El reciente anuncio de la Agenda para la Equidad de Género presentada por el gobierno da cuenta de un momento único para generar avances concretos en aumentar la inclusión de la mujer en el mundo laboral.
Los temas que se plantean marcan un punto de inflexión en lo que a equidad se refiere, y abordan desde equiparar la carga económica, sancionar la violencia, proteger la maternidad y apoyar el cuidado de los hijos para fomentar el trabajo femenino.
Respecto de esto último, se valora la promoción de más mujeres en altos cargos, tanto en el sector público como privado. Una señal clara de que se trata de un tema que el ejecutivo ha tomado como un desafío prioritario.
A ello se suma la reciente noticia sobre el proyecto de ley presentado por parlamentarias para establecer cuotas de mujeres en empresas Ipsa, lo que refuerza la idea de que el ambiente es el propicio para instalar la discusión y que debemos hacerlo de manera urgente.
Las cifras así lo avalan: el porcentaje de directoras de empresas Ipsa disminuyó respecto del período anterior, pasando de 7,3% en el 2017 a 6,3% en 2018. Una evolución preocupante, más todavía cuando la media de los países Ocde bordea el 20%.
Más aún, los beneficios de contar con mujeres en altos cargos han sido estudiados y probados. Un informe recientemente elaborado por el Instituto Peterson de Economía Internacional y EY analizó los resultados de una encuesta a 21.980 empresas globales que cotizan en la bolsa (de 91 países de diversas industrias y sectores) y demostró que tener al menos un 30% de mujeres en puestos de alta dirección, añade 6% de margen de beneficio neto.
Es clave que las iniciativas de políticas públicas encuentren eco en el sector privado. Justamente en esa línea, algunos de las principales firmas de search de Chile firmamos un decálogo de buenas prácticas impulsado por la Iniciativa Paridad de Género (alianza público-privada en la que participa el BID, el World Economic Forum y Comunidad Mujer) para presentar candidaturas balanceadas y propiciar así una mayor presencia de mujeres en ese nivel.
Un acuerdo que, por sus características y convocatoria de organismos de distintos sectores de la sociedad, es único en el mundo. A eso hay que sumar el hecho de que la industria del hunting se unió en torno a una causa que, creemos, es clave para dar un salto cuántico en temas de diversidad y gestión del talento.
Lo destacable es que no se trata sólo de una declaración de buenas intenciones, sino que se generarán métricas y data dura sobre los efectos de este acuerdo a nivel concreto.
Si a ello sumamos la norma 365 para que los gobiernos corporativos informen sobre las mujeres directoras, vemos que se están dando pasos en la dirección correcta. ¿Son necesarias las cuotas? Es una discusión pendiente. ¿La recientemente anunciada agenda de equidad de género es una buena señal? De ello no hay duda.