Experiencia política en cargos de primer nivel en momentos turbulentos tiene de sobra. Sin embargo, el exsenador Andrés Zaldívar (DC) cree que esta pandemia es lo peor que ha vivido: “Nunca me imaginé que iba a ser testigo de esto en mi vida, con más de 84 años; es peor que la Segunda Guerra cuando tenía 10 años. En esta calamidad pública a uno le duele el alma”.
Fue presidente del Banco Central y Ministro de Hacienda del Presidente Eduardo Frei Montalva, cuando tuvo que enfrentar una corrida bancaria antes de la asunción de Salvador Allende y ocupar la creatividad: “Trajimos papel moneda de Inglaterra y la Casa de Moneda se puso a trabajar tres turnos. Nadie preguntó cuánto se estaba emitiendo; no se incineraron los billetes usados; todo, con tal de evitar el pánico financiero, y a los 20 días de ese trabajo, como la gente vio que sí había plata, volvió a poner sus depósitos. ¡Esa es la manera de afrontar las crisis, tomando medidas impensables!”.
Más tarde fue exiliado, se convirtió en senador con el retorno de la democracia, fue presidente del Senado y de la Comisión de Hacienda, y con esa realidad a cuestas aconseja a los actores que están lidiando con esta megaturbulencia. “No quiero ser pesimista ni optimista. Cuando acepto dar la entrevista es para colaborar y cualquiera sea nuestra religión, raza, creencia, tenemos que estar juntos, apretados, para sobrepasar esta crisis”.
¿Qué tan complejo es lograr el “todos juntos”, cuando el país venía de una crisis de confianza?
-Sabemos que no nos encontramos en las mejores condiciones. Nos vino otra tormenta. El coronavirus apagó el incendio social, pero quedan las cenizas, y ahora el país está en la absoluta necesidad de que todos salgamos de esta pandemia. Y para el gobierno por supuesto que la situación se le ha hecho más difícil.
¿Cómo ve a la clase política ?
-Muchas veces, cuando escucho las noticias, las preguntas son para escarbar cuánto costó esto o aquello, en vez de decir cómo podemos colaborar, más propositivo. El deber de todos los cargos de responsabilidad es imitar a los médicos, las enfermeras, ellos están en la primera línea, y todos tenemos que estar detrás. Aconsejaría más silencio, más acción. Declinemos la crítica, dejemos que quienes saben nos conduzcan a la salida, y como soy un hombre de fe espero que Dios nos ayude.
¿Qué tan compleja resulta esa idea de tener una sola vocería?
-En estas situaciones tiene que haber una sola voz, y esa conducción la tiene el gobierno, con la obligación de escuchar. Estamos todos en cuarentena y si tenemos algo que observar, lo hacemos por la vía que corresponda, pero no haciendo declaraciones, yendo a los matinales, creando controversia; sino todo lo contrario. Acá es importante el sentido común y no escuchar tantos cantos de sirena o voces populistas que todo lo saben y opinan. Y aprovechemos las redes sociales, no para difundir murmuraciones o copuchas, sino que para organizarnos.
¿Cómo prevé el corto plazo?
-Creo que los próximos 30 o 40 días van a ser muy complejos, no estamos libres de entrar a un proceso dramático que ojalá no ocurra; y que el país salga muy bien, como Corea, y no nos suceda como Italia o España, que duelen. Por eso les pido a todos que dejemos de lado nuestras diferencias. Yo hoy estoy con Chile, y eso no tiene color político.
¿Cuál sería la peor salida, considerando que el déficit fiscal se está elevando mucho?
-Creo que somos capaces de salir adelante. Acá no hay que mirarlo solo desde el punto de vista económico, que si bien hay que cuidarla, no se puede supeditar a la economía la salud de las personas. Lo dramático sería que no hiciéramos lo que debiéramos, y nos desfondáramos. Los países no quiebran, pasan por tragedias.
¿Y hasta ahora qué le parecen los paquetes fiscales anunciados por el gobierno?
-Me parecen bien. Seguramente habrá que revisarlos si se puede dar más o no. Los fondos soberanos son para esto. Cuando se hablaba de las vacas flacas y las vacas gordas, bueno, ahora estamos en las flacas. Hay que hacerlo todo, no guardarse nada, si tenemos los recursos, gastarlos; si se puede endeudar un poco más, habrá que hacerlo; y si aquellos con más recursos tienen que poner más, tendrán que hacerlo. Hoy lo más importante es que la gente sienta que será bien atendida, no hay que escatimar y usar todo el instrumental necesario. Hay que poner toda la carne a la parrilla, porque la prioridad es salvar la salud de la gente.
Se ha discutido ir al rescate de empresas grandes, ¿qué cree?
-Concuerdo con Velasco (Andrés, ex ministro): si hay que salvar algunas empresas para evitar que se vayan a quiebra, porque van a desencadenar otras quiebras, y el colapso será mayor, hay que tomar la decisión de apoyar, y no con un subsidio, sino que asumir una opción de capital para que salga adelante. Por supuesto estudiándolas como corresponde, porque si la empresa no tiene salida por ningún lado, eso es otro cuento.
Está a cargo de la comisión de asignaciones parlamentarias: ¿es momento para insistir en la rebaja de la dieta de los parlamentarios?
-Hay un proyecto por discutirse, pero creo que hay otras cosas más importantes que revisar, como aprobar los bonos y ojalá que salga la reforma a las pensiones lo antes posible.
En ese sentido, ¿habría que seguir adelante con la agenda social previa a la pandemia?
-Acá lo primero es ver cómo afrontar la crisis de salud, como proteger la vida de la gente. No sacamos nada con tener muchas reformas sociales si el día de mañana la crisis sanitaria nos lleva a todos.