Arturo Cifuentes: “La orientación filosófica de la reforma previsional es terminar con el sistema de capitalización individual”
El investigador de Clapes UC no rescata nada de la reforma previsional del gobierno. Su análisis se divide en dos. La primera parte, las políticas públicas, en la que comparte el alza de las cotizaciones. “Eso es el 95% del problema. El resto es pura paja molida”, dice. La segunda, algo a lo que ninguna reforma apunta. “El régimen de inversión que existe ahora está malo y hay que escribirlo entero desde cero”, asegura. La diferencia entre un retorno de 5% o 6% en 30 años es un alza de 30% o 40% en la pensión, estima. “Es tremendo”, enfatiza.
“La gran tragedia de toda la discusión que ha habido de las pensiones en Chile en los últimos 20 años es que se ha focalizado en la parte de las políticas públicas, donde lo único relevante era subir la cotización del 10% al 15% o 16%. Pero nadie se ha preocupado del régimen de inversión. Eso es extraordinariamente grave y le va a producir un daño bastante grande a los futuros pensionados”.
Ese es el mensaje central, en el debate de pensiones que se ha dado en el país, que transmite Arturo Cifuentes, el experto chileno en finanzas que declaró ante el Senado norteamericano para la crisis subprime, que tuvo un fuerte impasse con el ministerio de Hacienda en la época de Alberto Arenas, y que criticó duramente el segundo gobierno de Michelle Bachelet, acusando en septiembre de 2015 que, producto de su acción, “Chile se jodió por los próximos 10 años”. En febrero de 2020 fue más categórico: “Chile se jodió, nomás”, sentenció tras lo ocurrido pos 18 de octubre de 2019.
El actual investigador de Clapes UC no ha cambiado su visión respecto de esa última declaración y por eso prefiere no profundizar mucho más en el asunto. Donde sí entrega su análisis en profundidad es respecto a la reforma previsional que ingresó en el gobierno al Congreso en noviembre del año pasado, donde pone el acento en un tema que se ha ignorado en el debate de la última década: un cambio en el régimen de inversión de los fondos de pensiones.
¿Qué le parece la reforma previsional que presentó el gobierno al Congreso?
-Creo que primero hay que detenerse y ver la parte filosófica. Si uno es honesto, se tiene que dar cuenta que la intención de esta reforma, el trasfondo, es liquidar a las AFP y liquidar al sistema de capitalización individual. Ahora, la reforma misma a mí me parece que es una estupidez, tiene un montón de cosas que son muy malas.
Pero se mantiene la mayor parte de la cotización, que es un 10%, para capitalización individual. ¿En realidad se está liquidando a las AFP más que a la capitalización individual?
-Lo que les gustaría es terminar con el sistema y que hubiera un sistema de reparto, con cuentas nocionales, eso es lo que ellos querrían. Evidentemente es muy difícil que lo puedan hacer. Entonces, el gestor estatal va encaminado en esa dirección. Que este 6% vaya a un fondo común está orientado en esa dirección. La orientación filosófica es terminar con el sistema de capitalización individual.
¿Entonces, quiere decir que con esta reforma no se logra, pero podría ser un primer paso?
-Sí, yo creo que es un paso en la dirección incorrecta.
¿Y cuál sería la dirección correcta?
-La única reforma razonable, pensando en la parte de políticas públicas, y no en la parte inversión, es que las personas tienen que aportar entre un 15% y un 18% de cotización durante 30 años si quieren tener una pensión decente, hay distintas opiniones sobre qué significa eso, pero una pensión decente puede ser más o menos entre un 60% y un 80% de tasa de reemplazo. Y a eso no hay vuelta que darle. Eso es el 95% del problema. El resto es pura paja molida, es pura música, como diría Ricardo Lagos. Entonces, cualquier otra discusión de políticas públicas, si las comisiones son altas, si tiene que haber más competencia en el mercado, son puras tonteras.
¿Usted mantendría a las AFP como funcionan hoy, aumentando la cotización?
-Sí, por supuesto. En un país donde ha habido escándalos en la Iglesia católica, Carabineros, militares, municipalidades, la corrupción de las farmacias, del papel confort... las AFP son probablemente las únicas instituciones en Chile donde no ha habido ninguna irregularidad.
Pero están deslegitimadas socialmente.
-Están totalmente deslegitimadas. Todo el mundo odia a las AFP. Es una cosa prácticamente visceral. Pero si uno piensa, claro, uno puede decir que las AFP no se han preocupado de educar a los aportantes. Pero fíjate que son las únicas instituciones en Chile donde no ha habido ninguna irregularidad. Nadie se ha robado un peso. La evidencia fue que cuando la gente ahora fue a retirar la plata, la plata estaba ahí. Nadie se la había robado. Lo que sí, haciendo un aporte del 10% y teniendo una laguna de 10 años, uno no puede esperar tener una pensión decente. Ese es un problema bien grande.
Dijo que la reforma tiene un montón de cosas que son muy malas. ¿Cuáles otras?
-Una es que exista un gestor estatal, esa es una tontera. Primero, porque se ha visto que los privados lo han hecho bastante bien, y el gestor estatal tiene varios problemas, porque el Estado en Chile es emisor de deuda y al mismo tiempo aquí va a haber una parte del Estado que va a estar decidiendo qué es lo que compran, qué es lo que venden, entonces hay un conflicto de interés bastante grande. Y la otra cuestión, hay que ser honestos, es la posibilidad de que se roben la plata.
¿De las reformas previsionales que se han presentado en los últimos años, alguna le ha gustado?
-No, yo creo que son todas un desastre. En la de ahora, la que está presentada en el Congreso, no hay ninguna cosa que me parezca buena.
¿Nada?
-Absolutamente nada. A menos que haya avanzado algo estos últimos dos días, pero más que el subir la cotización, porque evidentemente con 10% los números no dan, yo creo que honestamente no hay ninguna cosa que me parezca buena de la reforma. El administrador estatal, este ente intermedio que recibiría las platas, los préstamos, que una fracción de ese 6% vaya a un fondo común, todas son pésimas ideas. Puede que suene muy negativo, pero no veo nada positivo en la reforma. Bueno, hay otras cosas que son un poco más filosóficas, por ejemplo, en cualquier sociedad razonable tendría que haber un sentimiento de solidaridad y ayudar a la gente que va a tener una pensión pésima. Pero esa yo creo que es una responsabilidad del Estado: las pensiones solidarias deberían salir de los impuestos generales, porque es un gasto de la sociedad entera. Entonces, cargarle la mano a la gente que está trabajando no parece que sea justo, porque es una responsabilidad de todos, de la sociedad.
Todo eso es respecto a la parte de políticas públicas. ¿Y en la parte de las inversiones, qué cambios haría?
-¡Pucha! Un montón. El primero, también filosófico, es darse cuenta que el retorno que tenga la cartera de inversiones, lo que se hace con la plata de los aportantes, es extraordinariamente importante. Por ejemplo, si la cartera de inversiones rentó un 5%, o un 6%, eso puede significar un alza de 30% o 40% en la pensión. Eso es tremendo. Es mucho más importante que toda esta reforma que está proponiendo el gobierno. Para ser franco, creo que el régimen de inversión que existe ahora está malo y hay que escribirlo entero desde cero.
¿Por qué?
-Por varios motivos. El primero es que en este momento existen los multifondos, el A, el B y hasta el E. Nadie sabe exactamente cuáles son los objetivos de esos fondos en términos de retorno o de riesgo. Es una cuestión que nunca nadie la ha definido. Ahora, lo lógico sería que tuvieran un perfil de riesgo y objetivo definido a priori, porque si no, uno no sabe si todo está funcionando o no. El otro problema que tienen, que es bien serio, es que, como está hecho el régimen de inversión chileno, para cada uno de los fondos existen unos límites por clase de activo. Pero existe evidencia bastante clara en la literatura que eso no funciona. Lo que uno tiene que tener es una métrica, una manera de medir el riesgo a nivel del portafolio completo. Entonces, lo lógico habría sido, por ejemplo, establecer un límite de riesgo para el fondo A, uno un poco más severo para el B, etcétera, etcétera. Y el régimen de inversión chileno no tiene una métrica de riesgo, no mide el riesgo a nivel del portafolio. Lo trágico con el sistema chileno, y aquí tal vez viene la parte más jodida, es que se supone que el fondo A es el más riesgoso y debería tener mejores retornos. Y después, el fondo B. Si uno mira la evidencia empírica, en la mitad de los casos el fondo B ha tenido un mejor retorno que el fondo A, lo cual es un disparate del porte de un buque. Es importante mencionar que yo no estoy criticando la gestión de las AFP: las AFP lo han hecho muy bien con una normativa que es un desastre. Y tiene varias otras cosas, por ejemplo, la normativa chilena es bastante castigadora, por así decirlo, con las inversiones en activos alternativos, lo cual es un desastre para un fondo de pensiones.
¿El hecho de que exista un límite que es bajo?
-Un fondo de pensiones es una inversión a largo plazo. Entonces, una de sus características básicas es que no está sujeto a que la gente vaya a sacar la plata de un día para otro. De hecho, si uno mira los fondos de pensiones estadounidenses, los canadienses, los endowments de las universidades, por ejemplo, las universidades estadounidenses todas tienen portafolios que también son de largo plazo, todas tienen una importante inversión en alternativos. Y la normativa chilena es muy negativa con respecto a los alternativos, los trata como si fueran tóxicos. Por ejemplo, la obligación de que si inviertes en dólares, o en otras monedas, tienes que hacer un hedge con monedas, es la estupidez más grande que hay, porque en el fondo es como negar la posibilidad de diversificarse, es negar la posibilidad de invertir en monedas.
¿Mejorar el régimen de inversión es tan importante como subir la cotización?
-Sí. La importancia del régimen de inversiones yo diría que es tanto más que la cotización. Las dos cosas son tremendamente importantes. El tener un retorno de 5% en 30 años y un retorno del 6% en 30 años, es tremendo. Eso puede significa un alza de 30% o un 40% en la pensión, es la diferencia entre tener una pensión de $100 mil y $140 mil. Esa puede ser la magnitud de esto.
¿Y en eso el proyecto está al debe?
-El proyecto no tiene nada. Esto es patético. Si miras todas las cosas que se han discutido de pensiones en Chile en los últimos 20 años, no hay absolutamente ninguna discusión con respecto al régimen de inversiones, todo ha sido en la parte de políticas públicas. Mira el informe de la Comisión Bravo, que fue el último, son 250 páginas y no hay absolutamente nada del régimen de inversiones. Eso yo lo encuentro de locos.
Siempre se ha dicho que las rentabilidades que consiguieron las AFP en el pasado no necesariamente se van a volver a repetir.
-Es complicado decir qué es lo que va a pasar con los retornos a futuro... Pero hay una cuestión que es muy grave y que aquí no han entendido, que es la siguiente: en los últimos 20 años se ha producido en el mundo una tendencia, los mercados públicos se han ido achicando y los mercados privados se han ido agrandando. Por ejemplo, en Estados Unidos las empresas que se abren a bolsa hoy día son menos que antes. Hay muchas que deciden financiarse privadamente. ¿Qué significa eso? Eso significa que si uno se quiere diversificar, la importancia de tener acceso a los alternativos es mucho más importante. Y en Chile eso es muy oneroso. Es un cambio estructural que ha habido en los mercados globales en los últimos 20 años y que le va a pegar muy fuerte a los fondos de pensiones.
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