El mediático castigo que la SEC pactó con Elon Musk el fin de semana pasado por su demanda por fraude al mercado contra el empresario sudafricano se convirtió en un fuerte respaldo a la gestión que Jay Clayton (en la foto) está realizando en la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés). Es que Clayton no ha tenido un año fácil. La agencia ha sido cuestionada por legisladores demócratas y defensores de los inversionistas por -señalan- haberse convertido en un agente menos agresivo bajo el mando de Clayton, designado en mayo de 2017 por el Presidente Donald Trump.

Su mandato ha estado enfocado en la desregulación de los mercados financieros de EE.UU. De hecho, Clayton prometió un mayor escrutinio de las compañías que buscan "capitalizar la promesa percibida" de un mayor valor de las acciones luego de un anuncio de inversión en criptomoneda y tecnología Blockchain. La SEC ha caído sobre varias firmas, y ha llegado incluso a suspender las actividades de algunas debido a asociaciones poco claras con criptomonedas y criptoempresas.

Por eso, al acordar -el sábado pasado- con Elon Musk su salida de la presidencia de Tesla por tres años y el ingreso de dos directores independientes, el propio Jay Clayton reconoció que lo pactado "reafirma un principio importante incorporado en nuestras leyes de valores federales basadas en la divulgación". Específicamente, añade, "cuando las compañías y los ejecutivos corporativos realizan declaraciones, deben actuar de manera responsable, incluso esforzándose para garantizar que las declaraciones no sean falsas o engañosas y no omitan información que un inversionista razonable consideraría importante al tomar una decisión de inversión".

Pero pese al ruido mediático que causó la medida, esta no era la primera vez que el organismo intervenía en los gobiernos corporativos de otras compañías. Lo hizo en marzo de este año, cuando acusó de fraude a Theranos, firma de servicios en tecnologías de la salud y de laboratorios clínicos; a su fundadora, la joven empresaria Elizabeth Holmes, y también al expresidente de la compañía Ramesh "Sunny" Balwani. Los cargos están relacionados a las falsas promesas que se hicieron con un aparato portátil para analizar la sangre. La SEC dijo que los acusados exageraron o hicieron falsas promesas acerca de la tecnología de la empresa, su negocio y su desempeño financiero. De acuerdo con la firma, el proceso les generó más de US$ 100 millones en ingresos en 2014, cifras que la SEC consideró falsas, ya que obtuvo poco más de US$ 100.000. Además de la sanción impuesta por el regulador, Holmes accedió a renunciar al control de voto mayoritario sobre la compañía, así como a una reducción de su capital que, combinada con las acciones que anteriormente devolvió, redujo sustancialmente su participación en la empresa.

Otro caso sucedió el 2004, cuando la SEC presentó cargos por fraude de valores contra Computer Associates International Inc y sus principales ejecutivos, donde también se realizaron cambios en el gobierno corporativo relacionados con la ejecución de reformas a sus controles y a la contabilidad financiera.

En 2000, la SEC también actuó. El organismo estadounidense presentó cargos civiles contra Micro-Strategy -compañía de software OLAP de inteligencia de negocio y de informes para empresas- y en contra tres ejecutivos por infracciones contables. Las acciones resueltas consideraron el pago de US$ 10 millones en devoluciones, US$ 1 millón en multas y contempló también reformas al gobierno corporativo.