La globalización, la tecnología y los factores demográficos están creando megatendencias que afectarán el mundo del trabajo en forma dramática. En este contexto, un estudio de la Ocde ubica a Chile entre los países con más riesgos de automatización de empleos, dado su mix ocupacional, por lo que las personas, las empresas y las instituciones deben prepararse para enfrentar este reto y aprovechar las oportunidades de la disrupción tecnológica.
Muchas firmas ya están tomando medidas para prepararse para el futuro del trabajo, modernizando sus enfoques para la atracción, motivación, educación y desarrollo de habilidades.
Por su parte, las instituciones de educación deben preparar a los trabajadores del mañana, sumando áreas de conocimiento en sus mallas curriculares, enfocándose mucho más en habilidades que en conocimientos "duros", así como también mucho más en el entrenamiento permanente.
Parte de ese desafío lo asumimos en EY al organizar el concurso Auditor del Futuro, en conjunto con la Escuela de Contadores Auditores de la UTEM y el Consejo Nacional de Estudiantes de Contador Público y/o Auditor de Chile. Buscamos que los futuros auditores imaginen cómo será su profesión de la mano de la Inteligencia Artificial, Blockchain, Robotics, Big data, etc.
Los ganadores fueron dos estudiantes de la USACH, Ariel Contreras y Leonel Contreras, con su ensayo "Tecnología a un ritmo alarmante". Los desafíos que fueron identificados abarcaron distintos ámbitos, desde los conceptos de educación dinámica con asociaciones universidad-empresas-Estado, trabajo remoto, oficinas virtuales, cloud computing, conocimientos de programación, manejo de bases de datos e infraestructuras tecnológicas físicas y virtuales, auditoría continua, la ética en la era del Big data, habilidades blandas, ciberseguridad, etc.
A estos desafíos con foco tecnológico se deben sumar la reinvención por factores demográficos y cambios culturales, que afectarán los contratos sociales y las políticas públicas.
En el fondo, el futuro del trabajo es también el futuro de la humanidad, y estamos recién comenzando a entender el alcance de su impacto.
Los desafíos por venir sólo podrán enfrentarse de buena forma con la colaboración entre las universidades y el sector público-privado, para lograr que la profesión de contador auditor y todos los ámbitos que se vean afectados, se adapten a las nuevas tecnologías, obteniendo el mayor provecho posible y no quedando atrás en la digitalización.