Un nuevo frente se viene desatando hace unas semanas en la industria eléctrica y que tiene enfrentados a generadoras eléctricas renovables y convencionales.

El foco de conflicto es el uso del denominado gas “inflexible”, y que corresponde a gas natural para generación eléctrica que no se puede almacenar y que, por lo tanto, debe utilizarse para la producción de electricidad, o de lo contrario, se vierte.

Esta práctica, que se debe a la falta de capacidad de almacenamiento del gas, está generando -acusan expertos y empresas renovables- ciertas distorsiones en el mercado, pues quitan espacio a las centrales eólicas y solares en el sistema eléctrico.

Ello, pues según señala la normativa, si una central generadora térmica utiliza GNL inflexible entra en primera prioridad, junto a las otras centrales generadoras que tienen costo variable cero, como lo son la eólica o solar. De esta forma, en algunas condiciones operacionales podría presentarse una diminución en los costos marginales de energía en el corto plazo.

Durante agosto, según cifras del Coordinador Eléctrico, del total de generación eléctrica con gas natural el 71% correspondió a GNL inflexible. En el período enero-agosto 2020, en tanto, dicho porcentaje trepó al 47%.

Incluso más: en agosto, el GNL inflexible representó el 15% del total de generación eléctrica en el sistema eléctrico nacional. Esto se explica, señalaron desde el Coordinador Eléctrico, por una contingencia relacionada con exceso de gas almacenado en los terminales de GNL de Quintero y de Mejillones, existiendo el riesgo de que eso obligara a cancelar uno o más buques con GNL programados para el año.

Corte Suprema

La situación generó la molestia de generadores renovables, que sienten que el gas inflexible reduce el espacio para que ellos puedan inyectar energía. Por ello, hace algunas semanas diversas empresas de mediana generación hidro acudieron al Tribunal de Defensa de Libre Competencia (TDLC) para consultar si es que el gas inflexible constituía una distorsión en la competencia. La respuesta no fue la esperada, pues la entidad consideró que se trataba de un reglamento y no de una norma técnica, por lo que decidieron presentar un recurso de reclamación ante la Corte Suprema.

“Desde el punto de vista de las empresas generadoras que operan con GNL y que han declarado la condición de inflexibilidad, cabe hacer presente que en 2018, las empresas Tamakaya y Colbún eran las que principalmente declaraban condición de inflexibilidad. Sin embargo, esta situación en el curso de los años siguientes se ha agudizado puesto que se han entregado declaraciones por parte de Enel en el Terminal de Quintero y Engie en Mejillones”, se explicó en el escrito presentado por Estudio Bravo.

“La situación derivada de la aplicación de la norma de gas inflexible genera distorsiones en la generación eléctrica y en el mercado spot. Esta es una situación que Acera ha hecho ver a las autoridades desde hace ya bastante tiempo, incluyendo las instancias de discusión de la norma técnica que se dieron durante el año pasado”, manifestó el director ejecutivo de Acera, Carlos Finat.

Ante esto, el gremio considera que son las mismas empresas que operan centrales a gas natural quienes debieran asumir los riesgos de sus contratos comerciales con sus proveedores y no mediante esta norma técnica.

En tanto, la socia fundadora de EnerConnex, Ana Lía Rojas, sostuvo que hoy la norma técnica de gas inflexible “contribuye a una inflexibilidad global en el mercado eléctrico aumentando el riesgo de desacople y vertimiento renovable, lo que parece un contrasentido, cuando justamente se discute un proyecto de ley y otras muchas medidas de flexibilización del mercado eléctrico, para justamente facilitar y acelerar la transición energética y alejarnos de la lógica fósil del sistema”.

Agregó que para la industria renovable es complejo convivir con 15% menos de un mercado que resulta por una norma que es incierta en su aplicación y accountability. “Ya es tiempo de derogar completamente esta norma técnica que rigidiza el mercado”, dijo.