Después de haber sido protagonista del primer paquete fiscal de Estados Unidos para enfrentar el coronavirus, por un total de US$2,2 billones, la vocera de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, mira desde la tribuna las negociaciones del Senado, donde se está a punto de sellar un segundo programa de estímulos que luce mucho más acotado de los US$3,4 billones que plantearon los demócratas en mayo y de la réplica del primer estímulo que defendían hace apenas unos meses.
Con la venia de un mercado que celebra el posible pacto con un nuevo récord en el S&P 500 y un mínimo desde de abril de 2018 en Dollar Index, lo que respaldó el alza de 2,15% en el IPSA (la bolsa de mejor desempeño en el día), lo que actualmente está sobre la mesa es una ayuda de US$900.000 millones, monto incluso inferior a los US$1,9 billones que llegó a ofrecer la Casa Blanca y que Pelosi rechazó por considerarlos insuficientes.
Nuevos protagonistas
Pero toda historia tiene su contra cara y ahora es un republicano el que figura al frente de un acuerdo decisivo para la recuperación económica estadounidense. Se trata de Mitch McConnell, líder de la mayoría del Senado, que está consiguiendo un trato mucho más cercano a lo que aspiraba un oficialismo preocupado por un déficit fiscal que llegaría a 8,7% este año.
“Hicimos un gran avance hacia la elaboración de un paquete de ayuda pandémica específico que podrían aprobar ambas cámaras con mayorías bipartidistas”, señalaba McConnell esta semana, ante el avance en la discusión.
Para acortar la brecha entre el bipartidismo estadounidense, también resultó clave el presidente electo Joe Biden, quien presionó a los demócratas para que llegaran a un acuerdo y el miércoles respaldó el paquete emergente
“Parece que está muy, muy cerca y parece que habrá pagos directos”, señaló el sucesor de Donald Trump. “Es un pago inicial importante que tendrá que hacerse a partir de fines de enero, en febrero. Es muy importante hacerlo y felicito al grupo bipartidista por trabajar juntos para lograrlo”, agregó.
Por su parte, McConnell aseguraba que hay un compromiso por “continuar con estas discusiones urgentes hasta que tengamos un acuerdo y acordamos que no nos iremos de la ciudad hasta que hayamos promulgado la ley”.
El tira y afloja
Aunque a principios de esta semana se pensaba que la discusión exigiría una estadía en Washington hasta el viernes, cuando se aprobará un proyecto de ley de US$1,4 billones que financiaría al gobierno federal hasta el final del año fiscal el 30 de septiembre, ayer el mismo McConnell reconocía que se iba a requerir de más tiempo para afinar los detalles del acuerdo.
Hasta el momento, los trascendidos apuntan a que desde los US$900.000 millones saldrán pagos directos a los estadounidenses de US$600 a US$700 y una asistencia de desempleo suplementaria de US$300 por semana.
Aunque no alcanza la transferencia directa de US$1.200 que había solicitado el ala progresista de los demócratas, que se concrete una segunda ayuda a los ciudadanos estadounidenses se considera una victoria para ese sector.
“Estoy orgulloso del progreso que hemos logrado (…) Voy a seguir luchando por más, porque la gente está en problemas en este momento y necesitan ayuda, pero es un buen comienzo”, señaló el senador Bernie Sanders.
También se están estableciendo entre US$320.000 millones y US$330.0000 millones para la segunda ronda de préstamos para pequeñas empresas del Programa de Protección de Cheques de Pago.
En tanto, respecto a la ayuda que la todavía oposición solicitaba para los estados, ciudades y localidades el resultado se parece inclinar a favor de los republicanos, que se resistían con fuerza a esa partida. Se descartan así los recursos de US$160.000 millones que planteaban los demócratas y, en cambio, se consideran US$90.000 millones que no se facilitarán de manera directa, sino que a través de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (Fema, en inglés), limitando el control de los líderes de cada localidad
Un tercer paquete
Para que los demócratas pasen este trago amargo ha ayudado la posibilidad de que se discuta un tercer paquete de estímulo fiscal. Que Biden se refiera a la nueva ayuda que recibirán los ciudadanos como un “pago inicial”, se ha entendido entre los políticos y la prensa estadounidense como una manifiesta voluntad para abrir esa discusión una vez que se mude a la Casa Blanca el 20 de enero.
Sin embargo, los obstáculos que enfrentaría un proyecto de ese tipo no serían diferentes al que ha encarado por casi un semestre el que se discute en la actualidada.
Lo anterior, debido a que cualquier nuevo pacto de estímulos tendría que negociarse nuevamente con McConnell. Es más, tras las elecciones de noviembre, quedó en vilo el desempate de Georgia en el Senado, lo que si bien determina si los republicanos se quedan con la mayoría, no lograría modificar el balance según el cual los demócratas requerirán votos de sus adversarios para anotar victorias en el Congreso. Adicionalmente, tras los comicios, la ventaja de la actual oposición también se debilitó.