Argentina puede estar en serios problemas financieros, pero su banco central está otra vez a salvo, gracias a una pequeña maniobra contable.
Una decisión de los responsables políticos tomada a fines de año pasado, que cambió la forma en que valoran las tenencias de bonos del gobierno, transformó el balance del banco central de la noche a la mañana, y convirtió lo que había sido un patrimonio neto negativo de USD 2 mil millones en uno positivo de USD 33 mil millones.
Los funcionarios han hecho poco esfuerzo para explicar el movimiento -sólo dicen que es parte de una amplia ley de emergencia para apuntalar la economía- pero los analistas señalan que sienta las bases para que el banco comience a entregar dividendos a un gobierno limitado de efectivo.
"El Banco Central hoy miente sobre sus ganancias para emitir dinero, financiar al gobierno y hacerse aún más insolvente", dijo Aldo Abram, economista de Libertad y Progreso, un centro de investigación con sede en Buenos Aires que busca fomentar el libre mercado.
Este tipo de pagos son comunes en muchas partes del mundo --incluida Argentina, donde se transfirieron US$ 44 mil millones en dividendos a las arcas del Tesoro en la última década--, pero la inyección de pesos en una economía frágil, que ya tiene una tasa de inflación superior al 50%, amenazaría con aumentar aún más los precios al consumidor. Además, la maniobra de valuación de bonos reaviva viejas preguntas sobre la confiabilidad de la contabilidad argentina en un momento en que intenta preservar las reservas y se prepara para comenzar las conversaciones de reestructuración de la deuda con los acreedores locales y extranjeros.
Entre esos acreedores se encuentra el Fondo Monetario Internacional, que había insistido en que el gobierno pagara sus viejas deudas con el banco central como condición clave de un paquete de préstamos de USD 56 mil millones que le dio al país en 2018. Los funcionarios del FMI están reuniéndose esta semana en Buenos Aires con los principales asesores económicos del presidente Alberto Fernández, el líder de izquierda que asumió el cargo en diciembre.
Fue una ley de emergencia aprobada en los primeros días del gobierno de Fernández la que permitió al banco central realizar el cambio contable. Desde entonces, los funcionarios registraron a valor técnico algunos bonos del gobierno denominados en pesos, conocidos como "letras intransferibles", en la cartera del banco. Anteriormente se les había asignado un valor basado aproximadamente en los fuertes descuentos con los que se negociaba una deuda gubernamental similar en el mercado local. La medida aumentó el valor registrado de los bonos a 360 mil millones de pesos (USD 5.9 mil millones) de 251 mil millones de pesos.
"Registrar estos bonos a valor técnico es una estafa, un engaño", dijo Abram.
Un portavoz del Banco Central de Argentina declinó hacer comentarios para esta nota. Cuando se le preguntó sobre el cambio de valoración en una entrevista en enero, el jefe del banco central, Miguel Pesce, dijo que no le preocupaban los debates de los analistas sobre cómo deberían valorarse las letras porque esperaba que el banco las mantuviera hasta su vencimiento.
Cambios, cambios
En Argentina, un país que ha sido golpeado por frecuentes crisis financieras, los cambios repetidos en la forma en que opera el banco central son comunes. La institución ha tenido 62 presidentes desde su fundación hace casi 85 años y no es, oficialmente o en la práctica, independiente del gobierno. Su carta orgánica ha sido modificada 11 veces en casi tres décadas.
Esta carta, reformada en 2012 bajo la presidencia de la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, declara que la institución se ve obligada automáticamente a enviar al gobierno todas las ganancias después de alcanzar cierto umbral.
Las letras que el banco central ha revaluado fueron emitidas originalmente en 2005 por el gobierno al tomar divisas para pagar un préstamo del Fondo. Las obligaciones han sido continuamente renovadas desde entonces.
Cuando el Fondo regresó al país en 2018, otorgándole a Argentina el mayor préstamo de su historia, una de las condiciones que estableció fue que el banco central debería valorar estas notas a precios de mercado como una forma de tener un balance más preciso. Dado que su valor de mercado es significativamente menor que el valor técnico, esto puso el patrimonio neto del banco central en números rojos para los últimos meses de 2019.
"Estas letras son un activo que no estará disponible en caso de una crisis de liquidez, como una corrida cambiaria o una crisis de deuda", dijo Martín Vauthier, economista de la consultora Eco Go SA, con sede en Buenos Aires. "Sería más realista y razonable considerarlas al valor de mercado".
Además de permitir el cambio en la valuación, la ley de emergencia económica aprobada en diciembre autorizó al Tesoro a pedir prestado hasta USD 4.600 millones del banco central a cambio de letras intransferibles. Argentina sacó esa cantidad en las dos primeras semanas de enero. Eso se hizo para que el gobierno pudiera pagar los intereses de su deuda en dólares sin usar fondos del Tesoro, dijo el ministro de Economía, Martin Guzmán, en una presentación al Congreso del 12 de febrero.
"Usar la caja del Tesoro sí sería hacer austeridad fiscal en el contexto de una recesión, y eso hubiese mucho daño", dijo Guzmán. "La sociedad argentina está haciendo un esfuerzo, se ha venido pagando deuda con reservas. Esto no puede durar mucho tiempo".
Debate de valuación
El Banco Central tiene un stock total de USD 51.300 millones de estas letras intransferibles, incluyendo las de enero. La mayoría de ellas vencen entre 2021 y 2025, según datos compilados por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal. El gobierno de Argentina le deberá devolver al banco central más de USD 10.000 millones de capital e intereses devengados por estas notas sólo en 2021. También podrían renovarse.
En un momento en que Argentina está fuera de los mercados de deuda, "no es correcto valorar estas letras como si el Gobierno las pagara en 10 años", dijo Bruno Panighel, economista del Instituto Argentino de Análisis Fiscal. "Argentina está en default técnico".
Por supuesto, esta maniobra contable podría aplicarse en otros lugares. En los Estados Unidos, está reservada para casos extremos, aún por verse, como evitar un incumplimiento soberano si, por ejemplo, el gobierno alcanzara su techo de deuda, dijo Vincent Reinhart, economista jefe de Standish Mellon Asset Management.
"La idea es que la Fed y el Tesoro puedan acordar revaluar la tenencia de certificados de oro de la Fed y entregar la ganancia inesperada de capital al Tesoro", dijo. Sin embargo, el peligro es que "reclamar parte del capital de un banco central erosiona la percepción de su independencia".