Aunque la llegada de Bernardo Larraín Matte a la presidencia de la Sofofa, hace casi un año, fue por consenso, siempre hubo una disidencia. Y como suele ocurrir, los múltiples cambios que ha ido implementando durante estos 12 meses tienen grandes defensores al interior del consejo, pero también algunos detractores.

Un grupo importante de los consultados por PULSO no escatiman en elogios a la hora de calificar lo que va del período de Larraín. En este grupo, incluso hay gente que no lo apoyó inicialmente y que asegura estar "impresionada" con su trabajo.

Entre los que lo apoyan aseguran que ha hecho una "gran gestión", que ha sido capaz de "posicionar muy bien al gremio" y que su "aporte a la institución ha sido enorme".

A esto le suman el que tiene una "visión actualizada de lo que pasa hoy", que es capaz de conversar con todos los grupos, que "ha planteado una forma de mirar la relación entre empresarios y sociedad civil", que busca ser "parte del desarrollo real de Chile" y que le ha dado un "aire más juvenil" al gremio y a la visión del empresariado.

Lo cierto es que el aterrizaje de Bernardo Larraín trajo consigo un nuevo estilo de trabajo en el gremio fabril. En el equipo, creó la figura del director ejecutivo y ahí puso a Aurora Olave, una profesional sub 40 con experiencia en el mundo privado. A ella reportan todas las áreas del organismo.

Con ella llegaron varios ejecutivos nuevos a reemplazar a quienes se habían alejado del gremio por distintas razones, como Ignacio Guerrero, actual subsecretario de Economía, o Marco Antonio González, que hoy se desempeña en el nuevo medio de comunicación de la Cámara Chilena de la Construcción.

En general, se trata de profesionales jóvenes, de su confianza, pero que al igual que Olave no tenían experiencia gremial.

Aunque hay quienes aseguran que el nuevo equipo está entusiasmado con el desafío, otros cuentan que su desembarco ha sido difícil. Un consejero explica que todavía falta que los equipos internos se "afiaten, porque se nota que aún están en rodaje". Agrega que a algunos de los nuevos ejecutivos aún les falta entender que en el mundo gremial se trabaja una otra forma diferente al mundo privado. "En ese sentido un gremio es más parecido a cómo funciona la política. El gerente del gremio tiene que conocer a los consejeros, hablar con ellos, saber cómo abordarlos. Ese trabajo no se ha hecho", dice un importante empresario.

Sin embargo, destacan de la gestión de Larraín, el que se haya dado paso a las generaciones más jóvenes; que esté "armando a la Sofofa como una empresa privada" con una estrategia de largo plazo; y que se estén buscando formas de agregar valor para los socios del gremio.

A nivel de trabajo interno, la estructura también se ha simplificado. Los más de 20 comités de trabajo que existían se redujeron a cuatro con menos integrantes y gente interna y externa a la Sofofa.

Eso también ha generado diferencias, porque hay quienes aseguran que el tener varios equipos simultáneos permitía darle cabida a muchos consejeros a aportar sus visiones.

Otro cambio que no pasó desapercibido, especialmente para los integrantes más tradicionales del consejo, fue el fin de la cena anual y el cambio por un desayuno.

Los críticos de la decisión sostienen que esta era una instancia tradicional de gran influencia, en la que los socios de la Sofofa tenían la oportunidad de sentarse en la misma mesa con autoridades. "Eso se perdió. Es una tremenda pérdida, porque para los asociados era importante como instancia de comunicación", explica un consejero. Otros, en todo caso, aplauden el cambio.

Los nuevos tiempos

Desde la vereda de los que no están convencidos de los beneficios del nuevo estilo, aseguran que se ha instalado la sensación de que "la Sofofa partió hace 12 meses", "que llegaron los nuevos tiempos" y que "ahora sí se están haciendo bien las cosas". Y eso les molesta, porque el gremio trabaja hace años en ser un referente.

Sin embargo, los que están alineados con Bernardo Larraín aseguran que "era imposible" no hacer cambios, que todo ha contribuido a darle un aire más actual al gremio y le reconocen que ha sabido posicionar muy bien a la entidad, con una gran presencia en los temas vigentes.

Lo que sí le reconocen todos es que haya continuado con uno de los focos más fuertemente impulsados por la administración anterior de Sofofa: integrar a los gremios regionales. Es más, un dirigente comenta que próximamente se van a desplazar a Temuco a hacer la reunión del consejo.

Respecto de la existencia de personas a las que no les gusta la "nueva Sofofa", algunos empresarios y consejeros aseguran que hay algunos a los que "les cuesta dar pasos adelante".

Pero agregan que "a los cambios no hay que tenerles miedo". Eso sí, no niegan el que exista una "disidencia", aunque creen que es, a estas alturas, muy minoritaria.

Para el año que viene

Respecto del año que le queda a Bernardo Larraín antes de la nueva elección, en la que podría ser reelecto, desde todos los frentes aseguran que quedan tareas pendientes.

Es más, comentan que debe "consolidarse como presidente" y preparar su nuevo periodo. Pero que también es necesario seguir buscando temas de políticas públicas en los que ser un aporte como gremio, profundizar la relación con las autoridades entrantes para "construir más influencia" y preocuparse de que el consejo lo integren directores independientes a los grupos económicos para asegurar la representatividad.

Además, en las discusiones nacionales que vienen, comentan que es necesario meterse de lleno y generar propuestas concretas para el tema tributario, pensiones, medioambiente y regionalización.