Quienes invierten en mercados emergentes están tratando de evaluar si una crisis cambiaria y las fuertes alzas de tasas de interés que se utilizan para combatirla podrían llevar a una desaceleración e incluso en una recesión.

El banco central de Turquía intentó establecer el jueves un piso al colapso de la lira, de casi 40% este año, con un alza de la tasa de interés de más de 6 puntos porcentuales a un 24%.

Argentina está luchando para apuntalar el peso, que ha perdido más de la mitad de su valor a pesar de que la tasa de interés ha subido a un nivel punitivo de un 60%.

Otras monedas también han quedado atrapadas en la corriente bajista, la rupia india, el rand sudafricano, el rublo ruso y el real de Brasil han perdido entre un 15 y un 20% este año hasta el momento.

Ya están apareciendo señales de que los meses de agitación del mercado están comenzando a pasar factura a las economías. Sudáfrica entró inesperadamente en recesión en el segundo trimestre de este año, se prevé que Argentina haga lo mismo y ahora se pronostica que Turquía experimentará un aterrizaje forzoso durante el próximo año.

Entonces, ¿cómo es el crecimiento en estos países en este momento, ¿qué señales hay de un shock para la confianza de los negocios y los consumidores?, ¿se deteriorarán gravemente los pronósticos económicos por la repentina baja de los flujos de inversión?

Confianza empresarial

Los índices de gerentes de compras han sufrido fuertes caídas en muchas naciones en desarrollo, según datos de principios de mes.

"Cuando hay un entorno donde el dólar se fortalece y las tasas de interés en Estados Unidos suben, eso endurece las condiciones financieras externas para los mercados emergentes, especialmente para las economías deficitarias", dijo Murat Ulgen, director global de investigación de mercados emergentes de HSBC.

Condiciones locales de financiamiento

Mientras tanto, ante las salidas de capital, muchos bancos centrales emergentes han optado por subir las tasas, lo que también ha endurecido las condiciones financieras internas, agregó Ulgen.

"Dado que los mercados han estado volátiles, en términos generales, y las tasas han sido más altas y los mercados de acciones han bajado en los meses de verano (boreal) (...) es muy probable que las condiciones financieras sigan siendo negativas", dijo.

Después de haber caído un 22% desde sus máximos de enero, los mercados emergentes de acciones se encuentran en un territorio comúnmente considerado como mercado bajista, que a menudo se ve como un descenso que se autoreproduce.

"Las condiciones financieras más estrechas van a pesar sobre la actividad económica en el futuro", predijo Ulgen.

Historia de frenazos

A los mercados emergentes estas crisis no les son extrañas.

El Instituto de Finanzas Internacionales encontró nueve episodios desde 1980 en que, cuando las tasas de cambio reales cayeron 30% o más, la devaluación se mantuvo durante al menos tres años y la disminución no se revertió a la sobrevaloración previa.

México sufrió ese destino en 1995, Indonesia y Rusia en 1998 y Brasil un año después. Argentina y Uruguay lo padecieron en 2002, Egipto en 2003 y 2016 y Ucrania en 2014.

"Históricamente, solo hay nueve episodios en los que el tipo de cambio real ha disminuido tanto y de manera permanente", escribió Robin Brooks, economista jefe del IIF en un artículo reciente.

"El PIB real cae bruscamente en el año de la devaluación, seguido de una recuperación relativamente rápida. La cuenta corriente pasa del considerable déficit al superávit a raíz de la devaluación, impulsada inicialmente por el descenso de las importaciones y, con el tiempo, el aumento de los volúmenes de exportación".

Mejora en términos de intercambio tiene costos

Una moneda más débil ayuda a cerrar las brechas de la balanza de pagos impulsando la competitividad de las exportaciones, pero también perjudica el poder adquisitivo local, al mismo tiempo que condiciones crediticias más duras reducen la demanda y el crecimiento.

Además, los analistas también están evaluando de cerca el impacto de un número creciente de conflictos comerciales en las economías emergentes, que han visto cómo el comercio se convierte en un factor cada vez más importante en la generación de actividad económica.

Ulgen, que ya ha reducido sus previsiones económicas para Turquía, Argentina, Brasil y Sudáfrica, anticipa que el diferencial de crecimiento de los mercados emergentes versus los desarrollados se reducirá en el corto plazo.

Parada abrupta

Mientras tanto, los flujos de capital jugarán un papel clave en cómo las economías más vulnerables resistirán la crisis.

El año pasado hubo flujos saludables hacia los mercados emergentes, de acuerdo con HSBC, que estima que en 2017 los mercados de bonos vieron entradas de US$ 70.000 millones, mientras que los flujos a acciones fueron de US$ 65.000 millones.

Tras un comienzo saludable en 2018, los mercados de bonos emergentes han sufrido una reversión total de los flujos. Los mercados de acciones han visto la salida de algo menos de la mitad de los 55.000 millones de dólares que habían ingresado hasta fines de mayo, según HSBC.

Luis Organes de JPMorgan advirtió que una "parada repentina" o una brusca reducción de los flujos de capital a los mercados emergentes y los circuitos de retroalimentación negativa asociados deberían traer un período prolongado de ajuste en países que tienen un gran déficit en cuenta corriente.

"A pesar de las recientes bajas de pronósticos de crecimiento de los mercados emergentes, los datos de actividad siguen apuntando a riesgos a la baja para nuestras previsiones del PIB", escribió en una nota reciente a clientes.