Fruto de largos periodos marcados por bruscas alzas de precios durante el siglo pasado, y con el fin de proteger de esta volatilidad a los salarios, ahorros, al sistema financiero y al poder adquisitivo en general, Chile se convirtió en una economía altamente indexada a la inflación. Si bien durante más de 25 años este estrecho vínculo de ajuste a los movimientos de precios no estaba en la conversación cotidiana de los chilenos debido a una inflación baja y controlada, el IPC de dos dígitos alcanzado en abril pasado puso nuevamente el tema en el debate.
De hecho, uno de los máximos exponentes del ajuste automático de precios en la economía es la Unidad de Fomento (UF), que este año cumple 55 años desde su creación y se empina ya hasta casi los $ 33 mil. De esta forma, acumula un alza de poco más de $ 3 mil en un año, impactando en contratos, colegiaturas, arriendos, créditos hipotecarios y seguros, entre otros.
“Por indexación entendemos el proceso mediante el cual diversos contratos se reajustan en base a la inflación pasada (u otro índice) y, con base en esta definición, decimos que todos los precios expresados en UF dan forma a la indexación de la economía. Chile es una economía altamente indexada y es consecuencia, principalmente, de la historia de alta inflación en nuestro país que llevó a la creación de la UF en 1967 y a su uso masivo en las décadas siguientes como mecanismo de protección frente a inflaciones altas y volátiles”, explica Hermann González, coordinador Macroeconómico de Clapes UC.
Ajustes en el mercado
En Chile la mayor parte de los contratos de trabajo incluyen cláusulas de reajustabilidad automática a las variaciones del IPC. Según el último Informe de Estabilidad Financiera (IEF) del Banco Central, cerca del 60% de los asalariados percibe algún reajuste por inflación, lo que es una variable a considerar en el proceso de transmisión hacia otros precios de la economía.
Esta espiral de precios también ha llevado a muchas personas naturales y empresas a protegerse del fenómeno inflacionario. Un estudio de Yapo.cl, uno de los principales marketplaces del país, enfocado en la compraventa de productos usados, inmobiliario y automotriz, reveló un creciente número de usuarios de la red que exige contratos para arriendo de sus viviendas en UF.
Según el registro, del total de casas y departamentos para arriendo publicadas a nivel nacional en abril de 2020, cuando la inflación se mantenía controlada, sólo un 1,22% de la oferta fue en UF. Mientras en abril de 2021 este porcentaje llegó a un 1,42%, en el mismo mes de este año la cifra saltó a un 5,15% del total de propiedades para arriendo ofertadas en UF, lo que es 3,6 veces mayor en el lapso de un año.
“Debido a la inflación, cada vez son más las personas que optan por ofrecer sus propiedades en UF para arriendo. No hay que olvidar que los dividendos de créditos hipotecarios se pagan en UF, por lo tanto, al observar el aumento que ha tenido de manera sistemática, podemos deducir que arrendar las propiedades con esta condición es una buena garantía para asegurar cierto dinero, y de esa forma, hacer calzar el pago de la propiedad con el dividendo o con lo que la persona quiera recibir de renta”, afirma la gerente de Clasificados de Yapo.cl, Claudia Castro.
“Antiguamente, la actualización por IPC para los arriendos se realizaba una vez al año, pero este panorama cambia al generar el arriendo en UF debido a que el precio se va actualizando mes a mes”, explica la misma ejecutiva, quien anticipa que esta tendencia a ligar los contratos de alquileres a la UF debiera mantenerse a futuro.
Inercia inflacionaria y segunda vuelta
Para los especialistas, la cara menos amable de la indización apunta a la inercia que genera la inflación en el tiempo y la resistencia que muestra a ser controlada luego de los primeros shocks de precios.
“El incremento sostenido de la inflación que se observa desde fines de 2021 obedece en parte a la inercia inflacionaria, es decir, los efectos de segunda vuelta, los cuales generan una mayor persistencia”, afirma el economista del Observatorio del Contexto Económico (OCEC) de la Universidad Diego Portales, Juan Ortiz. Para el economista, los servicios que tienen estas características son, por ejemplo, aquellos que incluyen tarifas reguladas y se ajustan a través de un polinomio de cálculo.
Ortiz cree que es clave también tener en cuenta que 31 de los 303 de los productos que incluyen la canasta del IPCestán indexados a la inflación como arriendo, servicio pack de telecomunicaciones, servicio de telefonía móvil, servicio doméstico, servicio de enseñanza universitaria y electricidad.
“Efectivamente, todos los meses vemos estos efectos (de segunda vuelta) en los precios expresados en UF y que suben como consecuencia de la inflación del mes anterior. En particular, estos efectos fueron especialmente importantes en marzo y abril, cuando se produjeron los reajustes anuales en educación, salud y algunas tarifas reguladas, que recogieron el alza de precios del año pasado. También vemos estos efectos de indexación en los salarios. Si bien los salarios reales están cayendo, existe evidencia preliminar que muestra una reducción del rezago con el cual se están reajustando las remuneraciones por inflación. Estos aumentos salariales elevan los costos de las empresas y, eventualmente, se traducen en alzas adicionales de precios de los bienes y servicios”, afirma Hermann González, de Clapes UC.
El economista proyecta, asimismo, que el próximo año habrá nuevos reajustes significativos en salud, educación y otras tarifas reguladas, debido a la alta inflación de este año. “En economías con alta indexación, como la chilena, los aumentos de la inflación tienden a ser más persistentes y esto dificulta su control. A su vez, una alta indexación puede hacer necesario que la política monetaria deba actuar con más fuerza para prevenir que los efectos de segunda vuelta generen desvíos permanentes de la inflación respecto de la meta (...) La inflación volverá a la meta, pero tanto la sucesión de shocks que hemos enfrentado como la indexación de la economía, harán que en este proceso tome tiempo y no se complete sino hasta 2024″, estima González.