El economista jefe de Itaú, Andrés Pérez, sostiene tras conocer las cifras del Producto Interno Bruto (PIB) del primer trimestre de 7,2%, que “la actividad se ha desacelerado acorde a lo que teníamos previsto, con especial consideración a la esperada normalización del consumo después de las extraordinarias inyecciones de liquidez, junto con el mayor impulso de la reapertura de la economía, en donde estos beneficios empiezan a desaparecer”.
La economía creció 7,2% en el primer trimestre, menos de lo previsto con el Imacec de marzo. ¿En qué momento del proceso de ajuste de la actividad estamos?
-La economía se encuentra en un proceso necesario de ajuste macroeconómico, tras una recuperación de la actividad muy rápida y robusta el año pasado. En este contexto, los datos conocidos confirman la desaceleración de la economía, impulsada principalmente por una normalización de la demanda interna. La desaceleración empezó a principios de año, y esperamos que continúe a lo largo de 2022.
¿La actividad se está desacelerando a un ritmo como el que se esperaba o hay alguna sorpresa en estas cifras?
-A grandes rasgos, la actividad se ha desacelerado acorde a lo que teníamos previsto, con especial consideración a la esperada normalización del consumo después de las extraordinarias inyecciones de liquidez, junto con el mayor impulso de la reapertura de la economía, en donde estos beneficios empiezan a desaparecer
¿En qué trimestre las cifras reflejarían el mínimo de actividad y cuál es su proyección para el año?
-La actividad debiese de alcanzar un mínimo en el ciclo durante el tercer trimestre de este año. Con todo, proyectamos un crecimiento este año en torno a 1,4%, mientras la desaceleración continuará el próximo.
Pese a desacelerarse, el consumo de los hogares sigue liderando el crecimiento, ¿cuándo veremos un freno mayor?
-El consumo se está normalizando desde niveles muy elevados. En el agregado, los niveles de liquidez se han ido reduciendo, pero gradualmente, en parte sostenidos por un mercado laboral que continúa creando empleos. La normalización del consumo se verá con más fuerza en los próximos meses.
Para la inversión, ¿cuál es su proyección 2022?
-Desde el año pasado que habíamos anticipado mayor debilidad en la inversión, principalmente por los aún elevados niveles de incertidumbre de política económica. Llama la atención la velocidad de la contracción secuencial de la inversión privada, lo cual es consistente con la deceleración en las importaciones de bienes de capital, y otros indicadores de construcción en la economía. En este contexto, la inversión debiese de contraerse más de 2% este año, impulsada principalmente por la inversión privada, en tanto la inversión pública tendrá una expansión relevante.