas, lo que no quiere decir que todos las hayan visto o mejor aún, habiéndolas visto quieran sacar lecciones de ellas. En el mundo y en Chile, la naturaleza ha reclamado su espacio recordándonos que lo tenemos que compartir y no depredar, la caída en los niveles de CO2 a niveles de hace muchos años nos ha dado un respiro, los peligrosos niveles de dependencia de terceros países como China, nos ha puesto en alerta si la globalización es tan positiva como se argüía. En nuestro caso, la paupérrima cobertura en el sistema de salud, una desigualdad que en la realidad es bastante más nefasta que lo que las cifras nos señalan, una pobreza que independiente de cifras raya en lo intolerable, así como la confirmación de ser dirigidos por políticos egoístas e ignorantes de la realidad de nuestro país y un gobierno más preocupado de defender la economía y el actual sistema, que de la salud y bienestar de su población.
Chile ha sido testigo de una falta de liderazgo pocas veces vista, sin ir más lejos, la última cuenta del presidente más parece un informe contable que un planteamiento o ideario económico, que nos lleve hacia un país más equitativo y justo. Asistimos por ejemplo a estas últimas semanas a una bizantina pugna sobre el retiro del 10% de los ahorros previsionales, donde el gobierno con el solo argumento de que la medida era regresiva (aún Briones, icono del argumento del gobierno, no ha explicado porque era regresiva), en circunstancias que la mayoría de los chilenos que requerían ayuda, leían claro que esa “regresividad” era solo una defensa a ultranza del actual sistema de AFP.
Estamos ante un parlamento y autoridades de sordos y obcecados con nuestro actual modelo de desarrollo (ojo que no digo modelo económico); unos por ideologías obsoletas y otros por intereses particulares, quienes de cuando en cuando lanzan ideas “ridículas” por decir lo menos, pero que si suenan populares y elocuentes como para calmar a la población y hacerse populares, como la última idea de un impuesto a los super ricos. Es angustiante para muchos ver la falta de estudios y de prolijidad para sentarse a pensar y crear soluciones reales y no seguir parchando la represa que está a punto de explotar.
La experiencia de lo visto en este último tiempo nos dice que las cosas no se han venido haciendo bien desde hace ya bastante tiempo. Y no se trata de un gobierno u otro, pues durante los últimos 16 años nos han gobernado solo dos personas y de ideologías opuestas.
La sociedad reclama y reclamará saliendo de esta crisis una nueva economía, aquella que exenta de arcaicas y extremas ideologías, reordene el escenario y entregue a la sociedad un programa e ideario que comience de forma prioritaria, por atender y solucionar las
“4Urgencias” que ya en octubre de 2019, Chile le hizo presente al país (valga la redundancia) y en este orden; Salud, Pensiones, Educación y Seguridad.
Chile es un país rico desde el punto de vista de sus recursos, gente y capacidades de desarrollo para establecer en el país, un piso mínimo que le entregue a cada miembro de la sociedad, una vida, una vejez y una muerte digna. No se trata solo de sumar y dividir, como algunos ideólogos arcaicos les gustaría, solo que el sistema de generación de esta riqueza está distribuida en base a ideologías de la época de la revolución industrial (Adam Smith) y además, que son los mismos sus beneficiarios y los que administran el país (o quienes les sirven a sus intereses), por lo que no será fácil de cambiar.
No se trata ni aliento revolución alguna, solo aliento lo que hoy podemos llamar un “real cambio de conciencia”, donde dejemos de bailar al ritmo de los partidos políticos que quieren controlarlo todo y creen tener el patrimonio de las ideas, donde las elecciones presidenciales sean por un estadista y no por aquel que entendemos es la opción menos mala. Esto solo se consigue con renovación, con gente nueva y buena en todo ámbito, con la incorporación de gente tolerante y dialogante que aporte ideas y no ideologías. No podemos continuar alambicando un sistema que ya se cae a pedazos.
No queremos más presidentes o candidatos contables y populistas que despuntan en las encuestas y que nos “maravillan” con números de camas hospitalarias construidas, bonos entregados u otros beneficios que “caritativamente” han realizado, sino hombres serios y estudiosos que con un planteamiento claro y fundado (no esas ideas/parches que se les ocurren a las autoridades en un fin de semana) de cómo la “Nueva Economía” va a dar a la sociedad, una solución financiada y consensuada por lo que hay que empezar, las “4Urgencias”.
*El autor es empresario, economista y autor del Libro “Humanizando la Economía”