Junto a Perú, Moody’s destaca a Chile por su rápida respuesta a la pandemia la que incluye medidas a diversos sectores de la economía. Así lo comenta en entrevista con pulso Ariana Ortiz-Bollin, quién da seguimiento a la situación nacional en la agencia de calificación que sólo ayer informó que mantenía la calificación “A1” y la perspectiva “estable” del país.
En este marco hay espacio para el optimismo con un repunte desde el segundo semestre que permitirían crecimiento de 2,5% en 2021. Se trata, en todo caso, de una expansión por debajo del potencial, que corre riesgos si la emergencia del Covid-19 se extiende en Occidente más de lo esperado o si crece la incertidumbre en el marco de la discusión sobre una nueva constitución en Chile.
¿Cómo ven a Chile específicamente frente al desafío económico que representa el coronavirus?
-En Chile se van a enfrentar dos shock. Primero uno externo, por la desaceleración pronunciada de la demanda de cobre y de los precios, debido a lo que pasó en China. El segundo es por la esperada contracción en la demanda interna, ante las medidas tomadas para poder contener el virus.
Con todo eso esperamos una contracción de 2,4% en el primer semestre, con un segundo trimestre tan duro como el que vimos por la protesta social.
Pero en Moody’s estamos asumiendo que estamos ante un shock muy fuerte pero corto, con una recuperación en la segunda mitad del año. La calidad y rapidez de esa recuperación va a depender mucho de la respuesta de los gobiernos para ayudar a que las empresas se mantengan a flote y no haya quiebras, así como de la ayuda a la gente que, aunque pierda su empleo o no pueda trabajar, pueda recibir alguna compensación.
¿Cómo evalúan la respuesta del gobierno chileno?
-Cuando hacemos una comparación entre Chile y otros los países de América Latina, vemos que fue uno de los que actuó más rápido y con medidas dirigidas a varios frentes. Era algo que esperábamos, dado que asumimos su fuerte capacidad institucional para responder y también su fortaleza. El otro país que también nos llama la atención en ese sentido es Perú, que de hecho tomó algunas medidas antes que Chile.
En definitiva, es gracias a la rápida respuesta de Chile asumimos una recuperación en el segundo semestre 2020 y un crecimiento de 2,5% para el 2021.
¿Qué tan importante es para ustedes la definición de un horizonte respecto a la estabilización de la deuda?
-Esta crisis llega a Chile en un momento el que ya estaba enfrentando demandas sociales, que sabíamos que estaban ahí pero quedaron más claras con las protestas. En ese marco, el país ya tenía contempladas acciones de gasto en un contexto de crecimiento económico más bajo.
Añadiendo la respuesta al coronavirus, esperamos que la deuda se incremente 9 puntos porcentuales y llegue a cerca de 35,7%. Pero quizá lo más relevante desde el punto de vista de calificación es lo que pase después de la emergencia con la tenencia de deuda. Creemos que entonces se van a reactivar las preocupaciones que teníamos antes de que iniciará este shock de la pandemia. Eso tiene que ver con cómo el gobierno va a atender las demandas sociales que presionar los gastos.
En ese sentido, nosotros estamos esperando todavía que el gobierno actualice sus escenarios macrofiscales. En tanto, sí anticipamos que no van a hacer tan agresivos en consolidar sus finanzas y regresar a un déficit similar al que tenían antes. Al mismo tiempo, cabe destacar que el 2,5% de crecimiento que proyectamos para 2021 es un número que se ve muy bien en relación a la contracción del 2,4%, pero está por debajo del PIB potencial de Chile. Lo anterior es porque creemos que va a haber bastante incertidumbre en relación al resultado sobre una nueva Constitución, donde anticipamos que gane la opción de una nueva Carta Magna. Todavía no tenemos toda esa incertidumbre incorporada en nuestro escenario, que es más bien a mediano plazo. Son más bien riesgos que estamos monitoreando.
¿En el escenario base que contemplan para Chile en el segundo semestre, que están considerando a nivel internacional?
-Estamos asumiendo que va a ser un segundo trimestre muy duro para Europa y Estados Unidos, pero que para el tercer trimestre habrá una recuperación en casi todos, en diferentes grados. Sobre todo en China, que ya ha dado señales de recuperación.
Reconocemos, eso sí, que si bien ese es nuestro escenario base, estamos bajo una expectación sin precedentes. Nunca hemos enfrentado una situación tan incierta que hago que los escenarios sean muy difíciles de calcular. Por lo tanto, si la información que fluye lleva aquí en una semana enfrentemos un escenario mucho más negativo, no sólo de un trimestre sino de dos, entonces estaríamos hablando de otro tipo de panorama.
Habría una recuperación mucho más lenta, un shock a la economía fiscal mucho más fuerte... Todo eso podría tener consecuencias de crédito más fuertes para Chile y para muchos otros países.
Pero todavía no hay elementos para pensar que estamos en esa situación y debo también mencionar que esperamos que la respuesta de los gobiernos, para dar directrices a los ciudadanos para que se queden en sus casas, van a ser efectivas para contener el virus en un trimestre.
Hay algunos países donde no se están tomando medidas de esta naturaleza y el riesgo de que allí haya un escenario negativo de más de un trimestre es más alto de lo que estamos viendo para Chile Ese es el caso de México, por ejemplo.
¿Si el escenario global resulta más negativo, Moody’s va adelantar sus revisiones?
-Sí por supuesto. De hecho, si bien nosotros en un entorno normal evaluamos el país una vez al año, si sentimos que hay suficientes elementos para revisar la clasificación lo vamos a hacer en el momento en que eso sea necesario, no tenemos que esperar 6 meses. Entonces si nos enfrentamos a un escenario mucho más negativo en el mundo se podrían esperar acciones de calificación probablemente a la baja en todo el mundo.