Hubo de todo: abrazos, fotos, risas. Y no era para menos, si después de un año casi exacto de discusión -ingresó el 23 de agosto de 2018- el proyecto de reforma tributaria pasó su primera valla en el Congreso al ser aprobado por 84 votos contra 60 en la Cámara de Diputados. Y con el corazón intacto, porque la reintegración del sistema impositivo, que es la piedra angular de la iniciativa, fue respaldada por 80 votos contra 63 y una abstención.
El gobierno logró un doble objetivo: no solo obtuvo una contundente votación que hace seis meses no esperaba, sino que, además, profundizó la división en la oposición, por cuanto fue la DC -aunque no completa- la que terminó inclinando la balanza a favor de casi todas las medidas: reintegración del sistema, elevar la exención del IVA a las constructoras, cambios a la fórmula del impuesto verde, modificaciones al concepto de gasto, creación de la Defensoría del Contribuyente. Ello, una vez más, provocó las molestias del resto de los partidos no afines al gobierno.
La falange en su negociación con La Moneda, por su parte, incorporó otros tópicos a la iniciativa, como rebajar las contribuciones a los adultos mayores y un impuesto regional de 1% a las inversiones sobre US$ 10 millones. Estos temas, así como la depreciación instantánea a partir de octubre o el régimen pro pyme, obtuvieron un amplio apoyo.
"Quiero destacar y valorar la aprobación que otorgó la Cámara al proyecto, que va a significar un importante y poderoso impulso al crecimiento económico, creación de empleos, mejoramiento de los salarios y desarrollo de las pymes", señaló el Presidente Sebastián Piñera, quien nuevamente envió un WhatsApp a sus ministros felicitándolos por la votación con un "grande el equipo Hacienda-Segpres".
La reforma tributaria es una de las principales promesas de campaña de esta administración, junto con la previsional y la adaptabilidad laboral, y es la primera que ha logrado sortear una cámara del Congreso donde no cuenta con mayoría. Atendiendo esta última razón, el Mandatario excluyó de su compromiso inicial la rebaja de impuesto a las empresas, lo que provocó el malestar del empresariado. No obstante, ayer, estos valoraron el paso conseguido. "Gran noticia para las expectativas, para el crecimiento que se nos estaba poniendo cuesta arriba", indicó el titular de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Alfonso Swett.
Durante estos meses se dieron tres citas claves en las que se zanjó el destino del proyecto. La primera fue antes de aprobar la idea de legislar en la comisión, donde se reunieron los titulares de Hacienda, Felipe Larraín; de Segpres, Gonzalo Blumel; el subsecretario de esa última cartera, Claudio Alvarado; el presidente de la DC, Fuad Chahin, y el jefe de la bancada de diputados DC, Gabriel Ascencio. Luego de esa primera conversación, se logró que la DC diera luz verde a la idea de legislar, en mayo.
Los mismos cinco, señalan fuentes cercanas a las negociaciones, se juntaron en junio, cuando el timonel DC y el jefe de bancada firmaron con el gobierno el protocolo con las medidas que compensarían la reintegración del sistema tributario, lo que finalmente resultó exitoso, pese a la rebelión del DC José Miguel Ortiz, que ayer rechazó la reintegración.
El último de estos cónclaves se selló el lunes recién pasado. De nuevo los cinco se reunieron en el Congreso y definieron la forma en que se desarrollaría la votación ayer, en particular sobre el empaquetamiento de los artículos para facilitar el despacho. De hecho, fue llamativo el ritmo vertiginoso de la votación liderada por el presidente de la Cámara, el también DC Iván Flores.
"Son los cinco mosqueteros", indican, aunque en el Senado solo tres de ellos seguirán en las negociaciones. Es más, conocedores del proceso sostienen que ya se han empezado a tender puentes con senadores de oposición.
La ruta en el Senado
La iniciativa permaneció casi un año en la Comisión de Hacienda, donde no todo el proyecto avanzó. De hecho, el articulado que modificaba la norma antielusión se rechazó casi completamente. Misma suerte corrieron la propuesta de abrir una nueva ventana para la repatriación de capitales; el impuesto único de 20% a la venta de acciones; los cambios a algunas facultades del Servicio de Impuestos Internos (SII); el crédito de 1% del impuesto que pagarán las empresas en las regiones, entre otros.
Como el Ejecutivo y Chile Vamos cometieron un traspié en la presentación de indicaciones, estos temas no fueron votados ayer por la Cámara, sino que deberán ser revisados por el Senado si el gobierno decide insistir en ellos, al igual como en aquellos tópicos que fueron rechazados por la sala (silencio positivo, cambios en habitualidad y normas de término de giro).
"Vamos a evaluar cada uno de estos temas. Aún no hemos tomado la decisión sobre cuáles materias vamos a insistir, pero veremos en qué áreas podremos encontrar un acuerdo con el Senado", indicó el ministro Larraín, quien ya se ha reunido extraoficialmente con los senadores de oposición de la Comisión de Hacienda.
Si bien algunos senadores han señalado que la negociación del gobierno con la DC en la Cámara no los obliga, en el ala progresista de la oposición advierten que es muy posible que el gobierno logre aprobar "con los votos justos" la reintegración. Incluso, creen que ese apoyo saldrá de la misma falange. "Esperamos que el Senado le dé un pronto y oportuno tratamiento y aprobación a este proyecto, porque es muy importante, diría indispensable", señaló Piñera. Llamado al que se sumó el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, Ricardo Ariztía: "Esperamos que la discusión en el Senado sea rápida y responsable. No podemos esperar un año más".