El nuevo ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, se comprometió a última hora del miércoles a dejar de imprimir dinero, lo que ha contribuido a alimentar una inflación desenfrenada, al describir su estrategia para revertir la creciente crisis del país.

Massa presentó su hoja de ruta económica después de ser investido por el presidente Alberto Fernández como el tercer ministro de Economía en un mes. Las medidas de Massa también se centran en impulsar las exportaciones, reducir el déficit fiscal del país y aumentar las decrecientes reservas del banco central.

Massa hereda el enorme desafío de controlar la inflación, que supera el 60% y se espera que llegue al 90% a fines de este año. Aislado de los mercados internacionales de capital, el gobierno de Fernández ha recurrido a la impresión de dinero para cubrir su déficit fiscal crónico.

“No existe la magia”, dijo Massa sin rodeos a los periodistas en Buenos Aires, añadiendo que hay que enfrentar la inflación con determinación.

El gobierno financiará su presupuesto reduciendo su déficit o través de préstamos privados. El país está considerando cuatro ofertas de préstamo de tres bancos internacionales y un fondo soberano, adelantó, sin entregar una cifra del posible acuerdo.

Por otra parte, Massa lanzará un canje voluntario de deuda local en pesos por bonos que vencen en los próximos 90 días. Dijo que ya hay 60% de “adhesión” al canje, sin dar más detalles en la rueda de prensa.

El gobierno argentino inició conversaciones con algunos bancos para ofrecer el llamado bono dual para canjear títulos con vencimientos menores a 90 días, según personas con conocimiento directo del asunto. El secretario de Finanzas, Eduardo Setti, ofreció el bono dual, un instrumento en el que los inversionistas reciben la tasa más alta entre dos opciones al momento del vencimiento del activo. En este caso, una tasa vinculada a la inflación o una tasa vinculada al dólar.

Un portavoz de Massa no respondió a una solicitud de comentarios sobre el bono dual.

“Aspectos técnicos”

Aunque poco específico, Massa se comprometió a cumplir con la meta de déficit primario del gobierno este año, un pilar clave de su programa de US$44.000 millones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Massa dijo que habló con el equipo técnico del FMI el miércoles para discutir el futuro del programa. Un portavoz del FMI dijo en un comunicado que su equipo conversó con Massa sobre la implementación del programa.

“Tras reunirse con el FMI el miércoles, Massa, se comprometió a dejar de utilizar la emisión de dinero para financiar al gobierno. Se trata de una promesa audaz, pero el ministro no expuso una senda creíble para lograrlo. Sin un plan detallado para reducir el déficit, somos escépticos ante cualquier promesa”, dijo Adriana Dupita, economista para América Latina de Bloomberg Economics.

Los inversionistas también dijeron que el titular de Economía necesita dar más detalles de la letra chica para calmar las preocupaciones del mercado.

“El discurso de Massa tuvo un fuerte componente político y algunos componentes aspiracionales, pero fue débil en los aspectos técnicos que estaba exigiendo el mercado”, dijo Jorge Piedrahita, socio gerente de Gear Capital Partners en Nueva York.

No quedó claro cómo reducirá el déficit y, al mismo tiempo, entregará ayudas a los jubilados la próxima semana, así como una “recuperación de ingresos” para los trabajadores del sector privado con salarios bajos. Mencionó un “reordenamiento” de los planes de asistencia social centrado en lograr que los beneficiarios vuelvan al mercado laboral, incluyendo la suspensión de los planes de asistencia para aquellos que no participen en una audiencia el 15 de agosto.

“A pesar del compromiso de no recurrir a fondos adicionales del banco central, las medidas hacen poco para apuntalar la credibilidad fiscal, por lo que sigue faltando un ancla fiscal”, dijo Ramiro Blázquez, jefe de estrategia de BancTrust & Co. en Buenos Aires. “En definitiva, los detalles de la implementación siguen siendo escasos”.

Otras medidas anunciadas por Massa:

  • Nuevos “regímenes” de exportación para sectores como la agricultura, minería, tecnología y producción de combustibles fósiles.
  • Nuevo programa de créditos a tasas promocionales para primeros exportadores.
  • Denunciar en la justicia de Argentina y de Estados Unidos la subfacturación de exportaciones y la sobrefacturación de importaciones.
  • Mantener el congelamiento previamente anunciado de las contrataciones del sector público.
  • Programa para formar a 70.000 programadores informáticos en los próximos 12 meses.
  • Reunión con líderes clave del sector agrícola conocido como la “Mesa de Enlace”.

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