Sebastián Edwards y Paul Romer fueron compañeros de postgrado en la Universidad de Chicago, marco en el que ambos formaron parte de en un pequeño equipo de "instructores" de los alumnos de pregrado.
La cercanía es tal, que cuando el Nobel de Economía 2018 evaluaba volver a plantear públicamente sus cuestionamientos al informe Doing Business, que nacen a partir del caso chileno, se contactó con el economista chileno, que ya había revisado el informe del Banco Mundial.
A diferencia de muchos, para Edwards la polémica no quedó zanjada con la renuncia de Romer como jefe economista del organismo multilateral. De hecho, cuenta en entrevista con PULSO que retó a sus estudiantes de la Universidad de California a que hicieran los cálculos que explicaran los movimientos que sufrió Chile en el ranking de facilidad para hacer negocios, sin que ninguno lograra dar con una respuesta.
Aunque confía en que se puede mejorar el Doing Business, Edwards comparte las dudas metodológicas que deja el BM. En ese marco, considera que el tema debiese ser abordado por el gobierno de Chile en su diálogo con la institución.
¿Ha dialogado con Romer sobre las dudas que plantea sobre el Doing Business? ¿Qué le parecen?
-No hablamos antes del Wall Street Journal, pero sí lo hicimos después del incidente, en el momento que él consideró prudente volver sobre el tema. Lo que yo sí había notado, como muchos economistas, eran "saltos" en la posición de Chile en el ranking, los que eran difíciles de explicar.
Yo uso el ranking en mis cursos, y les pedí a los estudiantes que encontraran una explicación. No encontraron nada convincente ni obvio. Ellos lo calificaron como "un misterio".
Romer justamente recalca que él hizo públicos sus cálculos que mejoraban la posición de Chile y no así el Banco Mundial. ¿Está en deuda la institución?
-Romer ha insistido mucho que los economistas debemos seguir un método científico. Es una ciencia social, pero no hay que olvidar el aspecto científico. Ello implica absoluta transparencia en los métodos y permitir que los resultados sean replicados por otros investigadores. El BM está en deuda en ambas instancias.
¿Cree pertinente llevar adelante una segunda auditoría o basta con aumentar la transparencia para los Doing Busines que vienen?
-Me parece que en estos momentos no es necesario hacer otra auditoría. Hay que hacer seguimiento e insistir en máxima transparencia. También tener un diálogo más fluido.
Romer también acusó problemas de comunicación, considerando que en Chile se atribuyeron bajas en el ranking a malas políticas y no a cambios metodológicos. ¿Comparte esa crítica?
-Creo que más que crítica, lo que hace Romer es constatar que todo esto tiene un componente político. Dependiendo de los resultados, los de un grupo u otro tienden a aprovechar las circunstancias.
¿Si el Banco Mundial no responde a este llamado de trasparencia, el Doing Business debiese seguir siendo una guía para el gobierno de Chile?
-No he hablado aún con la nueva economista jefe (Pinelopi Goldberg), pero estoy seguro de que tratará de mejorar el ranking. Darle más transferencia. Ella fue la editora de la revista científica más importante de la profesión y entiende que poder replicar los resultados es esencial para la credibilidad de los estudios.
¿Cree necesario que el gobierno de Chile exija una respuesta del BM?
-Creo que sería útil incluir el tema en el diálogo con el Banco Mundial. No es una cuestión de vida o muerte, pero debe plantearse para despejar el ambiente.
Hay quienes cuestionan la forma en que Romer hace sus cuestionamientos, ¿pudo haber enfrentado la situación de otra manera?
-El proceso fue un poquito desordenado y confuso, pero la entrevista deja todo bien claro. Para él es un tema científico y metodológico, no un tema específico de Chile.
¿Comparte las dudas de Romer sobre este tipo de ranking, considerando que desconocemos cómo se hacen los cálculos?
-Hay ranking para todo. Son un negocio. Si no son transparentes, son un problema y no hay que creerles. Hay que mirar los datos duros, y cuando se hace, la realidad no es buena para Chile. Ya no somos el número uno de la región. Fuimos sobrepasados por Panamá y a nadie parece importarle. Muy preocupante.