Fue hace poco más de un año que José Manuel Moller aterrizó en Londres con un objetivo en mente: levantar capital y hacer crecer Algramo, la startup que fundó en 2013 y de la que es CEO. De los almacenes de barrio en distintos puntos de Santiago pasó a expandirse a nivel internacional: Indonesia, Estados Unidos, Inglaterra y próximamente México y Canadá. La empresa provee dispensadores y envases retornables inteligentes con los cuales las marcas de consumo masivo pueden comercializar sus productos a granel: los usuarios reutilizan envases, bajan el uso de plásticos y pagan menos Su modelo de negocio se basa en cobrar un valor fijo a las marcas por cada boquilla (del dispensador) y un porcentaje de las ventas. Trabajan con marcas globales como Unilever, Nestlé, Colgate-Palmolive y retailers como Walmart, Target y Lidl.
Tras unos primeros meses solitarios, ya a fines del año pasado comenzó a armar su grupo de trabajo en el Reino Unido. Hoy lo acompaña Chris Baker, country manager de Algramo en Reino Unido. Y sumó a otros ejecutivos a la empresa: Raimundo Grebe, quien venía de Migrantes, como CFO, y Pablo Correa, como CTO.
En los últimos meses, Moller ya se ha sentido más en casa y ha podido explorar nuevos intereses, como dedicarse a su huerta. Parte también de su aclimatación ha sido recibir a algunos miembros del equipo local.
De paso por Chile, Moller afirma que la recepción de Algramo por parte de marcas, retailers y usuarios en Inglaterra ha sido muy positiva. “Estamos muy felices porque estamos logrando generar las alianzas claves que necesitábamos para nuestra expansión por Europa”. Y para esa expansión, Algramo ha salido a buscar nuevo financiamiento.
Hace algunas semanas, cuenta el CEO, partieron con el trabajo de la ronda de financiamiento Serie B. La anterior fue de US$ 9 millones y ahora espera el doble. “Debería estar en torno a US $ 18 millones. No está cerrado el monto. Esperamos hacerlo de aquí a fin de año”, cuenta. La inyección de recursos busca apuntalar el crecimiento de Algramo. “Eso es lo que viene ahora. Necesitamos pasar de cuatro lugares a 40 y después a 200 en cada país. Entonces no es ir a explorar. No vamos a estar en 15 países, sino que en los que ya estoy. Quiero hacerlo bien”, agrega.
Como referencia del nivel de ventas, Moller ejemplifica: “Nosotros teníamos una meta de volumen a la que queríamos llegar al año y la cumplimos a los dos meses. Y sobre la meta de recompra, la venta del año la cumplimos a los tres meses”. Ahora, ya teniendo los datos de adopción de los usuarios, cuenta que lo que viene es demostrar cómo eso pasaría a una mayor escala. “Que deje de ser un caso anecdótico, que pase de ser toparse con Algramo en un supermercado a que ya esté en todos lados. Ese es el paso que queremos generar”.
Cambio en el modelo de negocios
Actualmente, Algramo tiene dos elementos que componen el negocio: el hardware (es decir, el dispensador físico) y el software. Ambos, hasta ahora, eran el corazón del negocio y eran administrados por la misma startup. Pero ese modelo quedó atrás. Dejarán el hardware en manos de un socio y se enfocarán en el software. “Estamos buscando agrupar, e incluso después, colaborar con otro tipo de startups de reutilización. Por ejemplo, que los retornables ojalá se puedan digitalizar a través de la plataforma de Algramo. O si hay una startup que tiene envases retornables para despacho a domicilio, que también se pueda hacer a través de Algramo. Ser como el paraguas de la reutilización en general”, explica. “Me interesaría que hoy día una startup de reutilización o de envases retornables puedan ver en nosotros a un hub y así, unir todo lo sustentable. Ser como la casa de todas las cosas de reutilización”, complementa.
Por razones de confidencialidad, Moller no revela la identidad del socio tecnológico al que se la transfirió el software de Algramo, pero dice que es una empresa basada en Europa, con años de experiencia. “Ellos producen, tienen la fábrica. Ese es nuestro proveedor oficial, yo ya no estoy poniendo recursos en los dispensadores, sino que ellos los desarrollan. Nosotros nos enfocaremos mucho más en la inteligencia de los datos”, explica.
¿Por qué Reino Unido?
Si bien podría pensarse que el paso lógico para una startup chilena sería Latinoamérica, Algramo tomó un giro distinto y optó por Reino Unido, de la mando de la cadena de supermercado Lidl. La decisión, dice Moller, se tomó “porque hoy día el tema ambiental donde más fuerte está es por lejos en Europa, por temas de regulación. Después la discusión fue en qué lugar”.
Había tres candidatos: Amsterdam, París y Londres. En los dos primeros, porque el tema medioambiental tiene una alta relevancia a nivel de políticas públicas en ambos. Pero se decidieron por Londres. “Es como el Silicon Valley del refill (recarga o rellenado). Además, en términos de inversión de startups, Londres es el centro financiero. Y tercero, porque Unilever, que está basado ahí, es uno de nuestros principales partners”.
Parte fundamental de la decisión también fue la búsqueda de capital. Sobre ello, el fundador de Algramo explica que están enfocados en que los fondos sean europeos, ya que, dice, muchos tienen tesis de inversión en climate tech o similares. Con ello, dice, Algramo tendría más puertas abiertas en Europa para seguir creciendo.
Si bien el foco de Algramo está puesto en Europa, la startup no deja atrás otras ubicaciones. Ya tiene operaciones en Indonesia y Estados Unidos y pronto arribará a Canadá. Y en octubre o noviembre ya empezará a operar en México.
En Inglaterra, están en la ciudad de Birmingham -la segunda más grande de Reino Unido- y en septiembre agregarán dos lugares más en la misma urbe. “Y después, si va bien, la idea es llegar a entre 30 y 50 ubicaciones a finales de año”, cuenta.
En Chile, por ahora Algramo está operando solo en Santiago, pero esperan poder salir a regiones. “No sabemos si este semestre, pero de todas maneras el próximo año ya tiene que haber Algramo fuera de Santiago”, concluye José Manuel Moller.