El crecimiento de la economía chilena ha dado signos muy fuertes de recuperación. El indicador de crecimiento mensual del PIB, el Imacec, así lo ha indicado en los 5 primeros meses del año y se espera también una cifra arriba de 4% para junio. Un primer semestre que crecerá en torno al 4,5%, lo que contrasta muy fuertemente con el desempeño de la economía chilena en los cuatro años anteriores.

Se estaba materializando lo que muchos analistas veníamos sosteniendo desde el año pasado. Me inscribo entre quienes atribuyen al estado de expectativas internas un muy importante porcentaje de explicación de este fenómeno y así lo venía sosteniendo en nuestro informe económico durante todo el año pasado.

El entorno externo, con viento de cola en los últimos meses, que también influye, simplemente no tenía un poder importante para explicar por qué Chile creció sistemáticamente por debajo que el resto del mundo y de sus socios comerciales por casi la totalidad de los 4 años anteriores. En efecto, este semestre es el primer semestre desde el segundo del año 2014, en que Chile crece por encima del resto del mundo, evidencia muy clara para mí que el efecto interno es el efecto dominante.

Sin embargo, los muy buenos números de este semestre no tenían un correlato claro con la sensación térmica que tenían muchos actores domésticos en variados sectores. Es común encontrar la sensación que el primer semestre ha estado más lento que lo que se esperaba. Como si existiera una paradoja. Desde el menor flujo de compras de argentinos en el comercio, pasando por el hecho de que las muy buenas cifras de inversión en bienes de capital no se compadecían con las cifras de inversión en construcción o maquinarias y equipos. Pymes y proveedores de servicios no estaban recibiendo una demanda derivada de las mayores expectativas coherente con las cifras publicadas. El empleo de buena calidad no prendía. En efecto, el empleo asalariado en el sector privado lleva 3 meses creciendo por debajo del 1% y se supone que en una recuperación fuerte es este sector el que empieza a absorber empleos de vuelta desde el segmento de cuenta propia.

La Bolsa de Comercio acusó una corrección que se explica porque los inversionistas en el mercado de capitales ajustaron sus expectativas a la realidad de las cifras económicas del sector real. Con esta información, en nuestro informe económico de junio mantuvimos la estimación de crecimiento para el año entre 3,5% y 4,0%, pero eliminamos el sesgo al alza en el informe inmediatamente anterior (ver).

Es posible que los actores económicos hayan estado más cautos de los que originalmente se esperaba a principios de año, esperando señales de instalación del nuevo gobierno y de sus lineamientos económicos. Es posible que veamos una interesante paradoja. Un primer semestre con muy buenos números y una mala sensación térmica a nivel individual en muchos sectores, y un segundo semestre a la inversa, es decir cifras y anuncios de menor magnitud pero una sensación térmica mejor. De hecho, al parecer, en julio este habría sido el caso.