Al igual que en 2012, el gobierno decidió presentar un proyecto de ley para abrir el transporte de carga marítimo a navieras extranjeras. La iniciativa será una de las más de 37 medidas que incluirá Ministerio de Economía dentro de la Agenda de Reimpulso Económico y que debería ser presentada durante las próximas semanas.

Lo que se busca con este nuevo intento es que navieras extranjeras puedan transportar carga entre puertos chilenos y de esa manera aumentar la competitividad, y por ende mejorar las condiciones de acceso a quienes ocupan ese medio de transporte para trasladar mercancías. Anualmente se movilizan casi 14 millones de toneladas aproximadamente.

El estudio "Reserva de cabotaje marítimo y libre competencia: el caso chileno", realizado por los académicos de la Universidad Adolfo Ibáñez, Claudio Agostini e Ignacio Briones, y de la Universidad de Chile, Benjamín Mordoj, cuantificó el impacto que podría tener el abrir el cabotaje en Chile a naves de bandera extranjera y la derogación del impuesto adicional del 20% al uso o goce temporal de naves extranjeras que se destinen o utilicen en servicios de cabotaje.

Entre sus principales conclusiones se señala que elevaría la competencia y podría generar cuantiosos beneficios económicos para los usuarios de ese cabotaje y para la productividad del país. Por ejemplo, en un escenario conservador mencionan que se lograría un ahorro para los consumidores de este medio de transporte de entre los US$ 300 millones a US$ 400 millones anuales, bajando además en un 40% los precios de este servicio.

Los consumidores chilenos de servicios de cabotaje pueden categorizarse como todas aquellas empresas o actividades productivas que mueven carga entre puertos chilenos, quienes actualmente se encuentran obligados a efectuarlo con naves de bandera chilena.

Además, el análisis menciona que si se consideran las externalidades negativas asociadas al transporte terrestre por camiones, como contaminación y congestión, que es el principal sustituto del cabotaje marítimo, "nuestras estimaciones de ganancias para los consumidores pueden ser vistas como un piso de otras ganancias sociales y de eficiencia a nivel país. En efecto, la falta de competencia y tarifas elevadas en ausencia de apertura de cabotaje determina una cantidad de transporte terrestre artificialmente superior a la que ocurriría si el cabotaje estuviera abierto a la competencia, haciendo más atractiva en el margen esta opción como medio de transporte de carga".

El economista y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, Claudio Agostini, sostiene que el abrir el cabotaje "aumentará la competencia y bajará los costos de transporte domésticos, pero también tiene efectos secundarios, ya que permitirá bajar los costos finales de los productos que se transportan".

Los autores de la investigación resaltan que no hay motivos para no avanzar en el proceso de liberalización del cabotaje, ya que existe un amplio consenso técnico y solo se oponen quienes tienen intereses en esta industria. "La respuesta parece encontrarse, precisamente, en la identidad de quienes discrepan de la apertura del cabotaje marítimo, que son aquellos incumbentes naturalmente afectados por la mayor competencia que dicha apertura generaría".