Preparando la presentación del estudio "Millennials en América Latina y el Caribe: ¿trabajar o estudiar?" realizado por Espacio Público junto a BID y que será presentado este jueves, estuvo durante las últimas semanas la académica de la Universidad Adolfo Ibáñez, Andrea Repetto.
Paralelo a ello ha seguido de cerca el debate de la reforma previsional y laboral participando en comisiones y en seminarios.
Entre sus planteamientos centrales, la economista cuestiona que el financiamiento de la reforma se sustente solo en el crecimiento económico y enfatiza que la "gran tensión" sigue estando presente, ya que la reforma no soluciona los problemas de las pensiones de la clase media.
Una de las críticas e incógnitas que están presentes en el debate de la reforma previsional es el financiamiento de los US$3.500 millones que cuesta la reforma en régimen ¿cuál es su opinión al respecto?
-Uno de los grandes riesgos de la reforma es el financiamiento. No está muy claro de dónde provendrán los recursos.
Tampoco está muy claro cuál es la situación fiscal a los ojos del gobierno, porque por un lado a los trabajadores públicos se les dice que la situación fiscal es restrictiva, pero cuando se trata de ir al Congreso con proyectos nuevos que requieren recursos se dice que se financiará con holguras.
Además la idea de creer que estos gastos se pueden financiar con crecimiento futuro es algo muy riesgoso. El PIB per cápita ha crecido enormemente en las últimas décadas, pero la recaudación como proporción del PIB no; el crecimiento no genera esas holguras para nuevos gastos.
¿Debería haber una explicación más clara del gobierno y hacer simulaciones hasta el 2030, año que la reforma entrará en régimen?
-Por supuesto, es importante proyectar bien qué pasará con los recursos. El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, compara además el tamaño de esta reforma con la que se realizó en 2008. La actual reforma cuesta del orden de US$3.500 millones y la de 2008 de US$3.000 millones, pero las circunstancias son totalmente distintas.
Por ejemplo, previo a la reforma del 2008 había superávits, veníamos del boom del precio del cobre; además la reforma utilizó los recursos del término del pago del bono de reconocimiento, y se tomó esos fondos para crear el Pilar Solidario. La situación no es comparable.
¿Se debió generar recursos permanentes para estos gastos permanentes?
- Eso es lo que hemos estado haciendo en Chile. Habíamos llegado a un acuerdo en que para financiar gastos permanentes había que tener recursos permanentes, pero en este caso ello no se está dando.
Además hay una contradicción porque se dijo que la situación fiscal que dejó el gobierno pasado era estrecha, que había que hacer ajustes, pero luego se plantean proyectos que implican gastos importantes.
Todo esto se mezcla con la discusión de la reforma tributaria que genera muchas dudas sobre su recaudación y que todo indica que no será neutra, sino que todo lo contrario, que puede reducir la recaudación.
Sobre el contenido propiamente tal de la reforma, el proyecto aumenta en 4% las cotizaciones individuales. ¿Es un buen primer paso o debió ser algo mayor y llegar al 5% de alza?
- Lo primero que hay que decir es que esta parte de la reforma se debe aprobar lo antes posible, y quizá no esperar a que se apruebe completamente. También creo que hay espacio para que se suba a 5%, ya que una mayor cotización es necesaria sobre todo porque las tasas de interés a nivel mundial han caído de manera importante.
Creo que lo más probable es que se terminará con un alza 5% porque ése fue el acuerdo político que hubo con el proyecto de la administración anterior.
La otra discusión pendiente se relaciona a si un porcentaje de incremento de la cotización se destina a un fondo solidario. La oposición lo está solicitando, sin embargo, el gobierno dice que no está en su proyecto.
- El sistema nuestro está todavía muy sesgado a lo individual. El concepto de seguridad social, donde se comparten los riesgos entre personas de distintos niveles de ingresos y entre generaciones, no está presente en nuestro sistema.
Y por ello era interesante la idea que había planteado el gobierno anterior; pero no veo una disposición por parte de este gobierno por lo que no creo que eso vaya a pasar.
Hace un tiempo usted señaló que uno de los grandes problemas que tiene nuestro sistema previsional son las pensiones de clase media, a los que no alcanza a cubrir el pilar solidario, pero tampoco son de altos ingresos. ¿Esta reforma apela a solucionar los problemas de este segmento de la población?
- Las pensiones más bajas son las que reciben las mujeres de clase media, en el tercer quintil, que están recibiendo tasas de reemplazo del orden del 20%, incluso tomando en cuenta los recursos del Pilar Solidario.
El énfasis de esta reforma no está puesto en solucionar este problema, porque se premia solo si se ha cotizado una cantidad importante de veces. Y tal como está la reforma hay un grupo muy pequeño, del orden de 6%, que podría beneficiarse porque ha logrado cotizar entre 15 y 20 años. Así, no tendrá un gran alcance.
Pero también me preocupa que se ponga énfasis en que las personas responden y cambian conductas por estos estímulos.
Existe amplia literatura académica que dice que cuando se trata del ahorro para la jubilación, las personas actúan con suma inercia y no responden a los incentivos.
El gobierno piensa que sí se incentivará a la cotización…
- Hay demasiada confianza en el gobierno en que las personas van a cambiar su comportamiento previsional porque se les está dando este subsidio que tiene requisitos altos, que cubre a un grupo pequeño de personas y que por lo demás es de un monto pequeño.
Tiendo a pensar que esto no resolverá el problema de las pensiones de este grupo.La gran mayoría de las personas no se está informando, no está pensando en su jubilación. Es un subsidio que cambiará la dinámica de muy poca gente.
¿La reforma se queda corta en solucionar la tensión que genera las actuales pensiones en la clase media?
- La primera pregunta que uno se debe hacer es si hay recursos que son escasos, a dónde los quieres destinar. Y al mismo tiempo, determinar quiénes son los que están más rezagados en el sistema.
Hay dos maneras de mirar este último número: el monto de pensión que tienen, y la tasa de reemplazo, es decir, cuánto es tu pensión en comparación a tu último sueldo para que no tengas que ajustar tu consumo de manera brusca cuando dejas de trabajar.
Ahí los rezagos más grandes están en lo segundo, en la tasa de reemplazo de la clase media y de las mujeres, porque el Pilar Solidario está sacando a la gente de la pobreza. Si bien preocupa mucho la gente que recibe pocos recursos, la gente de clase media se quedó en un segundo nivel, y esa es la tensión que hay.
Y a su juicio, ¿cuál debería ser la solución?
-Para mí proporcionalmente deber ir a la clase media, porque el Pilar Solidario se ha ido fortaleciendo y sus tasas de reemplazo son de 100% para las personas de bajos ingresos; esto es, no tienen que vivir este ajuste tan brusco al momento de pensionarse como sí lo tienen que hacer personas que están un poco más arriba de la distribución y que no son personas ricas, del tercer quintil del país.
Estudio: En Chile hay un 14% de Ninis
El próximo jueves 6 de diciembre a las 8:45 en Casa Base Pública ubicada en Lastarria 90 se presentará el estudio "Millennials en América Latina y el Caribe: ¿trabajar o estudiar?" realizado por Espacio Público junto a BID.
Una de sus autoras es Andrea Repetto quien cuenta que este documento desmitifica la descripción que se hace de este grupo de personas que van desde los 15 a los 24 años.
¿A qué se dedican los millennials en América Latina y el Caribe? Esa es una de las primeras preguntas que se hace el estudio, y ahí entre las respuestas aparece que el 41% de los jóvenes de la región se dedica solamente a estudiar o capacitarse.
Se menciona que el 21% trabaja, un 17% realiza ambas actividades y el 21% restante pertenece al grupo de los ninis.
Por países, México, El Salvador y Brasil son los que muestran un mayor porcentaje de ninis sobre el 20%. En el caso de Chile, un 14% está en esa situación.
Cambio al sistema de Indemnización: "Habría que proponer algo distinto que aún no se ve en el debate público"
La economista forma parte de la mesa técnica para la modernización laboral. Esta mesa se apresta a entregar una serie de medidas para mejorar el mercado laboral.
El gobierno prepara cambios a la legislación laboral, ¿cuáles son a su juicio los cambios que se deben impulsar?
-Desde el punto de vista técnico sigo creyendo que el tema del reemplazo en huelga es un ámbito crucial. Lo que me preocupa es la capacidad política que se tenga para conversar sobre este tema, Me parece que la prohibición completa del reemplazo interno con servicios mínimos ha sido una combinación que no ha funcionado y que requiere revisión, pero no tengo claro de que exista voluntad política para discutir estos temas en el Congreso.
Y en ese sentido, a nivel técnico, ¿sí hay consenso de que se debe perfeccionar esta materia?
-El acuerdo técnico es que no está funcionando. Si no hubiera estas restricciones políticas, se debería terminar con los servicios mínimos, seguir con el sistema previo, pero permitiendo solo un reemplazo interno acotado. Lo otro es que se debe revisar el sistema de capacitación. El gobierno ya tiene un plan que espero hará público prontamente.
Otras de las materias conflictivas es la validez de los grupos negociadores, ¿Cuál es su visión?
-No hay ninguna duda hoy que los grupos negociadores tienen un rol dentro de las negociaciones. Eso es lo que determinaron los tribunales y hay que acatarlo.
Durante las últimas semanas ha estado en el debate público, la idea de incluir un sistema alternativo de indemnización por año de servicio que sea a todo evento, pero con tope de años, ¿hay espacio para un cambio de esa naturaleza?
- Las indemnizaciones tienen un objetivo, que es que los empleadores tomen en cuenta el costo que les imponen a los trabajadores al ser despedidos. Pero también tienen un problema que es que exacerban la movilidad laboral antes del año, pero una vez cumplido ese plazo, la movilidad se paraliza.
El problema que le veo es que las propuestas en general apuntan a moverse a una indemnización a todo evento, pero esta alternativa no deja contentos ni a trabajadores ni empresarios.
Si a ninguna de las partes les gusta, entonces políticamente no es viable. Tiene un costo político demasiado grande. Habría que proponer algo distinto que aún no se ve en el debate público.