Argentina cayó en un nuevo default este viernes, el segundo en este siglo, cuando incumplió el pago de US$500 millones en intereses de bonos de una deuda que busca renegociar antes del 2 de junio.
"No pagamos (los intereses) pero las negociaciones siguen", dijo una fuente oficial a la AFP al referirse al impago sobre bonos globales, denominados 2021, 2026 y 2046, cuyo periodo de gracia venció este viernes.
Es la novena ocasión en que Argentina, entre los primeros exportadores de alimentos del mundo, queda en cesación de pagos en su historia. La última vez fue en 2001, con un impago por más de US$100.000 millones que desencadenó la peor crisis social y económica del país.
Sin embargo, en este caso el gobierno de centroizquierda de Alberto Fernández aspira a llegar a un acuerdo con los tenedores de bonos, sin que se desencadene la artillería del default.
A última hora del jueves, el gobierno argentino informó de una prórroga hasta el 2 de junio del plazo para que los acreedores adhieran a su propuesta de canje de bonos por unos US$66.000 millones de deuda emitida bajo jurisdicción extranjera, plazo que inicialmente vencía este 22 de mayo.
¿Default corto?
El gobierno inisite en que las negocaciones van bien, pero los fondos de inversión piden una diálogo "directo e inmediato" con el gobierno argentino.
"Durante el último mes, Argentina no ha tenido prácticamente ninguna comunicación sustancial con sus acreedores", indicó un comunicado del grupo Ad Hoc (integrado por varios fondos de inversión, entre ellos BlackRock o Fidelity), el principal grupo de acreedores de Argentina.
Para la agencia crediticia Moody's el panorama no es bueno: "El día de hoy, después de haber concluido un período de gracia de 30 días, el Gobierno de Argentina incumplió un pago de intereses. (...) Moody's anticipa que el panorama para la reestructuración de la deuda de Argentina muy probablemente se tornará más complicado", escribió Gabriel Torres, alto responsable de la calificadora de riesgo.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, había ofrecido a los tenedores de bonos un canje por nuevos títulos con un período de gracia de tres años sin pagos, una quita del 5,4% del capital y del 62% de intereses. Pero su oferta fue rechazada.
Los acreedores presentaron sus propias propuestas, que el gobierno dijo estar analizando.
“Si se consiguen las mayorías para adherir al canje, el default será muy corto. No creo que haya corte de cartas de crédito”, dijo la economista Marina Dal Poggetto, de la firma EcoGo.
"Pero si le dan largas a la negociación, vamos a pagar caro", precisó.
El Fondo Monetario Internacional, que respalda a Argentina en su reestructuración, se declaró alentado por "la disposición de ambas partes a continuar las conversaciones para llegar a un acuerdo", según su vocero Gerry Rice.
¿Qué sigue?
El gobierno argumenta que le resulta difícil pagar tras dos años de recesión, en un contexto de alta inflación (53% en 2019) y aumento de la pobreza (33% en 2019). La deuda de Argentina totaliza US$324.000 millones, equivalentes a casi el 90% del Producto Interno Bruto.
La crisis se ve agravada por la pandemia del nuevo coronavirus que ha frenado la actividad económica y ha requerido de importantes subsidios para atenuar su efecto en las empresas y la población más vulnerable.
Si las negociaciones no se cierran antes del 2 de junio, y ocurre una nueva extensión, a Argentina le esperan otros vencimientos de intereses de bonos a fines de junio. Si se considera el periodo de gracia de 30 días, el plazo máximo para pagar vencería a finales de julio.
En ese caso “probablemente los bonistas consideren que es más conveniente litigar, dado que piensen que es difícil que Argentina llegue a un arreglo en el corto plazo”, indicó Ignacio Labaqui, de Medley Global Advisors.
Una situación de default implica que los acreedores pueden pedir ante la Justicia lo que se conoce como la "aceleración" de la deuda, es decir, la exigencia de su pago completo.
Además, al haber bonos en mora existe el riesgo de que entren en el juego los fondos especulativos que adquieren esa deuda a bajo precio para después litigar y tratar de cobrar con grandes ganancias.
Conocidos en Argentina como “buitres”, estos fondos ya obtuvieron un triunfo contra el país en los tribunales de Nueva York en 2014.