Bajo control. Así parece estar la inflación en el país, luego de la fuerte escalada de los últimos años y que llevó al Índice de Precios al Consumidor (IPC) a su mayor nivel en tres décadas durante 2022.
El INE informó que el IPC de agosto anotó un alza de 0,1%, por debajo de las expectativas del mercado, que estaban situadas más cerca de 0,4%. Con esto, la inflación en 12 meses cayó desde el 6,5% de julio a 5,3%, igualando el registro de septiembre de 2021.
Asimismo, ese 5,3% implica un descenso de 8,8 puntos porcentuales en la tasa de inflación desde el peak del presente ciclo de alzas de precios, registrado en agosto del año pasado, cuando alcanzó 14,1%. Ese dato, a su vez, fue el más alto desde septiembre de 1993, es decir, hacía casi 30 años, cuando el Banco Central aún mantenía un régimen parcial de metas de inflación, sin flotación cambiaria y sin el perfeccionamiento del marco institucional con el que se cuenta hoy.
Dicha tendencia llevó a que el instituto emisor comenzara un proceso de alzas de la Tasa de Política Monetaria (TPM) que partió en julio de 2021, ya anticipando la escalada inflacionaria que se venía. Así, el BC llevó rápidamente el tipo rector desde su llamado “mínimo técnico” de 0,5%, en el que se encontraba desde el inicio de la pandemia del Covid-19, hasta 11,25% en octubre del año pasado. Ese era el nivel más alto del tipo rector desde marzo de 1999, cuando la tasa, en ese tiempo en términos reales, estaba en 7,25% y la inflación en 4,1%.
Estas medidas, sumadas a un fuerte ajuste en la política fiscal, en línea con la Ley de Presupuestos aprobada para 2022 -que incluyó una caída de 23% en el gasto y terminar el año con un superávit de 1,1% del PIB-, hicieron que el escenario de inflación se comenzara a revertir.
Así, los datos entregados este viernes por el INE parecen indicar que se afianza ese nuevo escenario. No sólo el dato interanual es el más bajo en dos años, sino que además sus componentes más estructurales muestras mayores señales de ir cediendo.
Un ejemplo de eso es el IPC sin volátiles, que es el indicador de “IPC subyacente” favorito del Banco Central desde 2019 y que consiste en ordenar las subclases de la canasta de bienes del IPC según su volatilidad, e ir excluyendo ordenadamente hasta obtener un indicador óptimo de inflación dejando de lado los precios más susceptibles.
Ese índice estuvo gran parte del ciclo inflacionario actual por debajo del IPC total, fundamentalmente porque lo que más hizo subir al indicador general fueron estos bienes más volátiles, como los alimentos y los combustibles. Sin embargo, a partir de abril de este año, mientras el IPC total comenzaba un rápido descenso, fundamentalmente por las bajas en estos mismos bienes volátiles, el indicador subyacente se mantuvo por encima. Y, si bien aún está arriba, con una variación interanual de 7,4% (2,1 puntos porcentuales más que el IPC), el dato de agosto mostró su primer registro negativo desde junio de 2021, al caer 0,1%.
Al revisar los índices transables y no transables también se observa una mayor desaceleración en el segundo, que se compone principalmente de servicios, en los que el tipo de cambio no tiene un impacto tan relevante como en los transables.
Papas y combustibles
El impacto de precios volátiles en el IPC mensual ya se anticipaba en las semanas previos al informe de este viernes. Esto, porque bienes como las papas y otras hortalizas estuvieron en la discusión pública por el aumento de precios que registraron estos alimentos tras los dos fuertes temporales en la zona centro-sur.
Según el INE, la papa anotó un incremento mensual de 10,8%. Así, sube 42,5% en lo que va del año y 56,7% en doce meses. Además, es el segundo producto (entre 303) que tuvo mayor incidencia positiva en la variación del IPC. El primero fue la gasolina, la que con su incremento mensual de 2,1% aportó 0,065 puntos porcentuales. Esta mayor incidencia de la gasolina se entiende porque es el cuarto producto con mayor ponderación de la canasta del IPC.
En el otro extremo, los productos con mayor incidencia negativa en el mes fueron liderados por el pan, el que cayó 2,5% en agosto, seguido por los automóviles nuevos, con una baja de 1,8%. Los autos acumulan una caída de 10,7% en los últimos 12 meses, en línea con la recomposición de stocks y menores ventas.
El INE explicó que, entre las divisiones con alzas en sus precios destacaron alimentos y bebidas no alcohólicas (0,3%), y vivienda y servicios básicos (0,4%), mientras que, entre las divisiones con descensos en sus precios, resaltó bienes y servicios diversos (-0,8%).
“La lucha contra la inflación sigue en marcha, seguimos bajando la inflación, ya estamos en bastante menos de la mitad de lo que teníamos hace un año atrás”, dijo el ministro de Hacienda, Mario Marcel, tras conocer el dato de IPC.
La consejera del ente rector, Stephany Griffith-Jones, también celebró el dato y agregó que “estamos haciendo un esfuerzo importante porque ya estamos más tranquilos en relación a la reducción de la inflación, pero queremos mantener ese logro para poder llegar a la meta en la segunda mitad del próximo año”.
TPM
Tras el sorpresivo IPC de agosto, la pregunta que surge es si esto produce cambios en las proyecciones del mercado para el cierre del año y para la evolución de la TPM, sólo un par de días después de la publicación por parte del Banco Central del Informe de Política Monetaria (Ipom) de septiembre.
Alejandro Vicondoa, académico del Instituto de Economía de la UC, dice que, a pesar de la sorpresa, “no creo que este valor vaya a modificar la trayectoria de la TPM que definió el Banco Central en el último Ipom. Si bien el dato de inflación es positivo, estamos en un contexto bastante incierto a nivel internacional. El dólar se ha apreciado fuerte tanto en Chile como a nivel global recientemente. Una baja más agresiva de tasas de interés en este contexto podría generar una mayor depreciación del peso y esto podría tener algún impacto en la trayectoria de la inflación local”.
De hecho, uno de los principales riesgos que vienen mencionando los expertos es la evolución del tipo de cambio y su presión sobre los precios (ver nota relacionada sobre el dólar).
Con todo, las perspectivas para el cierre de año se afianzaron más cerca del 4%.
Desde Scotiabank agregan que “la dinámica de precios de agosto se encarga de colocar en jaque expectativas de inflación anual 2023 sobre 4% y mantiene viva nuestra expectativa de que la inflación se ubicaría en 3% hacia el segundo trimestre del 2024. En todo caso, anticipamos cierta reversión -alza- de precios en septiembre y octubre explicada por factores estacionales, combustibles, efectos rezagados en algunos alimentos por efecto de las lluvias y traspaso cambiario sobre ítems más directamente vinculados al tipo de cambio como paquete turístico, pasajes de avión, entre otros”.
Además, puntualizan que “este registro mensual de inflación debería generar un nuevo retroceso de las tasas swaps que internalizarían una aceleración en el ritmo de recortes de la TPM durante los próximos meses”.
Desde Clapes UC afirman además que tras ese dato “esperamos que aumente la presión por recortes más acelerados de tasas de interés por parte del Banco Central, lo que podría aumentar la presión depreciativa sobre el peso”.
En la Cámara de Comercio de Santiago tienen una mirada similar, ya que indican que tras el IPC de agosto “aumenta en el margen la expectativa de que el Central administre con mayor velocidad el proceso de reducción de la TPM, aplicando, de paso, un recorte de 100 puntos base (pb) en octubre”.
La próxima reunión del Banco Central es a fines de octubre, por lo que se conocerá el registro de IPC de septiembre antes de esta cita. En ese contexto, desde Inversiones Security dicen que “de materializarse un registro similar en septiembre, validaría nuestra expectativa de un nuevo recorte de 100 pb en la TPM en la reunión de octubre”.