Este jueves se cumple un año desde que el gobierno anunciara el denominado Plan de Descarbonización, una de las apuestas más fuertes con respecto a lograr las metas de reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI) dentro de lo que se conoce como las NDC o “Contribución Nacional” en la lucha contra el cambio climático.
En concreto, el plan consiste en el cierre de 28 centrales a carbón de aquí al 2040, con una primera etapa al 2024, donde terminarían sus operaciones las 8 termoeléctricas más antiguas del país. Sin embargo, se ha logrado adelantar la salida de seis de ellas: tres estaban en la fase 1 del plan y se cerrarán antes, pero dentro de la misma fase. Y las otras tres, corresponden a la segunda fase. Esto implica que al 2024 se habrá retirado el 30% de la generación con carbón.
Chile ha comprometido en el marco de su NDC, reducir sus emisiones en 30% por unidad de PIB al año 2030, con respecto a 2007. Y el sector energético resulta fundamental, ya que el 78% de las emisiones totales de GEI provienen de dicha industria.
Pero, ¿cómo afecta la crisis económica producto del Covid-19 la hoja de ruta de esta iniciativa?
Al menos para el gobierno, el panorama no cambia las cosas: “En los próximos meses seguiremos trabajando en posibles cierres anticipados. En la medida que el desarrollo de las energías renovables sigue adelante con fuerza, podremos tener novedades en este frente”, comenta el ministro de Energía, Juan Carlos Jobet. Incluso, dice que la transición energética (reemplazo del carbón por energías renovables), entre otros factores, va a abrir oportunidades de inversión para una recuperación económica verde.
Desde la consultora Breves de Energía (BdE), Cristián Muñoz, su director, estima que las centrales que serán retiradas tienen un nivel de emisiones modesto, debido a su antigüedad: “De hecho, en los próximos 12 meses se espera que su generación sea menor al 7% del total de la generación a carbón del país”, explica. Pero cree que la crisis del coronavirus tiene un aspecto positivo: “El menor consumo de electricidad (cerca del 10%) marcará aún más la irrelevancia en el suministro, del sistema de las centrales a carbón que forman parte del plan de retiro”, sostiene.
Cabe recordar que el parque de centrales termoeléctricas a carbón aporta el 40% del total de la generación eléctrica.
Ricardo Bosshard, director de WWF Chile, señala que el Plan de Descarbonización ha sido un “hito valorable” y en referencia al Covid-19, dice que si bien aún no es posible analizar en profundidad todos sus efectos, “podría inferirse que la ralentización de la economía efectivamente incide en una menor demanda de energía, lo que puede reflejarse en una menor capacidad de generación, con lo que, toda la nueva generación en renovables irá a suplir la capacidad de energías fósiles. Sin embargo, no se debe perder de vista que las emisiones son el 50% de la razón del Índice Planeta Vivo. La otra mitad del desafío es la pérdida de biodiversidad y la naturaleza”.
En otro aspecto, puntualiza Bosshard, “la deseada mayor celeridad en el cierre de termoeléctricas no puede perder de vista la necesidad de que existan planes de salida consensuados con las comunidades locales”.
Al respecto, Juan Carlos Jobet comenta que están en un proceso denominado como “transición justa”. “Esto significa trabajar con las empresas para ofrecer a los trabajadores de esas centrales nuevas oportunidades laborales y generar espacios de diálogo que permitan definir con la comunidad el destino que tendrán los sitios donde están ubicadas esas centrales”, concluye el ministro de Energía.