A partir de enero de 2023 comenzará a funcionar la Ley de Responsabilidad Extendida al Productor y Fomento al Reciclaje (N° 20.920), más conocida como REP. El debut será con los “neumáticos”, como el primer “producto prioritario” de los seis que contempla la normativa. Pero en septiembre de 2023 se da inicio al más masivo: “envases y embalajes”. Estos son los dos únicos cuyos reglamentos de metas de valorización y reciclaje ya están listos, aunque se espera que antes de que termine este año, queden también definidos los de “aceites lubricantes”. “Cuando las personas cambian el aceite usado de su auto ni se les ocurre preguntar dónde irá a parar ese desecho. El problema es que a veces se utiliza como combustible alternativo, algo tremendamente contaminante y peligroso. Se genera todo un mercado negro al respecto, con cerca del 50% de este aceite usado”, alerta Antonia Biggs, gerenta general de la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (Anir).

Esta entidad reúne a 54 empresas de soluciones, servicios, logística, pretratamiento y tratamiento de residuos tales como los de aceite mineral y vegetal, baterías, biomasa forestal y agrícola, cartones, hospitalarios, orgánicos, papeles, plásticos, metales, neumáticos, vidrio. Sus asociados tienen 74 plantas de valorización o reciclaje a lo largo de Chile, gestionando más de 5 millones de toneladas anuales. Son un rubro clave, tomando en cuenta que trabajarán directamente con los fabricantes o importadores de los productos afectos a la REP, mediante los denominados “sistemas de gestión”, que administran todo el ciclo del proceso.

¿Cómo cree que se dará la implementación de la REP en sus inicios?

-En el caso de la categoría “envases y embalajes”, que es lo más masivo, los productores están bien ‘a caballo’. Saben que es algo que viene y que tienen que incorporarse a un “sistema de gestión”. Ya están a la espera del primero (Re Simple), cuya autorización está en manos del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC). Cuando se dé el ok, los otros sistemas de gestión saldrán más rápido, porque ya habrá un estándar.

¿Por qué se ha demorado tanto el TDLC?

-Se presentaron hartos antecedentes, por lo cual intuyo que es demoroso en revisar y procesar para luego proponer ajustes. Todos quienes queríamos participar y decir algo, ya lo hicimos: la Fiscalía Nacional Económica, el Ministerio del Medio Ambiente y nosotros, entre otros actores.

¿Pero cómo están los plazos para prepararse bien para la llegada de esta nueva ley?

-Están bien ajustados, pero nosotros estamos viendo cómo se configura este escenario. Es interesante, por ejemplo, ver si los “sistemas de gestión” decidirán tener convenios con los municipios o con las asociaciones de municipios de forma particular, entidades que podrían licitar parte de sus residuos. Sí estamos ajustados de tiempo, pero también es interesante ver si podemos invertir, como por ejemplo, en plantas de separación.

¿Cómo deberían ser esas plantas?

-Lo ha dicho Re Simple y otras entidades. Serían plantas de separación automatizadas, porque las que existen ahora son manuales. Entonces, hay que empezar a invertir en infraestructura más rápida para poder separar, limpiar y tener los volúmenes suficientes para cumplir las metas.

Entonces, como industria del reciclaje, ¿tendrán que hacer nuevas inversiones para aumentar la capacidad y valorización que se requerirá?

-Si hablamos de infraestructura pura y dura y por material, aún hay espaldas para recibir más cantidad y, si no se ha hecho antes, es por varios factores como: problemas de logística, de recuperación, de tener volúmenes suficientes y de calidad, o algún problema en el trayecto que hace que el material no llegue. Como gestores estamos preparados, pero el 90% de nuestros socios está acostumbrado a trabajar de manera industrial y con residuos industriales, que es fácil, porque están en el patio trasero de las empresas, donde es más sencillo separar por material, cartón, plástico, etc. Pero esto ahora se complica porque la REP implica un proceso casa a casa. Por eso nuestro mensaje es: perfecto, tenemos las espaldas, el conocimiento y las operaciones, pero la clave es que se garantice que el material que llegue de las casas sea de volúmenes y calidad adecuados.

¿A qué se refiere de “calidad adecuados”?

-Por ejemplo, que no llegue una botella con un cigarrillo adentro, porque ahí matas toda la cadena de reciclaje. Yo puedo ordenar y aplastar bien el plástico, pero si mi vecina deja un material con un pedazo de torta pegado, y se va todo junto, lamentablemente, cerca del 70% del material terminará en un relleno sanitario, porque se mezcló lo que estaba en perfecto estado, con lo que no. Entonces, es fantástico que se abra toda una posibilidad de recibir volúmenes, pero tienen que ser de calidad. Y ahí va a depender de cada uno de los ciudadanos y su sensibilización. Ese es el gran desafío si pensamos en “envases y embalajes” a escala domiciliaria.

¿Cómo está el tema de las campañas al respecto?

-Como asociación gremial no somos educadores, pero podemos mostrar lo que hacemos para que otros que sí tienen las herramientas educacionales, como los colegios, los municipios, o el mismo Ministerio del Medio Ambiente, puedan utilizar la información. Por otro lado, siempre se dice que hay que educar a las personas desde niños. Sí, eso está muy bien, pero el que va a estar sacando la basura no es el niño de la casa, sino, por lo general, la jefa o jefe de hogar; o el conserje de un edificio. Son otras personas, que quizás no se están visualizando.

¿Cree que la REP aumente la innovación y emprendimiento con respecto a procesos de valorización y reciclaje que no existen hasta ahora?

-Sí, pero siendo muy práctica, siempre que eso ayude a contabilizar en las metas de los productores. Si es así, bienvenido sea.

¿Se refiere a los denominados “mercados secundarios” de reciclaje que se espera que surjan en mayor cantidad?

-Claro, pero lo importante es la tracción de la demanda por producto reciclado que puede hacer el Estado a través de las compras públicas. El Estado gasta cerca de US$13 mil millones anuales en compras públicas. Imagínate si ahí se proponen criterios de economía circular o de sustentabilidad. Hay que tener eso presente y también cuáles son las otras industrias que demandan algunos de estos materiales y que siguen usando material virgen, pudiendo usar reciclado.

¿Por ejemplo?

-La industria de la construcción y la de la agricultura demandan mucho plástico. Cosas tan simples como los receptáculos donde toman agua las vacas que son de plástico ¿por qué no pueden ser de plástico reciclado? ¿Por qué la tubería de riego de agua de un campo agrícola no puede ser de material reciclado? ¿Por qué lo que se usa en materiales de construcción tampoco? Ahí está la tracción de la demanda. Si se puede incorporar material reciclado a esas grandes industrias, estamos al otro lado.

Con respecto a los recicladores de base, que son más de 60.000, hay muy pocos aún certificados para operar con la REP. ¿Cómo resolver eso?

-Es un trabajo que aún está pendiente, ya que ellos son clave, porque son el primer eslabón de la cadena de reciclaje. Muchos de nuestros socios reciben gran parte de los volúmenes de los recicladores de base. Creo que hay que volver a hacer campañas para explicar que todo eso tiene que estar formalizado.

¿Qué productos cree que le faltó a la ley REP?

-En algún minuto se hizo un análisis, y claramente la conclusión es que los textiles deberían incorporarse de alguna forma. Pero a nivel internacional, los seis productos están bastante bien abarcados.

¿Qué industria cree que está más al debe con respecto al reciclaje en Chile?

-Creo que más bien hay que pensar en los orgánicos. Porque cuando abres la bolsa de basura, el 50% es orgánico, material que es fácilmente recuperable y te genera además un subproducto que es el compost. Entonces, más que una industria, creo que hay que poner ojo en los orgánicos.