Hace poco más de un año, el 8 de marzo de 2018, se firmaba en Chile el Acuerdo Integral Comprensivo y Progresivo de la Alianza Transpacífico (CPTPP o TPP11). Este es el tercer mayor tratado del mundo, tras el CETA (entre Canadá y la UE) y el USMCA (Canadá, Estados Unidos y México). La firma en nuestra capital fue reflejo del liderazgo del país en materia de apertura comercial y la búsqueda de acuerdos modernos y de futuro; política de Estado que se ha mantenido ininterrumpida en los últimos 30 años.
Tras la salida de Estados Unidos del TPP, Chile, Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Malasia, México, Japón, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, buscaron la manera de rescatar ese contenido, donde se alcanzó un resultado balanceado, que conserva en esencia lo sustantivo del acuerdo original, salvo 20 disposiciones que quedan sin aplicación, en los temas que fueron los más complejos durante la negociación, principalmente los vinculados a propiedad intelectual.
La negociación fue transparente, en un proceso que contó con más de 100 reuniones entre consultas ciudadanas, cuartos adjuntos; donde fueron convocados más de 200 representantes de asociaciones, ONGs, representantes de pueblos originarios y academia, para que los intereses de un amplio grupo de actores se vieran representados, y nutriera la posición de Chile.
El CPTPP reconoce el derecho inherente de cada país para establecer sus prioridades legislativas y decisiones regulatorias; a diferencia de lo que se cree no impactará en los precios de los medicamentos; y conserva el estándar vigente en materia de derecho a la libertad de expresión, entre otros.
Mucho se ha hablado de que el acuerdo no genera ganancias para productos, pero eso está lejos de la realidad. El TPP11 incorpora más de 3000 nuevos productos agrícolas y agroindustriales, lo cual beneficiará a nuestros productores y exportadores. El acuerdo ya está vigente para los siete países que lo han ratificado, pero no para Chile, lo que resta competitividad a los exportadores nacionales.
Es importante destacar la relevancia del CPTPP como un esquema que promueve el comercio inclusivo al abarcar materias tan diversas como medio ambiente, estándares laborales, apoyo a las PYMES, cooperación económica, incorporación de las mujeres al comercio internacional, anticorrupción, comercio electrónico y compras públicas; temas que dan cuenta del anhelo de sus miembros por asegurar que los beneficios de la apertura comercial lleguen a toda la ciudadanía.
De esta manera nos erigimos en bloque en la cúspide de las nuevas reglas comerciales, dando de paso una señal potente hacia un comercio verdaderamente inclusivo.