Un joven que ingresa hoy a la fuerza laboral y que comienza a cotizar en un fondo de pensiones, está potencialmente a 45 años de vivir de su jubilación (año 2063). Durante este período, y en base a información del Atlas Agroclimático de Chile, se prevé que la temperatura de la Zona Central de nuestro país pueda subir hasta incluso 2 grados Celsius, y que en ciertas zonas disminuyan las precipitaciones hasta en 30%.
Debido a estos impactos atribuibles al cambio climático, los ahorros previsionales de los chilenos estarían expuestos a pérdidas económicas que hoy no están siendo bien anticipadas.
Los Bancos Centrales de los países G20, a través del Consejo de Estabilidad Financiera (Financial Stability Board), decidieron crear el Task Force on Climate-related Financial Disclosures (TCFD), con el fin de abordar esta problemática. En 2017 publicó sus primeras recomendaciones, dirigidas principalmente al sector financiero.
En Chile, la creación de conciencia al respecto, la está comenzando a realizar el programa "Iniciativa Financiera de ONU Ambiente" (UNEP-FI), junto a la consultora ImplementaSur. De hecho, el próximo 7 de noviembre en el Club 50, realizarán un seminario titulado "Finanzas y Cambio Climático: es tiempo de ser parte de la solución", en conjunto con Principles for Responsible Investment y la Universidad Finis Terrae.
Según la tesis de estas entidades, el cambio climático constituye un riesgo para el desarrollo social y económico que se manifiesta tanto en riesgos físicos (Por ejemplo, asociado a la discontinuidad operacional), como en riesgos de transición, por efecto de potenciales regulaciones de precio al carbono; la preferencia de los consumidores hacia productos más verdes y la competencia por tecnologías bajas en C02.
"Esto puede perjudicar el valor económico de los activos, los portafolios y las valoraciones de las compañías, exponiendo las inversiones a activos devaluados (stranded assets)", comenta Rodrigo García, fundador y director de consultoría en ImplementaSur.
La UNEP-FI junto 16 bancos internacionales que representan más de US$7.000 millones, crearon un proyecto piloto y publicaron recientemente un par de guías sobre los riesgos físicos y de transición.
"Esta metodología permite incrementar la comprensión de los bancos sobre cómo el cambio climático podría impactar su negocio. Además, estamos creando otro grupo piloto con inversores institucionales, que incluye fondos de pensiones, instituciones de gestión de activos y aseguradoras", explica Carolina López, representante en Chile de la UNEP-FI.
El volumen de activos financieros que manejan los inversionistas institucionales chilenos (especialmente las AFP) podrían tener un impacto relevante, si la regulación nacional es capaz de adoptar las recomendaciones del TCFD.
"Es vital instalar capacidades en las instituciones y autoridades financieras de Sudamérica, para acelerar la migración desde nichos riesgosos ante el cambio climático hacia nuevos segmentos bajos en carbono y resilientes al clima.
Así, los mercados financieros pueden transformarse en un catalizador de nuevas oportunidades de inversión sostenible y minimizar las pérdidas económicas futuras", concluye López.