En 2018, en Occidente sorprendía la noticia de que Jack Ma, el hombre más rico de China, era un militante más del Partido Comunista de su país. Se daba por entendido, entonces, que el fundador de Alibaba tenía excelentes relaciones con Beijing, donde celebraban el progreso corporativo del magnate que competía a la par de las grandes tecnológicas estadounidenses. Pero la llama de este “enamoramiento”, como Ma calificaba a su relación con el Partido, se ha ido extinguiendo.
Así lo demuestra el turbulento cierre de año que le han dado las autoridades chinas a sus negocios. Este lunes, las acciones de Alibaba cedieron 8% por segunda jornada consecutiva en Hong Kong, luego que los reguladores anunciaran el pasado jueves una acusación antimonopolio en contra de la compañía.
Mientras la imagen del empresario cae en picada en las tierras del gigante asiático, donde según New York Times se ha ganado apelativos como “capitalista malvado” o “fantasma chupasangre”, a su compañía se le acusa de imponer acuerdos de exclusividad que fuerzan a los mayoristas a elegirla como única plataforma de ventas.
En tanto, en el frente de Ant Group (el área fintech de Alibaba), además de haber frenado la que sería la apertura a bolsa más grande de la historia (calculada en alrededor de US$33.000 millones), las autoridades ahora la instaron a regresar a su origen de pago en línea con Alipay, que junto con WeChat de Tencent son los más extendidos en el país, revisando su expansión a áreas como préstamos personales, seguros y gestión de patrimonios. “Ant necesita darse cuenta de la seriedad y necesidad de la rectificación y elaborar un cronograma para el plan de reparación y su implementación”, señaló el Banco Popular de China.
Animadversión o justa regulación
La arremetida en contra de las compañías comienza semanas después de que Ma, alejado de la presidencia ejecutiva de Alibaba, se animara a esgrimir duras críticas contra los bancos chinos, a los que calificó como “casas de empeño” y al sistema regulatorio, al que se refirió como “obra de un club de viejos alérgicos a la innovación”, lo que para Richard McGregor, australiano autor del libre “El Partido”, no es casualidad.
“Ma criticó al gobierno y una semana más tarde se cae la apertura a bolsa de Ant Group”, relataba el académico australiano, quien apuntaba a esta situación como un ejemplo del poder del PC chino en el sector privado doméstico.
En la misma línea, Francias Lun, de la firma financiera hongkonesa GEO Securities, indicó en un informe que “el Partido Comunista ha querido mostrar quién es el que manda. Puede que Jack Ma sea uno de los hombres más ricos del mundo, pero eso para ellos no significa nada”.
Sin embargo, no todos son suspicaces a la hora de evaluar el procedimiento de Beijing. “Hay un retraso en los mecanismos de supervisión de China sobre tecnología financiera y antimonopolio en comparación con la forma en que actúan los reguladores estadounidenses y europeos. El caso Ant muestra que los reguladores chinos se están volviendo más proactivos”, señaló Dong Dengxin, director del Instituto de Finanzas y Valores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Wuhan.
El experto, quien destacó que las autoridades están haciendo una revisión caso a caso, hizo estas declaraciones al Global Times, periódico chino que no tardó en salir a respaldar a su gobierno. “No importa cuán grande sea una empresa, debe operar y expandirse de acuerdo con las leyes y regulaciones nacionales. No debería volverse arrogante por su fuerza y pensar que disfruta de privilegios frente a la ley. Todas las empresas y empresarios deben acatar la ley y hacer ajustes cuando rebasan los límites de la ley”, escribió Hu Xijin, editor jefe del mencionado medio.
Más allá de cuál sea la lectura correcta y de la primera reacción del mercado, las apuestas por los negocios de Ma no decaen. Goldman Sachs asegura que en su más reciente reporte sobre la compañía que mantienen su opinión de que “Alibaba continúa llevando a cabo su estrategia de crear valor agregado sostenible a largo plazo para los consumidores y comerciantes chinos de toda la industria”.