En cada una de las actividades de la vida diaria, como beber, lavarse y cocinar, el agua está presente. Para todos parece básico, pero aún hay miles de familias que no tienen acceso a este vital recurso. Si bien, este problema y sus posibles soluciones se arrastran por años, hoy el acceso al agua, así como a los servicios sanitarios, se vuelve un tema urgente y prioritario para enfrentar la propagación del Covid-19.
Pese a los importantes avances en cobertura de agua potable, en Chile aún existe una preocupante realidad: más de un millón de personas viven en viviendas sin servicios sanitarios básicos. Del total, el 55% no cuenta con conexión a la red pública de agua, el 56% carece de un servicio sanitario adecuado y el 34% no tiene una llave de agua dentro de su vivienda, abasteciéndose a través de camiones aljibes (Ministerio de Desarrollo Social y Familia (MDS), 2019).
Para enfrentar esta problemática -además de priorizar el agua para consumo humano- hay que agilizar y simplificar los procedimientos administrativos sobre la instalación de sistemas de agua potable rural (APR). En paralelo, trabajar en fuentes alternativas de agua que sean técnicamente factibles, económicamente viables, socialmente aceptables y ambientalmente amigables en cada lugar; fomentando la investigación, innovación y desarrollo. Es importante que estas alternativas permitan el uso eficiente del agua.
Países como Australia, Estados Unidos o Israel, han enfrentado estos desafíos mediante una importante inversión en infraestructura junto con una fuerte priorización de sistemas de fuentes alternativas, como la desalinización y la reutilización de las aguas residuales tratadas.
Una instancia de política rural y un plan nacional de acción respecto del APR y su saneamiento podría ayudar. El trabajo público y privado -incluyendo a las comunidades- es una opción, de forma que se entreguen recursos, capacidades y herramientas para generar responsabilidad compartida y compromiso de todos para avanzar en estos desafíos.
Actualmente, existen iniciativas del MDS que buscan beneficiar a cerca del 50% de las viviendas que actualmente presentan déficit de agua potable. Sin embargo, en materia de saneamiento el alcance es menor (cerca del 16%). En este sentido, el problema del agua potable y de saneamiento requiere de planes de desarrollo integrales, que idealmente involucren iniciativas público-privadas en la búsqueda e implementación de soluciones.
El acceso al agua potable y al saneamiento es fundamental y urgente para salvar vidas, hoy más que nunca debido a la pandemia de coronavirus que nos afecta.
-El autor es director de Clapes UC