Ha seguido atentamente el debate del proyecto de Modernización Tributaria que se discute en el Congreso y que enfrenta horas claves en las que el Ejecutivo deberá señalar si accede o no al petitorio que la oposición propone para destrabar la idea de legislar. Es la abogada de Recabarren y Asociados, Soledad Recabarren, también integrante de la comisión de expertos que analizó el proyecto para la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC). Y desde esa posición, tiene una mirada crítica acerca de cómo se ha llevado la discusión.

¿Qué evaluación hace del estado del debate de la RT?

-Estoy con esa sensación maniaco-depresiva: un día me despierto, abro los diarios y digo "esto se va a aprobar". Al día siguiente es como "oh, esto no va a llegar a ningún lado".

¿Poca voluntad?

-Uno ve por lo menos que (Pablo) Lorenzini quiere que esto avance. Por el lado de Hacienda se ve la mejor de las intenciones, pero tampoco quieren asumir ningún compromiso.

Y eso es como ponerse en el rincón contrario. Si el presidente (Piñera) empuja y él asume los compromisos, quizás pudiera avanzar. Siempre es mejor una discusión larga que una corta, pero claro, hay egos, gente en posiciones súper contrarias.

¿Cómo evalúa la estrategia de Hacienda en la tramitación?

-El primer error que cometió fue comprometer que no habría rebaja de 27 a 25% del impuesto corporativo. Se cedió antes de tiempo. Y después diría que a la gente hay que hacerle guiños, concesiones.

Y entre más se demoran en hacerlas, más duro se pone el diálogo con el otro. Entonces, si al inicio se hubiese dicho: "vamos a conversar, podemos llegar a acuerdos", a lo mejor no habríamos llegado a este punto de que les exijan compromisos en uno u otro punto.

Dado el estado de las cosas, ¿qué elementos de la reforma deberían ser intransables?

-Lo intransable es la integración. La integración parcial es regresiva. Podemos ver mil cosas, pero en su estructura básica es regresiva.

Entonces, ¿la discusión tendría que enfocarse en cómo compensar la menor recaudación por reintegrar? Se ha hablado de revisar y/o eventualmente eliminar algunas franquicias…

-El cuidado que hay que tener es que, con la creación o eliminación de exenciones, no se creen desequilibrios o forados que permitan que gente que no debería acceder a los beneficios, acceda.

Por ejemplo, en el impuesto al diésel, aquellos contribuyentes que se les devuelve el impuesto están cambiando la estructura del negocio de transporte.

¿En qué sentido?

-Hoy hay empresas que arriendan el camión con el chofer, pero ponen el petróleo para recuperar el impuesto. Entonces, no estamos cumpliendo el objetivo de la franquicia.

¿Sirvió la mesa técnica para destrabar el debate?

-En tres sesiones no se puede avanzar mucho. Si efectivamente querían llegar a herramientas para compensar, esa gente no estaba en esa mesa técnica.

Sirvió para decir: "transparentemos dónde estamos parados. Ahora tenemos un número qué compensar". Pero se acabaron las sesiones y no se llegó a acuerdo. Hoy el gobierno está entre la espada y la pared, tiene poca movilidad y cada día que pasa la pierde más frente a la oposición.

Que la mesa técnica recomendará no legislar tal como está redactado el proyecto hoy, ¿fue un fracaso para el gobierno?

-La opinión de la mesa técnica era súper importante porque si la recomendación era negativa, como lo fue, es muy difícil salirse de ella. Si hubiese sido positiva, los diputados todavía podían salirse políticamente de ella.

Entonces, el que la comisión técnica dijera que no apoyaba la idea de legislar, fue un puñetazo, dejó al gobierno arrinconado y obligado a tomar una posición.

¿Cómo se sale de ese atolladero?

-Es difícil. Porque mientras más intransigente eres al inicio, después te enfrentas a un blanco y negro. El petitorio va a ser una pistola en la cabeza: si Hacienda dice que no, el costo político será de Hacienda, porque la oposición dirá que fue Hacienda la que tiró la cadena de un posible acuerdo. Si hubiese habido más flexibilidad al inicio del debate no habríamos llegado a un petitorio blanco-negro y en plazos acotados.

¿Las pymes acordaron con la oposición defender la contabilidad simplificada y elevar el rango de beneficiarios, más allá de Cláusula Propyme…

-Lo que ha hecho Hacienda es decirle a las pymes: "Nosotros sabemos qué es bueno para ustedes". Y las pymes los miran con cara de "si hay alguien que puede decir que es bueno para nosotros, somos nosotros". La contabilidad simplificada es esencial independientemente de lo que crea Hacienda.

También está la redefinición del concepto "gasto"

-Lo que dice la norma es que van a ser gastos deducibles todos aquellos que "directa o indirectamente" estén vinculados con el giro principal de la empresa. Si "indirecto" es la palabra que les incomoda, desde el punto de vista que podría caber cualquier cosa, se podría conversar. Y así también sobre los plazos de prescripción y el silencio positivo.

¿Qué otros elementos son perfectibles?

-Las pequeñas empresas están totalmente abandonadas. Está todo hecho para que sean informales; hay problemas de redacción que impide utilizar el anticipo de pago del crédito de primera categoría; en el artículo 32 transitorio se establece un nuevo impuesto que vulnera todas las normas de prescripción y en donaciones hay una serie de horrores, ya no errores. En resumen, hay cosas buenas en el proyecto, cosas que necesariamente hay que arreglar porque son malas y otras perfeccionables, pero para eso hay que sentarse a hacer el análisis y tener el ánimo de legislar.