Este mes se cumplió un año exacto del inicio de las negociaciones entre Codelco y SQM. La reunión inicial, fotos incluidas, entre el presidente de Codelco, Máximo Pacheco, y el gerente general de SQM, Ricardo Ramos, ocurrió el 26 de mayo de 2023. Ocho meses después, el 27 de diciembre, ambas firmas suscribieron un memorándum de entendimiento con las bases centrales del pacto: aliados entre 2025 y 2030, bajo control de SQM, a partir de 2031 y hasta 2060 el socio controlador pasará a ser Codelco.
Ese 27 de diciembre, ambas compañías se dieron plazo hasta el 31 de marzo para sellar y firmar los documentos definitivos de una alianza que comenzará a operar, esperan, el 1 de enero de 2025. Pero 11 días antes del plazo convenido, el 20 de marzo, las partes anunciaron una prórroga: el nuevo deadline sería el 31 de mayo. Este domingo, las dos empresas están a exactos 12 días del plazo final.
Y según esperan, esta vez no habrá una nueva prórroga: los equipos avanzan en las negociaciones y no hay grandes trabas, salvo la revisión de borradores que en vez de las 13 páginas de memorándum de diciembre ya suman cientos y cientos de carillas.
“Hay harto por hacer aún, pero no veo impedimentos”, opina un conocedor de las negociaciones en las que deben definir, entre otras cosas, los detalles de un pacto de accionistas en el que convivirán ambas empresas por las próximas tres décadas y media. Pero nadie está confiado. Repitiendo un dicho conocido, dicen: en la puerta del horno se quema el pan.
Un asunto de vital importancia serán los avances que se consigan en la negociación con el Consejo de Pueblos Atacameños, que reúne a comunidades licanantay del norte y del sur del salar y que hoy están enfrentadas por el peso que tendrá cada una en los tratos con su vecino industrial. Por ello, las tratativas se han intensificado y la próxima semana se esperan nuevos encuentros entre las empresas y las comunidades. Para ambas empresas es central avanzar en aquello. Y aunque saben que no es una condición legal un acuerdo con las comunidades para firmar los textos definitivos -aquello podría quedar sujeto a la ejecución final de la alianza-, pretenden despejar lo antes posible la resistencia de algunas comunidades que, molestas por el acuerdo de diciembre, bloquearon los caminos principales para el acceso a la faena del salar de Atacama de SQM y forzaron a su paralización temporal.