Por medio de distintas acciones los países han tratado de contener, con mayor o menor éxito, la pandemia del Covid-19. Pero una medida en común que implementó la mayoría de los gobiernos fue el cierre de las fronteras, algo que durante el último tiempo comenzó a revertirse. El impacto en la economía que la crisis sanitaria generó ha sido enorme, principalmente en aquellos países en donde el turismo es una de las entradas más grandes de ingresos. Por eso, los distintos países de la región hoy se apresuran lanzan campañas internacionales para en reactivar la actividad.
El 18 de marzo, Chile oficializó el cierre de sus fronteras aéreas, marítimas y terrestres. Pero esta situación se modificará a partir del 23 de noviembre, cuando se habilite el Aeropuerto de Santiago para el ingreso de extranjeros al país.
Para ello se dispuso que todos los extranjeros que ingresen, sin importar el país de origen, deben portar el resultado negativo de un test PCR, tomado 72 horas antes de abordar un avión, una declaración jurada para viajeros y un seguro de salud. Sin embargo, durante las primeras dos semanas de apertura de esta frontera, los extranjeros que vengan de países de alto riesgo tendrán que guardar obligatoriamente una cuarentena de 14 días en el país.
Con esta apertura de fronteras aéreas se estima que podrían llegar cerca de 300 mil turistas extranjeros en lo que resta de año.
En la región se ven distintas medidas sanitarias implementadas por las autoridades previo al inicio de la temporada de verano. Ahora bien, medidas que se repiten son que los viajeros envíen una declaraciones juradas, PCR negativo y seguro médico.
En Perú, en una primera etapa a inicios de octubre, se habilitaron sólo los vuelos internacionales cercanos, con viajes no superiores a 4 horas. Y luego, en noviembre, se abrieron los vuelos internacionales desde destinos con tránsitos no superiores a 8 horas. Julio Polanco, Director de la Oficina Comercial del Perú en Chile, explica que actualmente a nivel de aeropuertos internacionales, también se estableció que para poder ingresar a dicho país es necesario que el viajero presente el resultado negativo de un PCR, además de una declaración jurada.
En el caso de Brasil, los ciudadanos extranjeros pueden ingresar por vía aérea, y quienes se queden en el país hasta 90 días deben acreditar que cuentan con seguro que les cubra durante toda la estancia. México, por ejemplo, no tiene restricciones de entrada, pero a la llegada deben presentar un cuestionario que identifique los factores de riesgo en viajeros. En República Dominicana, desde mediados de septiembre, los viajeros no tienen que acreditar resultado negativo a una prueba PCR a la llegada, aunque en los aeropuertos se hacen pruebas respiratorias rápidas aleatorias a entre el 3% y 10% de los viajeros. Argentina, en tanto, decidió abrir fronteras con los países límitrofes para el ingreso de turistas durante el verano. No se exige cuarentena, pero sí un PCR negativo y un seguro médico.
En Perú, la reciente reapertura de Machu Picchu marcó un hito en la reactivación de la industria turística en ese país. El ingreso es en grupos de 10 personas previo control de temperatura. “Se proyecta que aquellas atracciones abiertas como parques o centros arqueológicos puedan tener flujos importantes en el segundo trimestre del 2021”, anticipa Polanco. Cuenta, por ejemplo, que las playas solo se podrán utilizar en un horario limitado de 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde.
Dirk Zandee, Country Manager de la Región Andina de Despegar cuenta que, por ejemplo, desde la apertura de las fronteras internacionales de Perú en octubre, se ha observado un alza significativa de 170% en la demanda de viajes respecto a las semanas previas.
En Argentina, donde en la temporada de verano se pueden llegar a mover 15 millones de turistas, para este año se cree que la cifra podría llegar a la mitad. Para incentivar el turismo, el gobierno de ese país lanzó el programa PreViaje, cuyo objetivo es que la gente adelante la compra este año para viajar en 2021 y obtenga a cambio un beneficio en forma de crédito, el 50% de lo gastado, para utilizar dentro de Argentina en más servicios turísticos.