El grupo industrial francés Alstom puso en duda por primera vez este jueves la viabilidad de su fusión con la división ferroviaria de la compañía alemana Siemens, que crearía un gigante europeo del ferrocarril, porque "no hay certeza" de que la Comisión Europea autorice la operación.
En paralelo el gobierno francés está presionando a la Comisión porque considera que rechazar la fusión sería "un error económico y un error político", según el portavoz del ejecutivo, Benjamin Griveaux.
La Comisión Europea teme que la fusión cree una posición dominante en los sectores de la señalización ferroviaria y de los trenes de alta velocidad, por lo que Alstom y Siemens propusieron vender parte de sus actividades en estos sectores.
Según Alstom estas cesiones, que representan el 4% de la facturación combinada tras la fusión, tienen el objetivo de "tomar en cuenta las preocupaciones de la Comisión preservando al mismo tiempo las bases económicas e industriales de la transacción".
Por su parte una fuente de Siemens conocedora del caso aseguró que las exigencias europeas son "un muro demasiado alto". "No habrá más concesiones [...] Estamos ante un muro demasiado alto", indicó la fuente, pesimista sobre el éxito de la operación.
"Las desinversiones propuestas suscitaron mucho interés en compradores serios, lo que confirma la viabilidad de nuestras propuestas", indicó el presidente de Alstom, Henri Poupart-Lafarge, en una conferencia telefónica con analistas.
"Continuaremos luchando [...] La decisión de la Comisión Europea se espera antes del 18 de febrero pero no hay certeza de que el contenido de esta propuesta sea suficiente para responder a las preocupaciones de la Comisión", añadió.
La comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, ha explicado varias veces en público sus reticencias a la fusión.
La semana pasada en Berlín subrayó que no se pueden crear grandes compañías europeas "con fusiones que perjudican a la competencia".