No quedó con pérdidas. Está lejos de eso, pero de todos modos Aguas Andinas sintió la crisis del coronavirus. La compañía cuantificó millonarios efectos de la pandemia, pero también de la sequía que afecta al país.
La utilidad neta al 30 de septiembre de Aguas Andinas ascendió a $75.864 millones, lo que implicó un retroceso de 24,1% interanual. Esto, pese a que los ingresos sólo disminuyeron 3,3% en los primeros nueve meses frente a igual periodo del año previo. En el tercer trimestre, las ventas bajaron marginalmente un 0,9%, mientras las utilidades cayeron 30% en 12 meses al totalizar $13.380 millones.
El mayor impacto, entonces, provino de los efectos de la pandemia y los mayores costos provocados por lo que denominan megasequía.
Covid-19
En su análisis razonado presentado a la Comisión para el Mercado Financiero, la Compañía explica que desarrolló un plan de acción para asegurar la continuidad del servicio, y valorizó el impacto global al 30 de septiembre en $29.213 millones, tanto por efectos directos e indirectos “presumiblemente derivados de la situación excepcional por Covid-19”.
Detalla que hubo un impacto por la disminución en los volúmenes de ventas por $16.810 millones, asociado a una menor venta a clientes residenciales en 1,3% y a clientes no residenciales en 13,8%.
Otro golpe fue una menor recaudación de cuentas de clientes regulados que incrementó la antigüedad del saldo de las cuentas por cobrar, debiendo reconocer como provisión de deudores incobrables un monto de $12.114 millones, generando un mayor gasto por incobrabilidad en $9.125 millones respecto al mismo periodo del año anterior.
“La política de reconocimiento de deudores incobrables utilizada por la compañía, está basada en las estadísticas de recaudación según la antigüedad de la facturación. En este sentido, la deuda de los clientes con más de 8 saldos se provisiona en un 100%. Adicionalmente, las deudas por consumos transformados en convenios de pago se provisionan en un 100% del saldo convenido”, precisa (ver tabla).
Adicionalmente, se registraron costos directos por $4.842 millones asociados a planes de confinamiento, transporte de personal, insumos de higiene, teletrabajo, medidas de seguridad, programa de seguimiento de la salud de los trabajadores, logística y comunicaciones.
La firma también reportó como efecto de la pandemia una disminución en la actividad asociada a ingresos no regulados por $1.208 millones, debido principalmente a servicios domiciliarios y de ingeniería, con una disminución del volumen de negocio cercana al 40%.
Por último, hubo menores gastos por $2.773 millones asociados principalmente a servicios a clientes por menores servicios de corte y reposición de suministro, lectura de medidores, ahorros en impresión de documentos comerciales, junto a menores actividades corporativas y gastos de administración.
Megasequía
Pero Aguas Andinas no solo está enfrentando la pandemia, sino también debe hacer frente a la sequía. En sus estados financieros explican que la empresa tuvo mayores costos por $6.520 millones, en gran medida asociados a compra de agua cruda y un incremento en el consumo de energía eléctrica por la mayor captación de agua subterránea y elevación de agua potable en la Región Metropolitana.
“La región atraviesa la mayor sequía desde que existe registro y la que ya se prolonga por más de una década”, rescuerda la empresa.
Cabe destacar que la Compañía ha realizado inversiones y están en curso varios proyectos para reforzar la seguridad de abastecimiento ante este escenario de sequía extrema.