Las farmacéuticas necesitan medicamentos innovadores. Y un camino para conseguirlo es a través de adquisiciones de otras compañías que tengan una cartera de productos, también en investigación, que les interesen. Esa senda ha conducido a que 2019 acabase con un récord en el valor de las fusiones y adquisiciones en la industria biofarmacéutica, con un alza del 40% respecto a 2018 en el caso de las farmacéuticas tradicionales.

El volumen de las fusiones en el sector biofarmacéutico alcanzó el pasado año los 420.000 millones de euros (unos US$ 468.000 millones), un 10% más, según cifras recopiladas por Bloomberg. Por segmentos, en el caso de la industria farmacéutica esa cifra superó en un 40% la de 2018, hasta alcanzar los 231.700 millones. En el sector de la biotecnología, sin embargo, las fusiones perdieron algo de fuelle (ver gráfico) hasta los 188.300 millones, aunque no obstante este nicho de mercado haya protagonizado el gran movimiento con la compra de la estadounidense Celgene por parte de BMS (Bristol-Myers Squibb).

Esa operación, la mayor de la historia en el sector, alcanzó un valor cercano a los 77.000 millones (incluyendo deuda). La adquisición de Celgene ha dado como resultado una compañía que se sitúa entre los ocho mayores laboratorios del mundo, con unos ingresos anuales cercanos a los 32.000 millones (alrededor de 12.000 de la adquirida). Con la esta compra, la farmacéutica de Nueva York incorpora nuevos tratamientos biotecnológicos, entre ellos una cartera contra el cáncer.

Igualmente 2019 se cerró con otra operación de tamaño jumbo, la de la compra de Allergan, fabricante del Botox, por parte de Abbvie. El valor de este movimiento, todavía no concluido, alcanza los 73.740 millones.

La biofarmacéutica Amgen ha sido otro de los grandes protagonistas. En agosto propuso la compra de su rival Alexion por más de 41.000 millones, según recoge Bloomberg, aunque esa operación no se ha llegado a concretar. Sin embargo, sí se lanzó a por el fármaco de Celgene llamado Otezla, tratamiento de la psoriasis y la artritis psoriásica, por el que pagó cerca de 12.000 millones.

Otro de los grandes movimientos del año afectó al gigante americano Pfizer, que desde 2018 inició una estrategia para focalizarse en la innovación, llevando el área de genéricos y de consumer health (productos sin receta) a otras filiales. En ese camino, el laboratorio fusionó el negocio de genéricos con Mylan, en una operación valorada en casi 30.000 millones. Por otro lado, en consumer health, su nuevo socio es la firma británica GSK, que controlará el 68% de la empresa conjunta.

Por el lado comprador, Pfizer se lanzó a por la biofamacéutica Array para reforzarse con nueva moléculas frente al cáncer, pagando alrededor de 10.000 millones.

La búsqueda constante de innovaciones que llevar al mercado (que aportan mayores ingresos durante los 10 años que tienen exclusividad de venta en el mercado) hace que la industria busque cada vez más fuera de sus propios laboratorios los nuevos medicamentos, adquiriendo fundamentalmente carteras prometedoras (incluso con productos en investigación) de compañías biotecnológicas para reforzarse en un futuro. Eso también tiene una segunda derivada, que es la venta de productos o negocios ya maduros o con menos márgenes como los genéricos o artículos sin receta.

Los otros gigantes del sector también han estado activos. Novartis se hizo con The Medicines, buscando soluciones frente al colesterol y enfermedades cardiovasculares. También la suiza adquirió a la japonesa Takeda el fármaco Xiidra, un medicamento frente el síndrome del ojo seco por el que desembolsó 3.000 millones. En el caso de la compañía también helvética Roche, pagó más de 3.300 millones por la biotec Spark, especializada en tratamientos contra la hemofilia con terapias genéticas.

A nivel de firmas europeas, Bayer realizó una desinversión adicional tras tomar el control de Monsanto, en este caso al desprenderse de su negocio de salud animal por casi 7.000 millones, vendida a una empresa especializada en veterinaria llamada Elanco (que fue subsidiaria de Lilly).

En España, Grifols concluyó la entrada en el negocio de la china Shanghai RAAS, al hacerse con un 26,2% de la empresa asiática a cambio del 45% de los derechos económicos (y el 40% de los derechos de voto) de la filial estadounidense Grifols Diagonostic Solutions.

También el histórico laboratorio Esteve cerró a final de año la venta de Pensa –filial de genéricos– para centrarse en los medicamentos innovadores. La traspasó por 320 millones al laboratorio japonés Towa, que desembarca en España.