Cuando Erick Leiva partió con la importadora de café Pickers Coffee, el grano estaba a US$ 0,9 la libra verde. Fue hace dos años. A comienzos de diciembre, el precio llegó a tocar los US$ 2,5. “Desde julio a la fecha, el kilo de café desde Brasil nos ha subido un 35%”, puntualiza. En las próximas semanas llega un embarque y ya anticipa que el incremento a sus compradores será de entre un 20% y un 25%.
En el año, el valor del café verde -el base- en la Bolsa de Nueva York ha subido el 80,31%. Su peak fue el 6 de diciembre, cuando llegó a los US$ 2,498 la libra, su mayor nivel desde septiembre de 2011; el incremento más importante en una década. Alza que ya se deja sentir en los consumidores finales. “Es un alza muy grande como para no hacer nada”, dice Leiva.
El director ejecutivo de Marley Coffee Latam, Mario Lasen, vive en Estados Unidos. Asegura que algunas cadenas ya anotaron un incremento importante en el valor a los clientes. Expertos estiman que la subida en países desarrollados ha sido de entre un 3% y un 5%, apalancada en compras a largo plazo que han evitado una expansión mayor.
En Chile, sin embargo, el impacto se visualiza más importante. “Ya hemos visto aumentos de en torno al 10%-15%, tanto en góndolas como en cafeterías”, explica Lasen. Y el panorama amenaza con agravarse: “En 2022 se va a ver un alza importante. Estimaría que en los precios calle vamos a ver -generalizado en la industria- aumentos de, por lo menos, un 25%-30%”, explica el ejecutivo.
Brasil, el gran causante
A Rodrigo Gorigoitía ya se lo anunciaron. El socio de Taller Café en Valparaíso cuenta que si la última compra de café en verde tuvo un alza en el valor de un 20%, ahora le informaron que el siguiente embarque venía con a lo menos un 20% del incremento adicional. “Ya subimos el precio al consumidor entre un 10% y un 15%”, añade el también presidente de la Asociación Nacional de Profesionales y Amantes del Café (Anapac).
Brasil es el principal productor de café del mundo. Representa el 30% del abastecimiento. Y ahí se generan las especies más demandadas: Arábica y Robusta: 45 millones de sacos de 60 kg de la primera y unos 20 millones de la segunda. El vicepresidente senior de la empresa de servicios financieros StoneX Financial Inc con sede en Nueva York, Hernando de la Roche, explica que el último trimestre de 2020 ese país se vio afectado por una sequía que implicó una baja estimada de un 30% en la producción de Arábica. “Por esta razón los precios reaccionaron al alza en el primer semestre del 2021″, dice De la Roche.
De hecho, según la International Coffee Organization, sólo en octubre de este año las exportaciones de café en América del Sur disminuyeron un 20%, hasta los 4,94 millones de sacos, en comparación con los 6,22 millones de hace un año. Sólo desde Brasil, el descenso fue de 23,8%.
A ello –agrega De La Roche- se han sumado dos heladas consecutivas en julio, que impactarían directamente en la producción de 2022. “La cosecha de Arábica podría reducirse en unos 6 millones de sacos el próximo año”, dice el experto. “Aunque todavía los efectos reales de estos fenómenos son difíciles de cuantificar con exactitud, los mercados descuentan estos factores con anticipación y es lo que vemos reflejado en el alza de los precios”, añade. En Marley Coffee, Starbucks y Juan Valdez, por ejemplo, sólo ocupan café Arábica.
En el mercado agregan además, que existe temor de que los problemas climáticos puedan impactar al segundo productor mundial: Vietnam. Además, ese temor ya ha hecho que en países sin problemas productivos como Colombia y Perú, también se experimenten avances de precio. “El café en Colombia ha subido muchísimo. El estallido que tuvieron en 2019 hizo que los puertos estuvieran cerrados mucho tiempo. Y ahora que el precio subió en la Bolsa de Nueva York y Londres, toman ese valor y le agregan un diferencial”, subraya Gorigoitía.
Erick Leiva compra café una o dos veces al año, según la cosecha. De Brasil trae dos contenedores de unos 10 mil kilos cada uno; de Perú, tres a cuatro; de Colombia, unos dos; y de Etiopía, uno. “En Perú, que no ha pasado nada, el precio ha subido un 18% a 20% desde la última compra”. “No hay mucho que hacer, más que traspasar los costos al consumidor final, porque es imposible absorber un alza de este nivel, se come casi todo el margen”, dice.
A lo anterior se suma el incremento en el precio de todo el sistema logístico a causa del Covid-19. Si antes de la pandemia –señalan en Marley Coffee- se podían encontrar contenedores a US$ 1.500 de China a Chile; hoy cuestan más de US$ 15.000. Y si bien el café no proviene del gigante asiático, parte del packaging, sí.
Mario Lasen explica que el café representa entre un 30% a 40% del costo total de producto. “Ese es el motivo por el cual, independiente de que el costo del café se pueda haber duplicado en los últimos dos años, el precio calle no es que vaya a aumentar el doble”. El avance sería de entre un 25% a 30%.
Diversificar el negocio
En su presentación a inversionistas al cierre del tercer trimestre, Starbucks llamó a la calma. El presidente y CEO de la cadena, Kevin Johnson, aseguró que el café verde Arábica lo compran con doce a 18 meses de antelación. Y que tenían inventario para un poco más de un año. “Tenemos el precio bloqueado para los próximos 14 meses, lo que nos permite pasar el resto del año fiscal 2021 y la mayor parte del año fiscal 2022″, subrayó. Y agregó: “Creo que podemos ser el único gran comprador de café verde que utiliza este enfoque, lo que nos da una ventaja significativa en relación con nuestros competidores”.
El director ejecutivo de Marley Coffee Latam asegura justamente que el traspaso de todo el avance en precio es comercialmente imposible. Esto, al final del día, se regula por oferta y demanda. “Es una combinación en donde todos los actores ponen un poco de su parte: el cliente final está dispuesto a pagar un poco más, los proveedores están dispuestos a marginar menos y nosotros a compensar el mayor costo con un mayor volumen”. La venta de la cadena ha subido un 65% frente a 2019.
En Chile, de hecho, a nivel general el consumo este 2021 se ha elevado en dos dígitos, bastante más que el promedio mundial. Según la International Coffee Organization, la compra de café subiría del orden de 2% en el año: de 164,53 millones en la temporada 2019/2020, a 167,6 millones, ahora.
Todos estos incrementos, no obstante, se moderarían el próximo año, dada una base de comparación donde el consumo en pandemia estuvo más afectado. De hecho, según contestaciones de demandas laborales de Starbucks en Chile, sus ventas en el país en abril y mayo de 2020 cayeron más del 80%. Y la compañía finalizó ese ejercicio con una pérdida de $ 3.042 millones.
“Los tostadores han sido cuidadosos en cómo trasladar el mayor costo a los consumidores, especialmente con la demanda recuperándose después de las consecuencias de los cierres por la pandemia, pero se prevé que los subirán en forma gradual, como lo han sugerido directivos de las industrias del sector”, estima Hernando de la Roche.
Dado ello, hoy las estrategias de las cafeterías apuntan a la diversificación y así moderar cualquier impacto. “Estamos intentando reducir costos y eficientar procesos, a través de la venta por plataformas, etc.”, señala Rodrigo Gorigoitía. Añade que “como Taller tratamos de generar valor agregado por otros lados: tenemos un local donde la gente puede venir a probar el café, a aprender, hacemos capacitación, entre otras cosas”.
Hace dos años, el principal negocio de Marley Coffee tenía que ver con el café en grano o molido. Y ahora ampliaron la gama. En el último ejercicio, lanzaron una línea de café instantáneo orgánico, cápsulas compatibles con Nespresso, ahora sumarán aquellas compatibles con Dolce Gusto, y una nueva línea de té orgánico. “El té es un complemento al café, y una industria que no necesariamente se ha visto tan afectada en el costo del commodity”, explica Lasen.
Con todo, en el sector no prevén cambiar la meta de la industria: elevar el consumo de café en Chile. Si actualmente el consumo es de 1 kilo anual per cápita, la idea de Anapac es avanzar hacia 2 kilos de acá a tres o cuatro años; la misma cantidad que se toma actualmente en países como Argentina.