Para el economista Alejandro Fernandez, según consigna en el informe de febrero de la consultora Gemines, la gestión del Presidente Gabriel Boric ha sido “incompetente y sobre eso no hay matices que puedan atenuarlo”. Así parte su análisis sobre la actual administración, en el que hace hincapié en el “sinfín de torpezas, errores de cálculo” que han lastrado su gestión, “a excepción del manejo de la Hacienda Pública”.
En un texto titulado Flexibilidad Táctica Gubernamental, Fernández critica la gestión política del gobierno, pero resalta un lado positivo: la economía. Señala al respecto: “No obstante la alta inflación de enero y la contracción de la actividad, las buenas noticias para el gobierno vienen del frente económico, que comienza a visualizarse como menos negativo de lo que se anticipó, dándole parcialmente la razón al ministro Marcel que previó este escenario, aunque puede que igual deba mantenerse a la defensiva porque, aunque menos malo a lo previsto por el mercado, lo que se viene solo será eso, menos malo y, en ningún caso, bueno”. Hacienda tiene un pronóstico de caída del PIB de 0,5% para este año, mucho menos que la contracción de 1,5% que espera el FMI y de hasta 1,75% que prevé el Banco Central.
“La inflación, luego del dato de enero (de 0,8%), reafirma que costará volverla a controlar, aunque no descartamos una desaceleración sorpresivamente rápida en los próximos meses, si se mantiene el escenario favorable de tipo de cambio. En cuanto a la actividad, las mejores expectativas internacionales, que incluyen un mejor precio del cobre, pueden evitar una desaceleración muy profunda en el primer semestre, no obstante que la recuperación, en el segundo, será modesta”, opina el economista.
El gerente de estudios de Gémines -consultora de la que Fernández es socio desde 1993- agrega que la incertidumbre es aún elevada, en especial por “el curso de la guerra de Ucrania, cuya evolución una vez pasado el invierno, es impredecible, pero también por el incierto comportamiento de la política monetaria y la inflación en Estados Unidos y Europa, en que las expectativas del mercado tienden a ser relativamente optimistas, pero no hay certeza de que esta visión sea correcta, ni de cuál sería el impacto si la realidad llega a probar que es errada”.
Aun cuando la economía muestra signos de mejoría, Fernandez señala que salvo “algunas personas maduras”, el Ejecutivo se ha visto “arrinconado por la realidad”, aunque concediendo que “Boric es, por sobre todo, flexible tácticamente”. Esto “le ha permitido hacer cosas que no le gustan (estados de excepción, concesiones en materia económica, archivar parte importante de su programa, etc.)”, al mismo tiempo que “se dio el gusto” de conceder indultos y “desechó a su Ministra de Justicia culpándola de todo”. En esta misma línea, señala que eventualmente “se deshará de Giorgio Jackson si se vuelve una carga muy grande para su gobierno”.
El autor también critica al gobierno de cara a los incendios que afectan al país, subrayando cómo el Presidente “se aprovechó de los incendios forestales para amenazar con impuestos especiales para dicha actividad, demostrando el poco interés del gobierno por el crecimiento económico”.