Analizando las cifras que trajo la Encuesta Casen 2020 ha estado durante esta última semana la subsecretaria de Evaluación Social, Alejandra Candia. De acuerdo con la medición, la pobreza por ingresos subió del 8,6% al 10,8%, la primera alza en dos décadas. Candia enfatiza que el principal impacto de la crisis se reflejó en los ingresos del trabajo y que, por ello, las ayudas estatales permitieron amortiguar el impacto. Para reafirmar su argumentación menciona que el primer decil redujo en un 91% sus ingresos laborales. Y por ello, ahora el foco debe estar puesto en recuperar esas plazas laborales, principalmente para los sectores más vulnerables. Junto con ello, dice que se seguirá monitoreando el complejo escenario y que se realizarán dos nuevas rondas de la encuesta social Covid, y adelantó que la próxima encuesta Casen será en 2022.
Los ingresos laborales cayeron 11% entre 2017 y 2020, mientras que el de los dos primeros quintiles fue del 40%. ¿Este es uno de los mayores problemas que dejará la crisis impactando en los niveles de pobreza?
- Esta es una encuesta que nos muestra con bastante claridad que los efectos de la crisis se vieron reflejados principalmente en los ingresos del trabajo. Si bien afectó en todos los hogares del país, lo hizo con mucha más fuerza en los hogares más vulnerables. En términos de número, los hogares del primer quintil bajaron sus ingresos del trabajo en 63% en relación a 2017. Esto se explica porque el 59,9% de los hogares mostraron ingresos del trabajo cero, es decir, sin ocupados en el hogar. En 2017 ese porcentaje era del 34% de los hogares con ingresos cero. En el quinto quintil la caída fue del 1,8%. Si nos vamos a deciles, el primer decil redujo en en 91% sus ingresos. Eso da cuenta de lo profunda que ha sido la pandemia en cuanto a los ingresos del trabajo. Y permite cuantificar que la política social tanto permanente como la creada para la pandemia tuvo un impacto que logró atenuar los efectos en los ingresos del trabajo.
Si bien las medidas de apoyo fiscal permitieron contener el alza, ha habido críticas. La presidenta de la Fundación para la Superación de la Pobreza, Andrea Repetto, dijo que si las ayudas en 2020 hubieran sido como las de este año, el impacto habría sido menor, ¿cómo toma esa crítica?
- Es importante transmitir que el diseño de las ayudas se hizo de manera transversal con expertos y el Congreso. Se tomaron las mejores decisiones que se pudieron tomar con la información disponible en ese momento. La incertidumbre sobre la pandemia en marzo, abril y mayo de 2020 dista mucho de la información con la que contamos hoy. Cada vez que incorporábamos nueva información íbamos reacomodando los apoyos. Las ayudas jugaron un rol y eso lo dicen los números que permitieron contener, atenuar los efectos de la caída de los ingresos del trabajo. Como Estado estamos trabajando en conjunto con otros sectores del país para adaptarlos a la situación sanitaria.
Es probable que el mercado del trabajo tarde en recuperarse. ¿Ve necesario mantener políticas como el IFE, pero más focalizadas en los quintiles más bajos?
- La red de protección social se mantendrá todo el tiempo que sea necesario para contener esta crisis sanitaria. El Ingreso Familiar de Emergencia estará vigente al menos hasta septiembre. Estamos conscientes que el IFE permite aliviar, contener estos dramáticos efectos en los ingresos laborales, pero no resuelve el problema de fondo que son los ingresos laborales de los sectores de menores recursos. Si uno mira las encuestas hacia atrás, vemos que las carencias de seguridad social muestran que el 30% de los hogares tiene ocupados que no cotizan. Esa es una cifra que se ha mantenido estable en el tiempo. Esto es importante, porque los más vulnerables, cuando están ocupados, lo hacen en empleos más informales y por ello tienen menores tasas de cotización, lo que les impide poder, por ejemplo, acceder a la Ley de Protección del Empleo. Tenemos que estar conscientes de que la recuperación y la reactivación se hace más urgente que nunca. El foco no solo tiene que estar puesto en la recuperación de los empleos perdidos, sino que tiene que estar en los más vulnerables, pero con empleos formales.
Otra de las cifras que dejó la Casen es el aumento de la desigualdad. ¿Cómo se puede revertir en el corto plazo?
- El deterioro de los indicadores de desigualdad tiene relación nuevamente con el importante efecto que tuvo esta pandemia en los ingresos del trabajo que fue transversal y particularmente fuerte en los sectores de menores ingresos, donde las ayudas y los subsidios monetarios permanentes juegan un rol en contener los efectos de esta crisis. La mejor política social es el empleo formal para superar no solo la pobreza por ingreso, sino que también para revertir los indicadores de desigualdad.
La pobreza afectó fuerte a los inmigrantes, ¿puede ser que las ayudas no llegaron?
- La tasa de pobreza de migrantes sube del 10,8% al 17% y la no migrantes pasa del 8,5% al 10,4%. Acá también el diagnóstico es el mismo: los ingresos del trabajo. Cuando se mira el momento de llegada al país, los más afectados son las personas que llevan más de cinco años en Chile que los nuevos migrantes. Esto se debe a que cambió la política de migración y hoy en día los migrantes que están ingresando al país lo hacen con contrato de trabajo. Ahora, con respecto a las ayudas, el IFE nunca discriminó por condición migrante o no migrante, sino que lo que se pedía era estar en el Registro Social de Hogares y contar con un RUT. En el IFE de junio, del total de migrantes que están en el registro, el 93,8% recibió el IFE.
Chile se había caracterizado por realizar políticas públicas focalizadas. ¿Ahora, una vez superada la fase más crítica de la pandemia, se puede pensar en volver a adoptar esas medidas, considerando, además, el alza de la pobreza extrema?
- Una de las grandes enseñanzas que nos ha entregado esta pandemia es que debemos estar disponibles a flexibilizar y a adaptarnos a la evolución de esta pandemia. Evidentemente hoy día tenemos más información de la que teníamos en marzo de 2020. El proceso de vacunación está siendo exitoso, hay cerca de 11 millones de personas con dos dosis, pero tenemos la amenaza de otras variantes. Es algo que debemos estar monitoreando muy de cerca. La disponibilidad existe para poder continuar con los instrumentos actuales, pero también ser flexibles a nuevas herramientas que se necesiten aplicar. Si se revierte el momento sanitario que tenemos hoy en día, que es probable por el masivo proceso de vacunación, tenemos que estar preparados para enfocarnos en esta reactivación focalizada entregando herramientas más permanentes a hogares más vulnerables que han sido los más perjudicados.
Considerando el ciclo económico y político, y las perspectivas de mediano plazo que ha entregado el Banco Central, ¿qué tan complejo será volver a reducir la pobreza en el país?
- El ciclo político está encima de la mesa, pero hay bastante claridad, y la encuesta Casen permite generar un diagnóstico transversal: se requiere volver a crecer para recuperar el empleo. En ese sentido, esperemos que el ciclo político no afecte la claridad de estas necesidades, cuya única variable importante de tener presente es la situación sanitaria, pero siempre buscando este sano equilibrio para recuperar el empleo en los sectores más vulnerables.