Aunque intentaron durante meses salir de la crisis financiera por la que atravesaban, la sociedad anónima Suazo Gómez no logró salvar la empresa de la liquidación. Por casi 80 años, la compañía agroindustrial con sede en Curicó ha producido y comercializado pastas en sus distintas variedades, harina, sémolas y hasta aceite de oliva. Todo bajo la marca Suazo, que hasta hoy está presente en supermercados y en almacenes de todo el país.Frente a la imposibilidad de hacer frente a su situación, el 22 de enero de este año se acogieron a un proceso de reorganización concursal tal como establece la normativa de la Ley de Insolvencia y Reemprendimiento.
Ese proceso, que estuvo a cargo del abogado Juan Esteban Puga y que tuvo como veedora a María Loreto Ried, no logró llegar a una solución viable en el plazo definido. Cuentan que los propietarios -tres sociedades ligadas a las distintas ramas de la familia Suazo- buscaron todas las soluciones que pudieron y que incluso intentaron vender la compañía, pero no lograron conseguir un comprador. En total, según consta en los documentos publicados en el Boletín Concursal en febrero pasado, la empresa acumulaba bienes por $ 4.431 millones y pasivos por poco más de $ 11 mil millones.
Los principales acreedores a esa fecha eran la Compañía Agropecuaria Copeval S.A., Copeval Agroindustria S.A. y Tanner Servicios Financieros. Con esto, el 9 de mayo pasado el abogado Puga solicitó al Juzgado de Letras de Curicó retirar la propuesta de reorganización. Así las cosas, se declaró la liquidación forzosa de la empresa y se asignó, a principios de junio, a Valeria Cañas como liquidadora. Eso sí, la profesional decretó la continuidad de giro. Y de los 140 trabajadores que trabajaban en la empresa, quedaron operando la continuidad 34 de ellos.Además, el 7 de junio pasado se realizó la diligencia de incautación, inventario y documentación de los bienes en las oficinas centrales. En el documento se detallan más de 346 ítems, entre los que se cuentan desde el reloj control y una picadora de papeles hasta los silos, vehículos y algunas casas. Ahora lo que viene es la junta constitutiva de acreedores que se realizará el martes 17 de julio a las 10 de la mañana. Ellos serán los que definirán si aceptan o no la continuidad de giro.
La idea de la liquidadora es llegar a esa cita con aproximadamente $ 1.800 millones en la cuenta corriente. Para ello están trabajando con fuerza. Los recursos los juntarán gracias a que además de haber recibido la cuenta con unos $ 700 millones, había cuentas por cobrar por otros $ 700 millones aproximadamente y esperan recaudar $ 400 millones más a través de la venta de los productos que estaban listos para ser comercializados.La liquidadora trabaja muy de cerca con los trabajadores, quienes esperan que la empresa se mantenga y piden que la ciudadanía los apoye. "Tenemos todos los medios para seguir trabajando. Estamos envasando todo lo que quedó de productos. La planta está 100% operativa. Tenemos todas las ganas. Ahora estamos trabajando en la construcción de nuestros finiquitos, pero pretendemos mantener nuestro trabajo", asegura Flavio Fuentes Saldías, quien trabaja hace nueve años en la empresa y es el presidente del sindicato de la compañía.